La promesa que nos mantiene
En pocos días más celebraremos nuevamente
Pesaj.
Nos reuniremos con familia y amigos en torno a una mesa, en torno a un
relato, en torno a un ideal de redención.
Celebraremos, comeremos, cantaremos, preguntaremos, narraremos, nos
divertiremos en tanto aprendemos.
En cierto momento, si seguimos el orden
establecido certeramente en la Hagadá, pronunciaremos con firme serenidad
las siguientes palabras del famoso vehi shemada:
"Y ella (la
promesa) fue la que mantuvo a nuestros antepasados y a nosotros, pues no
sólo uno fue quien se levantó contra nosotros para exterminarnos, sino
que en cada generación se levantan contra nosotros para aniquilarnos,
mas el Santo, bendito es Él, nos salva de sus manos."
¿Cuál es esa promesa?
La que el Eterno hiciera a nuestro
primer patriarca, al patriarca de los judíos, a Avraham:
"Debes saber que
extranjera será tu descendencia en una tierra ajena y los esclavizarán y
los oprimirán ... Y también al pueblo que servirán, juzgo Yo, y luego
saldrán con gran riqueza"
(Bereshit/Génesis 15:13-14)
Tal como dice la Hagadá, no es una promesa que
se quedó petrificada en el pasado, sino que el Eterno la reitera una
generación detrás de otra, pues, para nuestro dolor, no faltan perseguidores
que nos quieren aniquilar.
Es el Amor de nuestro Padre, y Su fidelidad perfecta, la que nos ha
mantenido y sostiene, a pesar de que cada época trae a sus opresores, a sus
malhechores, a los imperios del mal (I.MA.)
que buscan nuestra completa destrucción.
Tal como ha dicho Dios a través del profeta:
"Así
ha dicho el Eterno, el que te creó, oh Iaacov [Jacob]; el que te formó,
oh Israel: 'No temas, porque Yo te he redimido. Te he llamado por tu
nombre; tú eres Mío.
Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo; y cuando pases por los
ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás; ni la
llama te abrasará.
Porque Yo soy el Eterno tu Elokim, el Santo de Israel, tu Salvador...
Puesto que ante Mis ojos tú eres de gran estima, y eres honorable, y Yo
te amo...
No temas, porque Yo estoy contigo..."
(Ieshaiá / Isaías 43:1-5)
El Eterno es nuestro Salvador y Protector, ¿a
quién o qué habremos de temer?
Tal como manifestó con noble infalibilidad el inspirado David:
"El Eterno es mi
luz y mi salvación; ¿de quién temeré? el Eterno es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién me he de atemorizar?"
(Tehilim / Salmos 27:1)
Son los perversos del mundo, los rebeldes, los
santos disfrazados de píos, son ellos los que tiemblan cuando escuchan los
pasos del Eterno que se aproximan.
Son los malvados, que bien dentro de sus almas corrompidas por la maldad se
aterrorizan y esconden al saber que el Juez está decretando Sus sentencias
(Bereshit / Génesis 3:8) y que sobre ellos está decretado el justo y
merecido castigo por sus maldades.
Se sobrecogen los corazones del Imperio del Mal (IMA), pues el Eterno es
Juez y Fiel, y no desecha a Sus amados, a sus fieles (judíos y noájidas)
aunque Él mantenga Su Presencia oculta del mundo durante épocas de
tribulación para Sus amados (Devarim / Deuteronomio 31:17; Tehilim / Salmos
56:3).
PERO,
los fieles al Eterno, confiamos en el Fuerte de Israel y por eso cantamos
junto al rey David:
"En Elokim he
confiado. No temeré lo que me pueda hacer el hombre."
(Tehilim / Salmos 56:12)
Ahora bien, debes saber que hay cuatro tipo de
malhechores que buscan la destrucción de Israel; cada tipo con sus métodos y
sus artimañas, pero todos ellos con el mismo objetivo: rebelarse contra el
Padre y perjudicar (o exterminar) a los que son Sus fieles.
Están "los Labán el arameo", "los Faraón", "los Amalec,
Amán" y "los Antioco".
Te hablaré muy brevemente de uno de estos
tipos, para que tengas cuidado y vayas con precaución, no sea que caigas en
alguna trampa de estos enemigos del Eterno.
El que te describiré son los que podemos
llamar "los Labán el arameo".
Son muy arteros, hábiles para el engaño, la estafa, la mentira, el truco.
Son extremadamente violentos, pero saben actuar con diplomacia en público,
de manera tal de poder llevar a cabo sus planes con mayor eficacia. Se
atreven a formar parte en nuestras instituciones, se emparientan con
nosotros, se hacen llamar nuestros amigos o semejantes, se disfrazan "de
nosotros", para de esa manera corroernos desde el interior.
Sin piedad te acuchillan por la espalda, cuando menos lo estás esperando, y
para peor, se presentan públicamente ellos como las víctimas dolidas de vaya
uno a saber que acto en su contra.
Se llenan la boca de "fidelidad", "Dios", "amor", pero cuando hablan en
privado, sus lenguas destilan "maldad", "Yeshua", "destrucción"...
Se presentan como ovejas de tu mismo rebaño, pero es una piel que han robado
para ocultar sus feas garras y sus malolientes intenciones.
Se aprovechan de la ingenuidad y la ignorancia para hacer estragos, y
pareciera que no hay quien los detenga. Pues, son muy hábiles, tal como su
padre Labán, para cometer estafas casi impunemente.
Obviamente que te has dado cuenta que en
nuestra época estos pérfidos personajes son los del estilo de asociaciones
de "mesiánicos
israelitas" (judíos por Jesús, netzaritas, o cualquier otro engañoso
nombre que se pongan).
Recuérdalo y no lo olvides: desean tu aniquilación, y no dudan en usar
cualquier método para conseguirlo. Su primer objetivo es corromper nuestra
identidad. Cuando consiguen esto, defecan su veneno en nuestra
espiritualidad, contaminando sus ideas y doctrinas enfermizas y paganas en
nuestra santa espiritualidad que emana directamente de la Torá del Eterno.
El último paso en sus planes es la desaparición del judaísmo, y también de
todo gentil que sea
fiel al
Eterno por medio del cumplimiento de los
mandamientos para las naciones.
Recuérdalo y no lo olvides: estos nos quieren eliminar a TODOS.
Actualmente son una de las peores lacras que debemos soportar. Se infiltran
en cualquier lado que deje abierta una rendija para ellos. Convencen a
buenas personas ingenuas para que sean seguidores de sus patrañas. Consiguen
aliados por medio de extorsión, violencia, soborno, promesas de poder.
Mienten a diestra y siniestra, y no temen hundir en un mar de mentiras
inmundas a cualquier que dignamente se levante en su contra. Han conseguido
llegar al Estado de Israel, para defecar allí a nuestro hermanos que no
están muy claros en cuanto a espiritualidad.
Como te expliqué, sus armas son múltiples y no conocen la piedad ni la
compasión, solamente su anhelo de extinguir las trazas del Eterno en este
mundo.
No son una fantasía, no son parte de un cuento de la antigüedad, son un
peligro real que está a la puerta, ¿o quizás ya han penetrado en la
fortaleza de Sión?
Gracias a Dios, su Imperio del Mal está
resquebrajándose, pero igualmente siguen teniendo el poder que les brinda el
manejarse detrás de una apariencia de piedad y santidad.
¿Qué puedes hacer tú para no ser víctima de
estos enemigos del Padre y tuyos?
Ante todo estar informado de su presencia y de sus estrategias para
embrollarte, de modo tal de que no seas una fácil presa de sus ingeniosas
trampas:
"No dejes que mi
corazón se incline a cosa mala, para hacer obras perversas con los
hombres que estafan. No coma yo de sus manjares."
(Tehilim / Salmos 141:4)
Luego, debes estudiar con ahínco Torá, aquello
de lo que tienes permitido, y que te brinda nutrición para tu espíritu y
orden a tu vida:
"la Torá del
Eterno es perfecta; restaura el alma. El testimonio del Eterno es fiel;
hace sabio al ingenuo."
(Tehilim / Salmos 19:8)
Debes también abocarte a cumplir con los
preceptos que el Eterno te ha encomendado, pues una persona plena de
acciones virtuosas difícilmente será víctima de los engaños:
"Los preceptos
del Eterno son rectos; alegran el corazón. El mandamiento del Eterno es
puro; alumbra los ojos."
(Tehilim / Salmos 19:9)
Y por supuesto, debes mantenerte totalmente
apartado de estas personas indignas, de estos falsos "judíos mesiánicos", y
de todas sus publicaciones y objetos que solamente te llevarán al daño y el
error:
"Asimismo, guarda
a Tu siervo de los arrogantes, que ellos no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro y limpio de gran rebelión."
(Tehilim / Salmos 19:14)
Para finalizar.
Celebramos que nos salvó el Eterno de faraón
en Pesaj.
Celebramos que nos salvó el Eterno de Amán en Purim.
Celebramos que nos salvó el Eterno de Antioco en Januca.
¿Para cuándo celebraremos la caída del Imperio
del Mal, de los Labán, que se muestran como radiantes pero que son oscuros
como infernales carbones llenos de muerte?
¡Pronto si Dios quiere!
¡La promesa de salvarnos en cada generación se mantiene firme, y no será
removida!
Lee el salmo 64 (en hebreo original, o en
traducción judía erudita), estúdialo y hazlo parte de tu vida, y ten
presente por siempre:
"El justo se
alegrará en el Eterno y confiará en Él. Se gloriarán todos los rectos de
corazón."
(Tehilim / Salmos 64:11)
¡Pesaj Kasher veSameaj!
Moré Yehuda Ribco
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