Shabbat II Adar 4, 5763 - 8/3/03
Comentario de la Parashá Pekudei :
Benditas las obras del amor
El Mishkán, ha sido levantado en mitad de la nada, en la infertilidad
del desierto, en la posibilidad de todo.
Culmina la edificación del Santuario (del microcosmos
planificado por Dios para reflejar y perfeccionar al universo).
Termina la construcción del Santuario, que fuera obra:
Así completan los hijos de Israel de cumplir
fidedignamente todo el trabajo, conforme a lo que el Eterno estableciera
para hacer.
Y entonces:
"Moshé [Moisés] vio toda la obra, y he aquí
que la habían hecho como el Eterno había mandado; así la habían hecho. Y los
bendijo Moshé [Moisés]."
(Shemot / Éxodo 39:43)
Cuando el sabio contempla la obra de hombres,
en armonía con el divino designio, no puede dejar de emitir una bendición
que reconoce la santidad de lo actuado, la belleza trascendente de lo
adquirido a través de la personal labor.
De modo paralelo a como el Eterno hiciera al contemplar Su obra:
"Elokim vio todo lo que había hecho, y he
aquí que era muy bueno... Por eso Elokim bendijo y santificó el séptimo día,
porque en él reposó de toda su obra de creación que Elokim había hecho para
hacerse."
(Bereshit / Génesis 1:31, 2:3)
Similar efecto de bendición acontece cuando se
cumple con las mitzvot -los preceptos- (que son el
detallado programa para perfeccionar a la persona y la sociedad que el
Eterno ha entregado a Israel). Cuando la persona acata fielmente los
mandamientos, ¿cómo no habrá de sentir la energía de la bendición llenando
cada poro de su existencia? ¿Cómo no habrá de gozar la dicha de estar
sirviendo al Rey, de acuerdo a lo que es Su deseo?
En palabras del salmo:
"Sea sobre nosotros la gracia del Eterno
nuestro Elokim. La obra de nuestras manos confirma entre nosotros; sí,
confirma la obra de nuestras manos."
(Tehilim / Salmos 90:17)
La obra de nuestras manos, es lo que atrae la
gracia del Eterno.
El cumplimiento de Sus mandamientos, es lo que hace de la persona un
recipiente de Sus bondades pródigas.
¿Y qué es la acción acorde al deseo de Dios, sino la mejor manifestación de
nuestro amor por Él?
Pues, el amor verdadero no es el arrebato de la pasión, ni el ardor opresivo
del capricho, ni la ceguera del enamoramiento, ni la indefinición del
romanticismo, ni la superficialidad del sentimiento, ni las promesas
soltadas al vacío... no, nada de esto es la manifestación real del amor...
El amor se expresa por actos concretos, el amor se evidencia en los hechos,
el amor es un resultado de acciones y no de emociones.
Cuando el que ama dedica su esfuerzo para sacar a relucir lo mejor de la
persona amada, en concordancia con sus potencialidades, y en ausencia de
cualquier deseo egoísta, estamos en presencia del amor interpersonal.
Cuando el que ama a Dios se dedica a acatar Sus órdenes, las entienda o no,
y las cumple tan sólo porqué eso es lo que Dios demanda, entonces estamos en
presencia del máximo amor que una persona puede demostrar por Dios.
Ese es el amor que manifestaron los hijos de Israel al erigir el Santuario,
y ese es el amor que sostuvo y sostiene al judaísmo vigente, rozagante y
confiado en alcanzar un mundo mejor, incluso hoy más de 3000 años después, y
tras decenas de exilios, persecuciones, censuras, opresiones y
seudo-libertades.
El amor está en los hechos, no en las
palabras, ni en la fe.
Y la bendición, como no podía ser de otra manera, está en el amor:
"El Eterno guarda a todos los que Le aman,
pero destruirá a todos los impíos."
(Tehilim / Salmos 145:20)
¡Les deseo Shabbat
Shalom!
Moré Yehuda Ribco
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los podrá hallar
HACIENDO CLIC
AQUÍ.
De la Parashá Pekudei
comentario@serjudio.com?subject=Pekudei 63 |