Responsable: Lic.  Prof. Yehuda Ribco (Tevet 28, 5762 - 12/1/02)

Beshem H' El Olam


 
Parashá - Shemot

 Vaerá 6:2- 9:35

Un estudio acerca de la Parashá                                                             

Cuestión de costumbre

Está escrito en la parashá: "De esta manera habló Moshé [Moisés] a los Hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moshé [Moisés], a causa de la angustia de ánimo y del duro trabajo."
(Shemot / Éxodo 6:9)

Para hacer frente a los grandes gastos en los Iamim Noraim (Altas Fiestas), la sinagoga de la ciudad puso en venta entradas para ocupar los asientos dentro del templo. Era una cuestión necesaria aunque no agradable, pues durante el resto del año los remisos dineros que entraban a la sinagoga provenían de las donaciones voluntarias de los congregados.
Por esta situación, llegados los días reverenciales, los shamashim (conserjes) impedían el paso a todo aquel que no hubiera adquirido su correspondiente entrada.

Era la primera tarde de Rosh HaShaná cuando un joven nervioso se presenta en la puerta del Bet HaKneset y solicita ingresar. Los shamashim no le autorizan, pues no cuenta con su sitio. Entonces el joven ruega:
- Por favor señor, es una cuestión urgente, tengo, necesito, debo hablar con mi padre que está dentro...
-No y no. La orden es: sin boleto no hay entrada.
- Pero señor, no es más que entrar y salir. Es imprescindible que le diga a mi padre algo urgente... por favor...
- Está bien, está bien. Me has enternecido... debe ser por las fechas en que estamos. Puedes pasar, pero, ¡pobre de ti si entro y te encuentro rezando!

Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco

Destellos de la parashá

Sidrá 14ª de la Torá; 2ª del sefer Shemot / Éxodo.
Entre versículos 6:2 y 9:35.
Haftará está en Iejezkel / Ezequiel 28:25 – 29:21.

El sufrimiento de los Hijos de Israel es tan grande que deja de ser absorbido por el inconsciente de lo cotidiano y se transforma en figura resaltante. Es decir, finalmente los Hijos de Israel reconocen su miserable situación.
La persona humana es tan plástica, posee
la facultad para acomodarse de tal manera que parecería poder sobrevivir hasta lo improbable. Y cuando la acomodación se ha producido, lo que molesta tiende a desaparecer de la conciencia, va camino al olvido, a pesar de estar presente.
Pero, tras siglos de acostumbramiento a la tormentosa esclavitud, a la vejación total, los israelitas renacen al re-conocimiento, re-viven a sentirse ultrajados, y recuerdan que existe la promesa para ser mejores.
Y cuando eso acontece, es que la Torá menciona que "Dios, cuando los escucha, los recuerda merced al pacto entablado con sus antepasados" (6:5)... sin embargo, los Hijos de Israel ya están nuevamente esclavizados por la normalidad...
Luego se suceden las maravillas y portentos en pos de la liberación.
Primero son milagros minúsculos, incluso que entran dentro del alcance de las ciencias de aquella alta cultura egipcia.
Pero luego, los sucesos van marcando la presencia de lo sobre-natural operando en la naturaleza.
Y es el corazón acobardado y endurecido de Faraón y los suyos, los que los ciegan a constatar la realidad.
Es su ceguera lo que los lleva hacia el fracaso.

De la Parashá

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