Shabbat: Adar 18, 5766; 18/3/06 -
Parashat Pará
Un
comentario a la Parashá Ki Tisá
¿De
dura nuca?
Apreciado amigo y discípulo:
En nuestra parashá el Eterno dice lo siguiente
al respecto de los israelitas:
"Yo he visto a
este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura nuca."
(Shemot / Éxodo 32:9)
¿Qué podemos aprender de esto?
Pues, que más grave que el hecho de haber
pecado, es el endurecerse para no enmendar el efecto del error o del pecado.
El Eterno sabe que somos pecadores y falibles, Él nos ha creado así; por
tanto, Él admite nuestros errores y limpia nuestras faltas cuando nos
arrepentimos.
Tal como ha anunciado el profeta de la verdad:
"Los limpiaré de
toda la maldad con que pecaron contra Mí; perdonaré todos sus pecados
con que pecaron y se rebelaron contra Mí."
(Irmiá / Jeremías 33:8)
Pero a Él NO agrada el que endurece su nuca,
el que niega y reniega de sus acciones negativas, y por eso no se encamina
por el buen camino.
A una persona "cabeza dura", que rehusa el arrepentimiento y la enmienda, le
sobrevienen terribles calamidad que ella misma se provoca.
Tal como dice el profeta de la verdad:
"Pero no
quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y
taparon sus oídos para no oír.
Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la Torá ni las
palabras que el Eterno de los Ejércitos enviaba por su espíritu, por
medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira
del Eterno de los Ejércitos.
Aconteció que como llamé y ellos no escucharon, así ellos llamaron y Yo
no escuché, dice el Eterno de los Ejércitos.
Más bien, los esparcí con vendaval por todas las naciones que no
conocían, y tras ellos la tierra fue desolada hasta no quedar quien
fuese ni viniese. Así convirtieron la tierra de las delicias en
desolación.'"
(Zejariá / Zacarías 7:11-14)
Grandes o pequeños pueden ser los errores y/o
pecados que cometemos.
Somos personas, y como tales estamos atados a nuestras imperfecciones, bajos
deseos, transgresiones. Como bien resumiera el inspirado sabio:
"Ciertamente no
hay persona justa en la tierra que haga lo bueno y no peque."
(Kohelet / Predicador 7:20)
Todo sentimos en nuestro interior esta verdad,
todos, con más o menos claridad, llegamos a reconocer que carecemos de
perfección para vivir exentos de pecados.
Ante esta realidad, se nos abren a nuestros pies cuatro caminos, cuatro
maneras de vivir:
-
Dedicados a pecar.
No hacen caso a las advertencias, ordenanzas y consejos de la Torá y los
Sabios; pasan sus días dedicados a satisfacer sus anhelos y en la huida
constante de sus verdaderos terrores.
Se saben desahuciados espiritualmente, y como tales ansían la muerte
prematura que suponen les dará un poco de serenidad a sus atormentados
corazones. Por eso pasan por la vida sin vivirla, son como muertos en
vida (aunque quizás gocen de todo tipo de placer físico y material de
manera intensa).
Es como si en lo más profundo de sus mentes se dijeran: "Si no hay
remedio, soy pecador, ¿para qué esforzarme? Mejor me dejo hundir en la
perdición, en el pecado, en la negación, ¿acaso tengo otra salida?".
Este tipo de personas son los miserables, los que dedican su existencia
a perjudicar al prójimo y a sí mismos. Son de dura nuca, obstinados en
marchar detrás de lo negativo.
-
Sumidos en fantasías o con estrechez
mental.
Estas personas creen hallar su "salvación" al seguir falsas deidades, al
someterse a doctrinas de perdición en ropajes de santidad, al paralizar
su pensamiento por convertirse en ovejas de líderes o ilusiones que
prometen libertad y solamente entregan esclavitud.
En lo más íntimo de sus pensamientos, es como si dijeran: "Solo no
puedo vencer mis terrores, mi pecados. Necesito de un poder superior que
me haga más que vencedor. Quiero sentirme seguro, quiero sentirme
pecador pero salvado".
Y no se complican criticando estos pensamientos, ni su estilo de vida.
No indagan, sino que se someten fanáticamente al "poder" que los
encadena. No les importa si es lícito o no, si es verdaderamente
salvador o no, lo único que les interesa es huir de sus terrores, y para
lograrlo paradójicamente se adentran muy profundo en sus mismos
terrores.
Estas personas son
-
los creyentes en las religiones del
mundo (especialmente los que se hacen llamar "judíos" mesiánicos,
netzaritas, etc.)1,
-
los miembros de sectas fanáticas,
-
los que se pierden detrás de
adicciones (de pastores, slogans, drogas, alcohol, personas,
apuestas, etc.),
-
los que repiten constantemente
consignas y versículos, incluso adecuados al contexto, pero que son
usados como profunda anestesia para estar aislados del mundo y de su
misión en Este Mundo,
-
en definitiva, todos los que para no
encarar la realidad viven de fantasía en fantasía (sea cual sea
ésta).
Son muy obstinados, enceguecidos hasta
grados imposibles de creer, y con gran dificultad reconocen que andan
perplejos y descarriados, y que debieran cambiar su estilo de vida.
-
Hundidos en la des-esperanza.
Se sienten malos, y lo más probable es que nunca hayan hecho algo grave.
Consideran que su mejoramiento se obtendrá solamente a base de intensos
castigos, sacrificios dolorosos, privaciones, estrictas limitaciones. La
tristeza es su compañera de todas las horas, el desánimo es el estilo
con el cual afrontan sus días.
Se sienten malos, pero no por eso se dedican a actuar con malicia,
perciben que eso no es correcto.
Se sienten presos de su vida, pero no por eso huyen hacia la fantasía o
el fanatismo, perciben que allí no hay libertad.
Sienten que hay una salida a sus pesares, pero también sienten que es
muy terrible el precio que deben pagar por esta solución y por eso ni la
intentan.
Así engañados por sus "sentires", pasan por la vida sin vivirla.
También son de "dura nuca", pues mantienen la rigidez de su existencia,
tiesos y sin paz.
-
Viven en verdad.
Estas personas son las que claman desde sus entrañas:
"Señor,
escucha mi voz; estén atentos Tus oídos a la voz de mi súplica.
Oh Eterno, si tienes presente los pecados, ¿quién podrá mantenerse
en pie?
Pero en Ti hay perdón, para que Seas reverenciado.
Yo espero en el Eterno; mi alma espera. En Su palabra
(Torá) he puesto mi esperanza."
(Tehilim / Salmos 130:2-5)
Son personas que viven con verdad,
justicia y bondad.
Saben que pecan y que se equivocan, pero no por eso se consideran
"pecadores", ni se creen merecedores de castigos infernales. Saben que
el Eterno es Juez y Padre, y que Él quiere el arrepentimiento del
pecador, no su destrucción. Por eso se arrepienten sinceramente cuando
corresponde, piden perdón al prójimo y al Eterno; no se sienten sucios
ni avergonzados eternamente cuando deben reconocer sus faltas y pedir
perdón.
Como enseñó el rabí Simja Zissel: "Cuando uno es
flexible, tiene la capacidad para arrepentirse y enmendarse de sus
errores, y cambiar para bien".
No fantasean con ideas falsas y nocivas tales como "la sangre de Jesús
me limpia", ni tienen lemas tales como "haré el mal antes de que alguien
me lo haga", ni constantemente penan sin hallar respuesta.
¡Muy por el contrario!
Son personas que saben sacar el buen jugo a cada momento: gozan en el
momento del gozo, lloran en el momento del llanto, descansan en el
tiempo del reposo, bregan en el tiempo del esfuerzo, etc.
No temen vivir, en cada instante tal como éste se presente, pues aman la
vida.
No temen a vivir, y por eso son los verdaderos constructores del Shalom.
Para ir concluyendo por hoy, recordemos el
proverbio del sabio:
"La persona que
al ser reprendida endurece la nuca, de repente será quebrantada, y para
ella no habrá remedio."
(Mishlei / Proverbios 29:1)
Recuerda esta enseñanza mientras meditas en
cual de las cuatro tipos maneras de vivir te encuentras tú habitualmente.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj! ¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir
shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1- Como mencioné en el comentario de la semana pasada, hay
muchos malvados que se adueñan de las mentes y corazones de "fantaseadores",
y les venden ilusiones de perfección, de amor, de identidad, de ligadura con
Dios. En verdad estos malvados timadores solamente ansían poder y riquezas,
y no tienen interés alguno en el bienestar de "sus ovejas". Son los
"narcotraficantes de la fe". Tienen verdaderos imperios de producción,
distribución y venta de sus poderosas drogas (dogmas, libros, cds, videos,
amuletos, objetos rituales, etc.). Estas drogas son poderosas, pues atacan
con violencia mentes, corazones, familias, etc. Y vienen en envoltorios de
santidad, haciéndose pasar por méritos y bondad. De las drogas espirituales
más nefastas que existen en la actualidad, podemos mencionar entre otras a
los que dicen ser judíos pero no lo son y aman a Jesús (lo crean dios,
Mesías, o rabino), que desde la base engañan a los que consumen sus ideas.
Les mienten diciéndoles que ustedes son judíos (mesiánicos o con otras
denominaciones falsas como ésta), les obligan a hacer actos reñidos con la
Voluntad del Eterno pero ellos afirman que son enviados de Dios. Sus
prédicas son drogas nefastas, que atacan y no brindan factor positivo. Por
lo que les recomiendo, con todo mi cariño y aprecio, que si están infectadas
sus vidas con estas "drogas de la fe", pidan asistencia a verdaderos
maestros y rabinos, gente que en verdad está comprometida con la Torá y con
el crecimiento integral de la persona.
Dejen de lado a esos "narcotraficantes de la fe" que ustedes llaman
"pastor", "jajam", "pakid", "moré", "rabí", pero que en verdad no son más
que avispados comerciantes de la "fe"; pues estas personas solamente aman
sus bolsillos, sus carteras, y todo lo que ustedes les puedan dar para que
ellos acrecienten su poder terrenal. Mientras tanto, ustedes están con sus
almas debilitadas, con sus lazos familiares rotos, con sus vidas truncadas,
y para peor con su relación con Dios manchada y corrompida.
No sean obstinados, no endurezcan su cerviz, si se dan cuenta de que están
viviendo en la fantasía creada por un miserable, ¡están a tiempo de volver
al buen camino! ¡Vuelvan
al camino de la Luz!
Si solamente tienen una pequeña duda, aunque sea pequeñita, no dejen de
indagar en la VERDADERA TORÁ, pues el feo producto de los "narcotraficantes
de la fe" no resiste la mínima confrontación con la Luz de la Torá.
Anímense mis queridos, vengan al camino de la Luz. El Padre los espera de
este lado... lejos de los pordioseros que corrompen la verdad.
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
HACIENDO CLIC
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