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  Lic. Prof. Yehuda Ribco // Adar 1, 5764 - 23/2/04

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Parashá  >> Shemot / Éxodo

      Terumá > Shemot 25:1- 27:19

Shabbat: Adar 6 // 5764, 28/2/04

Comentario de la Parashá - Terumá:
Oro, plata y cobre

(Esta semana corresponde leer la parashá llamada Terumá ("Ofrenda") que es la séptima del segundo tomo de la Torá, el sefer Shemot, conocido en español como "Éxodo").

Entre los quince elementos que la Torá indica como ofrendas destinadas a servir en la obra de construcción del Santuario, hallamos los siguientes:

"Ésta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, bronce..."
(Shemot / Éxodo 25:3)

Cada uno de estos metales está en representación de un nivel diferente de tzedaká (justicia social, o caridad), y de paso sirve para ilustrar tres estilos de vida:

Oro: éste representa a la caridad que la persona da cuando ella y todo lo suyo están sanos y las cosas van bien. Es una dádiva generosa, sin el ánimo visible de reclamar por necesidades reales y urgentes. En su grado máximo es la generosidad que da, por amor al que recibe.
Si bien, a veces, en el fondo del alma del donante, suele subyacer un interés personal, egoísta; al respecto, tomemos el ejemplo que nos ilustra acerca de esto en la actitud inicial de Iyov/Job:

"Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos sus hijos.
Pues decía Job: 'Quizás mis hijos habrán pecado y habrán maldicho a Elokim en sus corazones.'
De esta manera hacía continuamente.
"
(Iyov / Job 1:5)

Plata: ésta caracteriza un nivel inferior de caridad, que es dada cuando la persona (o alguno de sus allegados) ha caído enferma o en desgracia.
Es una donación interesada, pues se está como negociando la sanación o salvación por medio de una concesión.
En el alma del donante suele cruzarse un pensamiento similar a éste: 'yo entrego intencionadamente (pero sin voluntad) esto que me pertenece, a cambio de que no me sea quitado aquello otro que también me pertenece y a lo cual tengo mayor afecto o apego'. Un pensamiento de este estilo, está en la línea del que vive de acuerdo a la (enfermante) idea que el auto-castigo es preferible al castigo que proviene de otro (cuando se piensa de esta manera inconscientemente, es una agobiante carga para el espíritu de la persona. Pero, cuando el pensamiento es consciente, es uno de los grados del arrepentimiento sincero).
Un ejemplo que ilustra esto lo hallamos en la siguiente reacción del rey Shaúl/Saúl:

"Entonces Shaúl [Saúl] dijo a Shemuel [Samuel]: -Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento del Eterno y tus palabras, temiendo al pueblo y accediendo a su voz. Perdona, por favor, mi pecado, y vuelve conmigo para que yo adore al Eterno."
(1 Shemuel / I Samuel 15:24-25)

Cobre: con éste llegamos al nivel más bajo de dar (dar-se), que es cuando la persona (o algo de su cercanía) está en una situación altamente dramática, peligrosa en grado sumo, y entonces la persona movida por su miedo abre su mano no-generosa como un medio casi mágico para detener aquello que tanto teme.
Es como el manotazo del que se está ahogando, que hace lo que puede en su desespero para no fallecer en la oscuridad.
Su corazón no está en la vía del arrepentimiento sincero, ni del retorno a la senda del Bien, sino que está acelerado por el temor o el voraz sentimiento de culpa.
El ejemplo que lo ilustra es:

"Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
"
(Ieshaiá / Isaías 1:15-16)

Sea cual fuera el motivo para cumplir con la tzedaká, nunca es tarde para hacerla.

Si usted está siendo generoso como el oro, como la plata o como el cobre, mi consejo es que se mantenga en la senda del que abre su mano al prójimo, pues haciendo así sigue avanzando por el camino del crecer integralmente. Si aún su corazón no es de oro, no se apene que si sigue actuando bondadosamente ya llegará su tiempo para ser de oro.

Y si usted reconoce que no está actuando como ninguno de los tres anteriores, ¿no le parece momento para reflexionar y comenzar a hacer las reparaciones imprescindibles en su vida?

Con gusto le ayudaré.

¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco


Notas:

Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.

Relato

El distraído barón de Münchaussen sin notarlo se adentró en las sinuosas arenas movedizas.
Recién se percató de su espantosa situación cuando sus pies patalearon por un largo rato para tan sólo hundirse más y más.
Sorprendido y acorralado, manoteó el aire inútilmente, nada ni nadie estaba allí para rescatarlo del pozo en el cual él mismo se había adentrado.
El tiempo impávido pasaba, y con cada instante muerto, un pedacito del barón se iba a las entrañas de las arenas.
Hasta que, en un genial arrebato, el barón supo cuál sería su salvación.
Llenó de esperanza y vanidad, el barón con ambas manos asió fuertemente los cabellos de su cabeza, y comenzó a tirar de ellos para arriba, y tiraba y tiraba y tiraba... mientras se iba y se iba y se iba al fondo...

 

 

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
     

  • ¿Sabe usted cuál es la arena movediza en la cual usted quizás se ha introducido?
     

  • El inspirado salmista confesó que: "¿Acaso no aborrezco, oh Eterno, a los que Te aborrecen y contiendo contra los que se levantan contra Ti?" (Tehilim / Salmos 139:21).
    ¿Cuál debiera ser la conducta y actitud del fiel al Eterno respecto a los que Lo desprecian?
     

  • El proverbista, con respecto al que sufre de dependencia al alcohol proclamó: "Pesada es la piedra; también la arena pesa. Pero el enojo del insensato es más pesado que ambas. Cruel es la ira e impetuoso el furor; pero, ¿quién podrá mantenerse en pie delante de los celos?" (Mishlei / Proverbios 27:3-4).
    De acuerdo a esta enseñanza verdadera, ¿en qué se asemeja una persona que no canaliza positivamente su energía, con uno que se hunde en arenas movedizas?
    ¿Conoce usted persona que están ilustradas por estas palabras del proverbista?
     

 

De la Parashá Terumá

 

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