Ni Evangelios ni Corán

La parashá comienza diciendo:

"Moshé [Moisés] hizo reunir a toda la congregación de los Hijos de Israel y les dijo…"
(Shemot / Éxodo 35:1)

Israel es la única nación que ha recibido la Revelación de Dios,
y es la única nación que la ha recibido directamente, ella misma,
cada uno de sus integrantes fue testigo y receptor de la Revelación,
y no fue recibida por intermedio de algún elegido, o una camarilla de elegidos que en lo oculto y en secreto hubieran obtenido misteriosamente una revelación mística.

La cosa es bien simple,
cuando Moshé recibió la Torá,
fue Israel el que la recibió,
pues estaban todos ellos presentes, testimoniando y corroborando que Dios se estaba manifestando, y haciendo entrega generosa de Su perfecta Torá.

Esta Revelación de la Torá a la nación entera de Israel (que eran unos 3.000.000 de almas), es lo que básicamente demuestra su veracidad y autenticidad, pues, ¿acaso mentirían o fueron engañadas tres millones de personas que estaban presenciando la entrega de la Torá?
¿Es posible dudar de la buena fe de tres millones de personas, muy diferentes entre sí, y muchas veces peleados entre ellos, que aceptaron indudablemente el texto inalterado de la Torá?

Es también esta Revelación de la Torá a toda la nación hebrea, lo que imposibilita que sea la Torá modificada o anulada. Pues, solamente podría serlo el día que toda la nación de Israel, nuevamente, estuviera presente en otra Revelación por parte de Dios, y que en esa Revelación expresamente se quitara autoridad al texto eterno de la Torá.
Tal cosa jamás ocurrió,
ni jamás ocurrirá.

Por esto,
sabemos (sin necesidad de tener fe, o aceptar absurdos) que la Torá es perfecta obra de Dios,
inalterada e inalterable.
Y sabemos sin necesidad de dar excusas ni explicaciones,
que ninguna doctrina, religión o moda la puede o podrá menoscabar.
Y sabemos que son falsedad y/o malicia
todos los textos o doctrinas que nieguen a la Torá
y su perpetua y exclusiva vinculación con la nación judía.

Pues,
tal como el propio Dios dijera:

"¿Existe otro pueblo que haya oído la voz de Elokim hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, y que haya seguido viviendo?
¿O algún dios ha intentado venir y tomar un pueblo para sí de en medio de otro pueblo, con pruebas, señales, prodigios, guerra, mano poderosa, brazo extendido y grandes terrores, como todo lo que hizo por vosotros el Eterno vuestro Elokim en Egipto, ante vuestros propios ojos?
A ti se te ha mostrado esto para que sepas que el Eterno es Elokim y que no hay otro aparte de Él
."
(Devarim / Deuteronomio 4:33-35)

¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco


Notas:

Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.

Relato

El joven citadino por primera vez llegó de visita al campo.
Uno de los dueños de la casa en la que se alojaba, le pidió que fuera al bosque cercano, a buscar algo a la casa de un vecino que en la espesura vivía.
El joven citadino aceptó con gusto la tarea, pues quería devolver en algo el favor a su anfitrión, que con tanto generosidad lo albergaba.
El joven marchó unos metros y de pronto, allá la distancia diviso el bosque, espeso, estrecho, infranqueable, misterioso.
Al joven, con buena disposición pero poca gallardía, le comenzó a nacer un sentimiento de desagrado y temor.
Su mente pensaba: y si no puedo pasar por ahí, y si hay animales que me dañen, y si me pierdo, y si es un laberinto del cual no podré salir, y si es tan apretado que me asfixio…
Y mientras su mente pensaba cosas así, su paso se iba enlenteciendo, hasta que finalmente, se detuvo.
El tiempo iba pasando, y su mente y corazón le reclamaban que diera media vuelta y retornara a la comodidad de la casa que lo hospedaba.
Pero, no quería defraudar a su buen anfitrión, por lo que sacando coraje de vaya uno a saber dónde, se obligó a caminar en dirección al espeso bosque.
Y ahora, con cada paso que lo aproximaba, iba advirtiendo que la espesura no era tan espesa, que la oscuridad no era tan infranqueable, que el espacio para transitar se iba haciendo a la vista más amplio.
Más confiado llego hasta el borde del bosque, y allí sin dificultades pudo reconocer que lo que desde la lejanía ignorancia sentía que era un peligro misterioso, desde la proximidad aparecía como menos temible y más accesible.
Y dio por fin el paso que lo introdujo al bosque…

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?

  • ¿Cuáles son los sentimientos ocultos del que de una u otra manera se opone a la Torá?

  • El profeta de la verdad visualizó que Dios dirá al pueblo judío: "Diré a Lo-ammí: ‘¡Pueblo Mío eres tú!’, y él dirá: ‘¡Elokim mío!»" (Hoshea / Oseas 2:25).
    ¿Cómo demuestra este breve pasaje la perpetua alianza que existe entre Dios y el pueblo judío, a pesar de los pecados ocasionales de algunos judíos?

  • El mismo profeta, como boca de Dios, antes había declarado: "Mi pueblo es destruido porque carece de conocimiento. Porque tú has rechazado el conocimiento, Yo te echaré del sacerdocio; y porque te has olvidado de la Torá de tu Elokim, Yo también me olvidaré de tus hijos." (Hoshea / Oseas 4:6).
    ¿Qué agrada al Eterno: la fe en lo absurdo o el conocimiento y aplicación de la Torá?
    ¿Por qué el pueblo es destruido al carecer de conocimiento de Torá y su puesta en obra?

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