¿Experimentas esto en tu Shabbat?
Esta es una de las secciones en la Torá en
donde se nos ordena e instruye acerca del cuidado y cumplimiento del
Shabbat:
Muchas son las enseñanzas en tan breve
párrafo, pero quisiera que en esta oportunidad nos concentráramos brevemente
en un aspects. Quizás más adelante estudiaremos otros más, si D. quiere.
Notemos que la Torá no ordena a la persona
judía que se abstenga de "trabajo" -avodá-, sino que está decretando
que se cese de "obra" o "labor" -melajá-.
¿Cuáles son la diferencias básicas entre
melajá y avodá?
Pongamos esquemáticamente la respuesta:
Melajá1:
-
Actividad creativa.
-
Dominio sobre la naturaleza.
Avodá2:
-
Esfuerzo.
-
Ocupación, profesión.
Cuando llega Shabbat, y por respeto al Eterno
nos abstenemos de toda melajá, estamos no solamente cumpliendo
con lo que nos corresponde como judíos, sino además que le estamos
proveyendo a nuestra existencia de un sentido de trascendencia y conexión
con la eternidad.
Es el shabbat vainafash (Shemot/Éxodo 31:17), el cese de las labores
para que sobresalga el aspecto espiritual.
Es lo que en su lenguaje los Sabios de antaño (TB Beitzá 16a) describieron
como la neshamá ieterá -el espíritu suplementario- que rebosa en el
judía y la judía durante el Shabbat.
Sentimos como nunca que tenemos un espíritu de santidad que fluye en nuestro
ser, dándonos una existencia real, inigualable de otra manera.
Cuando descubrimos los dos motivos
fundamentales para la prohibición de toda melajá, podemos
comprender el origen de esta nutrición espiritual sin parangón.
Veamos entonces estos dos motivos:
-
Recuerdo de la Creación del Universo:
el Eterno en seis etapas sucesivas creó todo lo que existe, pero en el
séptimo período de tiempo cesó toda labor de creación. Él no precisa
descanso, por lo que el hecho de haber cesado en Su creación nos permite
entender que: Él ha creado todo en su justa medida, ya que Él es
perfecto y en nada yerra. Por tanto, aquello que no está terminado,
tiene el potencial de ser perfectible. Al mismo tiempo, nos da una
importante misión, el asociarnos a Él para concluir aquello que Él dejó
en estado potencial.
Esto nos enseña dos pautas sustanciales para nuestra vida:
-
Humildad: el mundo no depende
de nosotros, somos parte de él; seguramente que cada uno de nosotros
es único e importante, pero si aprendemos nuestro verdadero sitio y
valía, ganamos inmensamente. Hay un Creador, que es también
Legislador. Él ha hecho el Universo y lo mantiene en existencia. Por
tanto, puedes tomarte perfectamente un día cada seis para cesar de
todas tus labores, puedes interrumpir la esclavitud a las
actividades productivas, pausar y al sometimiento de la naturaleza a
tu dominio humano; para de ese modo re-encontrarte con tu verdadera
esencia e ir al genuino encuentro del otro y del mundo.
Dejamos de lado la impostura de ser "amos del universo", "dueños de
la situación", para apreciarnos en nuestro lugar infinitamente
hermoso, que es el que el Padre nos ha dado en Su Misericordia.
El mundo no gira alrededor tuyo, eso lo aprendes respetando el
Shabbat.
-
Serenidad: cuando tenemos idea
acertada de nuestro verdadero valor, es decir, cuando percibimos a
través de una correcta auto-estima, entonces se nos abre el camino
para una vida libre de estrés negativo. ¿Cómo nos vamos a inquietar
cuando estamos confiados y somos conocedores de nuestros límites y
potenciales? ¿Cómo vamos a perder la calma cuando sabemos que Él no
nos exige ser perfectos y completos, sino solamente a que nos
esforcemos sinceramente a hacer lo mejor?
Cuando hacemos nuestra parte, sin presiones ni angustias, estamos
alcanzando realmente el estado de "completo" que Él ha querido para
cada uno de nosotros.
Esto nos da paz, calma, sosiego verdadero.
-
Recuerdo de la Salida de Egipto: el
Eterno, en "persona" fue el que libertó a la nación judía de la tremenda
esclavitud a la que estaban sometidos. No fue un ángel, ni un enviado,
no Moshé, ni una personalidad diferente; fue Él quien se encargó de
darnos nuestra primera libertad. Cuando hizo así nos enseñó a valorar al
ser humano, a reconocer que no solamente de pan vivimos; que el trabajo
material es fundamental e indispensable, pero que éste falto de
espiritualidad, es lo mismo que una cáscara que solamente contiene
vacío. Nos instó a detener nuestras labores durante una jornada, para
que de ese modo comprendamos que somos personas, hijos de Dios, y no
solamente máquinas biológicas de trabajo.
Esto nos enseña dos pautas esenciales para nuestra vida:
-
Libertad: aquel que nos ha dado
la vida, nos ha creado para ser libres, y nos provee directamente de
los métodos para gozar de libertad y desarrollarnos con ella. No
depende la libertad de declaraciones de organismo internacionales,
ni de la bondad de los gobernantes, ni de las armas portadas por
revolucionarios; la libertad depende de que actuemos todos en
concordancia con los mandamientos que el Eterno nos ha dado.
Cuando hacemos caso a Su palabra, entonces estamos trabajando para
ser verdaderamente libres y ayudar a liberar a nuestro prójimo y
sociedad.
Hay esclavitud y hay libertad, y Shabbat nos insta a ser libres, de
la única manera posible: sometiendo nuestras pasiones a la Voluntad
del Padre.
-
Confianza: como sabemos
indudablemente que Dios existe, pues no depende de la fe nuestra
convicción, sino que tenemos la certeza de Su existencia pues hemos
experimentado personalmente Su intervención en nuestra redención de
Egipto; entonces, podemos vivir confiados en que no estamos solos ni
desamparados. Podemos quitarnos de encima el miedo a la muerte y a
lo desconocido. Podemos desatarnos de adicciones y temores
infundados. Podemos eliminar mediadores espirituales e insulsos
ritos de hombres, pues: Dios existe y Se preocupa "personalmente"
por nuestro bienestar.
¿Precisamos algo más para entrenar nuestra confianza en Él, y
nuestra seguridad personal?
Si llega el séptimo día y no has vivenciado (o
al menos aprendido) el valor de estas cuatro pautas que recién te he
mencionado, entonces, hay algo que te está faltando en tu vínculo con el
Shabbat.
¿Qué esperas para probar un mundo de delicias
una vez a la semana?
Notas:
1- La descripción de las
melejet majshevet, que provee la Torá (parashat
Vaiakel) en la sección de la erección del Mishkán -Santuario-, sirven
como fundamento para las normas de las labores prohibidas en Shabbat.
Recomiendo que se lea también el texto que se abre
haciendo clic aquí.
2- Cuando la avodá
incluye alguna melajá, o cuando la avodá imposibilita a la
persona dedicarse a plenitud a la espiritualidad, entonces no se debe
ejercer la tal avodá.
Por supuesto que cuando peligra una vida, aunque sea remotamente, se permite
realizar cualquier actividad necesaria para preservar la vida.
Moré Yehuda Ribco
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