Vaietze 5777 וַיֵּצֵ֥א

En la parashá Lej Lejá, encontramos a nuestro primer patriarca Abraham, saliendo por orden divina hacia la Tierra Prometida, porque allí estaría su vida, su proyección futura y eterna. Debía comenzar de nuevo, haciendo un corte sustancial con su pasado. En ocasiones es imprescindible salir de la zona de confort y aventurarse en lo desconocido y temido para crecer.
Ahora es su nieto, nuestro tercer patriarca Iaacov, quien debe salir, para lo cual recorre un camino inverso al encuentro de su familia materna en la lejana Jarán. En el camino se hizo la noche y se detuvo para acampar, según la tradición era el monte Moriá, lugar del futuro Beit HaMikdash. Allí soñó y vio ángeles que ascendían y descendían una escalera que unía el cielo y la tierra. Además, el Eterno le prometió darle la tierra de Israel, también que sus descendientes serían una gran nación y le aseguró Su protección. Iaacov entiende que esto no era banal, sino un mensaje trascendente para su vida. Se compromete a tenerlo en cuenta y actuar en conformidad a lo que había comprendido.
¿Cuál crees que podría ser la enseñanza de este sueño para toda persona?

Continúa el relato con la llegada del joven a la ciudad de origen de su madre, donde conoce a su prima Rajel, de la cual inmediatamente queda prendado. Conoce al poco rato a su futuro suegro, su tío Laván, con el cual inicia una relación complicada de negocios y acuerdos, que debían conducirle a desposar en siete años a su amada Rajel. Tras esos duros años de trabajo y privaciones, llega el día anhelado de la boda, pero su tío lo engaña y Iaacov termina en matrimonio con la hermana mayor de su querida, con Lea. Se compromete a trabajar otros intensos siete años, por lo cual desposa también a Rajel.
En poco tiempo su familia crecer, pues le nacen hijos a Lea, además suma a las medias hermanas de sus esposas como concubinas, de las cuales nacen también hijos. Luego de mucho tiempo y sufrimiento, la esposa amada también concibe un descendiente: Iosef.

Iaacov, permaneció otros seis años más allí para adquirir algunas posesiones materiales y así sostener con independencia a su numerosa familia. La relación con Laván cada vez empeora, hay engaños y otros problemas. Por lo cual, el patriarca reconoce que es tiempo de marcharse, además tiene un sueño que se lo indica. Es hora pues de retornar a la Tierra Prometida, a organizarse allí y establecerse con su familia.
Tampoco el camino resulta sencillo, Laván le persiguió para acosarle. Pero, finalmente logra un entendimiento. Ahora surge otro inconveniente severo, su hermano Esav se enteró de su regreso y estaba en camino a su encuentro.
Recordando las historias de la parashá pasada, el patriarca se preguntaba: ¿Qué tramaría aquel hombre contra él?

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Thyto

¡Debemos buscar alcanzar nuestras metas con Ayuda del Eterno!

Thyto

Moré debemos analizar nuestra vida para percatarnos que nos hace falta corregir y avanzar hacia ello. Sin embargo el ego debemos dejarlo de lado para alcanzar los objetivos que están a nuestro alcance. Sin olvidar que no somos auto suficientes, y necesitamos Pedir Ayuda al Creador para mejorar día a día.

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