Shabbat Iyar
8, 5762 - 20/4/02.
Se leen dos parashot juntas, Ajaré Mot y Kedoshim.
Comentario de la parashá Kedoshim: Un modo correcto de
corregir.
Shalom iekarim!
Está escrito en nuestra parashá: "Ciertamente
amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él." (Vaikrá / Levítico 19:17).
Es una obligación que ayudemos
al que está cerca nuestro y errado, a que enderece su camino, abandone el
error, y se comporte como corresponde.
Sin embargo, tan obligatorio como esto es:
-
corroborar que efectivamente
esté equivocado de acuerdo a los parámetros de la Torá y los Sabios;
-
y en caso de estarlo,
se debe cuidar de no avergonzarlo, ni ofenderlo;
sino que,
-
se le debe
corregir por medio de la suavidad y la comprensión.
Cuando estamos ante una
persona errada, (pero no ante un rebelde en oposición voluntaria), el modo
inteligente de ayudarlo es ante todo, respetarlo.
Reconocer sus errores, y comprender la razón de los mismos.
No juzgar, sino estar listos para corregir, cuando sea la ocasión propicia.
Y esto se hace, al permitirle entender que es una persona de bien, que tiene
un enorme y rico potencial por desarrollar, pero, que en este momento lo
está desperdiciando al actuar incorrectamente.
Es decir, en lugar de agredirlo, amarlo.
En lugar de incentivar su oposición, fundamentada en la defensa a partir de
su ingenuidad o ignorancia, hay que posibilitarle acceder a lo más precioso
que hay en su ser.
En lugar de acusar y pegar, lo mejor es educar y estimular hacia lo bueno.
En lugar de señalar lo negativo y revolver el cieno, lo indicado es alumbrar
lo positivo que está en penumbras.
Claro, éste es el procedimiento adecuado cuando de una persona errada se
trata, pues, para el pecador que es rebelde empedernido hay que utilizar
otros métodos, que no trataremos en esta oportunidad.
Esto lo podemos aprender de las palabras del rey sabio: "No reprendas al
burlador, porque te aborrecerá; corrige al sabio, y te amará." (Mishlei
/ Proverbios 9:8), aquel extraviado que no es un burlador, un rebelde, es un
sabio en potencia.
Pero, en general el camino de la correcta corrección es casi siempre
oportuno.
Y, sin dudas, el mejor
allegado por el cual podemos comenzar a practicar este método, somos
nosotros con nosotros mismos.
Para terminar, les dejó un
suceso que le acaeció al gran Jafetz Jaim Z"L, ojalá que nos sirva de modelo.
Al parar en una posada halló que en la mesa contigua un hombre, con kipá,
comía, bebía y fumaba groseramente. Sus labios escupían maldiciones e
insultos a cada instante, Y su aspecto era temible. Viendo el destrato que
propinaba al mesero, el sabio varón se levantó para corregir al tosco
hombre, cuando se le aproximó a las corridas el posadero y le dijo:
'Maestro, no se meta. Este hombre es un matón del zar. Cuando era un niño
fue llevado al ejército, de eso hace como 26 años. Nunca aprendió Torá, ni
mucho de judaísmo, es un bárbaro. En el ejército lo despreciaban por ser un
"id", y le daban los peores trabajos y apodos. Le aconsejo, maestro querido,
que no se acerque a él, podría herirlo.'
Cuando el Jafetz Jaim escuchó esto, se abalanzó sobre el soldado judío, lo
abrazó con fuerza, mientras le daba un par de besos en las mejillas.
El feroz soldado quedó desarmado, no sabía qué hacer, no entendía qué estaba
sucediendo.
Y entonces, con una voz tierna el rabino le dijo: 'Si a pesar de los
horrores que sufriste, siendo separado de tus padres, de tu familia, de tus
amigos. Si a pesar de los enormes maltratos. Si a pesar de que te
prohibieron ser tú mismo al estudiar Torá y cumplir mitzvot. Si a pesar de
todo, aún llevas tu kipá, y te reconoces como judío... ¡cómo no quererte y
abrazarte! ¡Cómo no reconocer que en tu interior hay una brillante alma
judía que quiere iluminar al mundo! Ay... ¡ojalá yo tuviera la mitad de tus
méritos!'
El estremecido soldado seguía sin captar totalmente el mensaje, pero notó la
dulzura de la voz, la calidez de la mirada, el amor en el abrazo, y no pudo
contener el llanto.
Y largo rato estuvo llorando sobre el hombro del maestro.
Dicen que permaneció como discípulo del rabino muchos años, aprendió mucho,
cumplió mucho, y se cuenta que después de largos años murió como un Tzadik
-justo-, en paz consigo mismo, con el mundo, con el prójimo y con el Eterno.
Si ustedes quieren agregar o
comentar algo, con gusto lo recibiremos en nuestro e-mail:
parasha@serjudio.com, con el
título de "Kedoshim".
Les deseo Shabbat Shalom!
Moré Yehuda Ribco
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