Shabbat Iyar 15, 5762 - 27/4/02.
Comentario de la parashá Emor: Más que un error.
Shalom iekarim!
La Torá, en su ciclo anual de lecturas, nos lleva al encuentro de la parashá Emor que quiere
decir "Diles".
Uno de sus párrafos presenta lo siguiente:
"El Eterno habló a Moshé
[Moisés] diciendo:
'Di a Aarón y a sus hijos que traten con reverencia las cosas sagradas de
los Hijos de Israel, para que no profanen Mi Santo Nombre en aquello que
Me han consagrado. Yo soy el Eterno.'"
(Vaikrá / Levítico 22:1,2)
Esto significa que aquellas personas, actos,
palabras u objetos que están dedicadas a Dios, deben ser guardados con sumo
respeto y atención.
Por ejemplo, las personas, tales como los cohanim
-sacerdotes-; pero también cualquier judío digno; o en un sentido
amplio, cualquier persona.
Actos, tales como las mitzvot -preceptos-.
Palabras, tales como las de la Torá, o de la tefilá
-plegarias-.
Y objetos, tales como el Sefer Torá, tefilín, mezuzá.
Porque, siguiendo la línea del versículo que
hemos citado, si despreciamos o maltratamos alguno de éstos (o de los otros
que no hemos mencionado), estamos profanando el Santo Nombre de Dios, lo que
en hebreo se dice jiul haShem.
Y como comprendemos, jilul haShem no es solamente en lo obvio, como
cuando maldecimos a Dios, o nos rebelamos activamente contra Él, o seguimos
la idolatría; sino que puede ser también al burlarnos de un prójimo, o al
tratar ofensivamente un objeto consagrado, o al descuidar nuestro
comportamiento en sociedad, o al públicamente despreciar una mitzvá.
Y el jilul haShem es un pecado grave,
pues según nuestros Sabios (Talmud, Iomá 86a) todos los otros pecados,
errores y omisiones pueden ser subsanados mediante la teshuvá
-arrepentimiento o retorno a la esencia del Bien-, pero el jilul haShem,
no.
Y la razón que dan es que el jilul haShem es hecho en público, y
otras personas aprenden del mal ejemplo, y se suman al error, y las
consecuencias negativas dejan de estar ligadas al hecho erróneo original,
pues se esparcen e incrementan entre los que presenciaron el primer error, y
sucesivamente.
Además de esto, también porque el que hace jilul haShem puede
provocar que las personas reaccionen y hablen mal de los judíos en general,
de sus acciones y de su Dios, pues no entienden como un judío, miembro del
Pueblo consagrado por Dios, se comporte de manera negativa.
Una de las mejores soluciones para no caer en
el jilul haShem es atender el versículo, en el cual Dios nos dice:
"Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti Me
gloriaré."
(Ieshaiá / Isaías 49:3)
Si recordamos antes de hacer o dejar de hacer,
de hablar o dejar de hablar, que cada uno de nosotros somos lo que
representamos a Israel, y que tenemos la misión de dar gloria a Dios,
entonces tendríamos más cuidado en nuestras acciones, y más beneficios en
nuestra vida.
Les deseo Shabbat Shalom!
Moré Yehuda Ribco
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