El quinto día del mes de Iyar (generalmente es en mayo) se festeja el Día de la Independencia del Estado de Israel, proclamada el 14 de mayo de 1948.

Con el nacimiento del Estado de Israel se materializó el sueño de casi dos milenios del pueblo judío, de retornar a la tierra de sus antepasados, y vivir como una nación independiente y soberana, nunca más sometida a la bajeza de las naciones idolátricas, o a la complacencia de los huéspedes amistosos y benditos.

Esta tierra nacional tiene un vínculo no interrumpido con la Familia judía de más de 3800 años, desde la época de los primeros patriarcas hasta la actualidad, que fuera refrendado por la promesa divina: "Aquel día el Eterno hizo un pacto con Avram [Abram] diciendo: -A tus descendientes daré esta tierra, desde el arroyo de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates" (Bereshit / Génesis 15:18).

Por tanto, el renacimiento de la soberanía judía en su madre tierra es tomado por muchos judíos como un día muy festivo, tanto en el Estado de Israel como en las tierras de la dispersión.
Y no es para menos, pues se festeja un acontecimiento único en la historia de los pueblos: el renacer de una nación en su tierra ancestral/histórica, tras casi dos mil años de dominios extranjeros, expulsiones y destrucción.

Si bien el movimiento político conocido como Sionismo es mayormente un modo laico de expresar el nacionalismo judío, para muchos miembros de la nación Iom HaAtzmaut  -el día de la Independencia de Israel- es señalado como el albor de la Era Mesiánica.
Ya que en respuesta al llamado de Dios: "-¡Volveos, oh hijos rebeldes, y os sanaré de vuestras rebeliones!", han respondido los hijos: "-Henos aquí (en Israel); nosotros venimos a Ti (a Jerusalén), porque Tú eres el Eterno nuestro Elokim." (Irmiá / Jeremías 3:22).

Con el espíritu de preservar la trascendencia del momento, y del suceso, alguno de los mayores dirigentes contemporáneos marcaron el 5 de Iyar como un día de fiesta para todas las generaciones.