Lic. Prof. Yehuda Ribco // Elul 21, 5763 - 19/9/03

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Rosh HaShaná
Cabeza y no rabo
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Este año que está por comenzar, nuevamente el primer día de Rosh HaShaná coincide con Shabbat, lo que dota a esta jornada de una energía particularmente intensa.
Energía que es imprescindible evaluar adecuadamente, para poder manejarla de manera tal que reporte bendiciones para la persona y su entorno (y no lo contrario, Dios no permita).
Para entender de qué estamos hablando, debemos saber que Rosh HaShaná según su traducción literal es: "Cabeza del Año", lo que nos está indicando que todo lo que acontecerá en nuestras vidas a lo largo del año que comienza tiene alguna vinculación con este día, con estas pocas horas. Puesto que, es la cabeza la que decide, organiza y procede a concretar.

Por ser esta fecha de tal importancia, es que la Tradición nos estimula a que dediquemos muchas horas y energías al rezo puro, que es la introspección sólida y la sincera comunicación entre el modesto hombre y el Todopoderoso.
Pero, es interesante advertir que el rezo no queda limitado solamente a la sinagoga, a las plegarias establecidas en el Majzor, que sin dudas son valiosísimas, pero que no colman lo que la persona puede hacer para perfeccionarse por medio del rezo.
También ha sido establecido que se rece al momento de gozar de las comidas festivas.
Si prestamos atención, nos encontramos que en la mesa de Rosh HaShaná se ponen alimentos simbólicos y se recitan bendiciones que alientan a comenzar el año con un ánimo positivo y de anhelo de crecimiento.
Por ejemplo, a diferencia que en el resto del año, la jalá no se unta en sal, sino que se remoja en miel.  O recordemos la manzana que también se sumerge en rica miel para luego ser ingerida, aunque antes se ruega al Eterno para que nos bendiga con un año de buenas noticias, y de verdadera dulzura.

Y ya que hemos mencionado cabezas, destacamos ahora la costumbre que tienen algunos de comer cabeza de pescado o de oveja en la primer noche de la festividad. Antes de comer este manjar extraño, se bendice: "Quiera ser Tu Voluntad, que podamos ser cabeza y no rabo".

Si prestamos atención a la frase tradicional, podemos encontrar que hay algo que parece sobrar, ya que, ¿si pedimos ser cabeza, para qué es necesario decir que no seamos rabo?
¿No es suficiente si se pide ser cabeza?

Para contestar, recordemos una vieja anécdota acerca de los sabios de la ciudad de Chelmo.

Una mañana un hombre ve una larguísima fila de personas en la calle, y le asalta la curiosidad. Así que sigue la fila hasta el último de los que la forman, y entonces pregunta: ¿Qué haces en esta fila?
El hombre le contesta: No tengo idea. Vi la fila, y supuse que si hay tanta gente en ella, ¡algo deben regalar! Así que, aquí espero a que sea mi turno...
Con más curiosidad todavía, el que había preguntado fue avanzando de uno a uno preguntando por el motivo que los hacía formar parte de la cola. Y la respuesta era siempre similar: No sé, pero de seguro que valdrá la pena.
Por fin, llegó hasta la cabecera de la fila.
Entonces preguntó: ¿Qué es lo que haces en esta fila?
Y el cabeza de fila dijo: Yo estaba caminando, me detuve unos instantes a descansar, y al levantarme esta manada de tontos estaban detrás de mí, siguiéndome...
El preguntón desconsolado dijo: Entiendo que los otros estén con la fantasía de que la fila les dará algún premio. Pero, ¿por qué tú todavía no abandonas la fila? ¿Acaso no sabes que no tiene sentido?
Y el cabeza respondió: ¿Qué? ¿Abandonar la fila? ¿Que no tiene sentido? ¡De ninguna manera! Es la primera vez en mi vida que soy el jefe de algo, y no me lo perderé por nada...

Así pues, hay una interesante lección en la oración: "Quiera ser Tu Voluntad, que podamos ser cabeza y no rabo".
"No seamos rabo", se puede entender como: no seamos seguidores esperanzados en fantasiosos premios, que no aferremos a falsedades, a anhelos vacíos, a doctrinas muertas, a idolatría y error, a terquedad y ceguera... que no seamos rabo.
"Seamos cabeza", se puede entender como: encontremos un verdadero motivo para avanzar, que podamos construir un sentido trascendente para nuestra vida, que no nos contentemos con migajas sino con lo mejor que podemos alcanzar, que luchemos por llegar a ser aquellos que podemos ser.

Esa es la esperanza cuando un nuevo año comienza,
que nos aventuremos a ser cabeza
usando la cabeza.