Shabbat II Adar 25, 5763 - 29/3/03 -
Shabbat
HaJodesh
Comentario de la Parashá Sheminí:
Autoestima y modestia
Esta semana corresponde leer la parashá
llamada Sheminí -"Octavo"-, que es la tercera del tercer tomo de la Torá, el
sefer Vaikrá, conocido en español como "Levítico".
Y como complemento, al estar en el Shabbat previo al comienzo del mes de
Nisán, leemos de un
segundo rollo de Torá la porción denominada "HaJodesh" -"Este
mes".
No todos los años coincide la lectura de
Sheminí con el Shabbat HaJodesh, pero ya que en esta oportunidad
así es como acontece, veamos dos aspectos que tienen en
común ambas secciones:
-
Tratan de comienzos, pues
-
Se tocan temas referidos a la alimentación
apta para el judío, ya que
-
en Sheminí encontramos las reglas
básicas para distinguir las especies vivas ksherot -puras para ser
consumidas por los judíos-; y
-
en HaJodesh se establecen los alimentos
que consagran la celebración de Pesaj (Korbán, Matzá y Maror),
y se nos indica la prohibición de poseer o consumir jametz -leudado-
en el transcurso de esta festividad.
De estos textos podemos extraer la enseñanza
de que hay tiempos y lugares que son los apropiados para determinados actos,
en tanto que otros momentos y sitios resultan inadecuados para los mismos
actos.
Y sirve también para que distingamos entre conductas que son permitidas de
las que son prohibidas.
Tomemos un ejemplo sencillo (de centenas posibles):
dar tzedaká es actuar de manera estupenda, pues tiene la grandiosa
finalidad de traer un poco de justicia al mundo, ya sirve para equilibrar un
poquito los desbalances que las sociedades producen entre sus integrantes.
Sin embargo, practicar la tzedaká entregando dinero en Shabbat al
pobre es incorrecto. ¿Por qué? Pues, porque en Shabbat está prohibido tocar
dinero y está vedado preocuparse de asuntos materiales no indispensables.
Estas limitaciones en acciones, tiempos y
espacios que la Torá nos impone ayudan a educarnos para ser humildes,
modestos, es decir: personas que reconocen sus virtudes y defectos, sin
enorgullecerse por los primeros, ni deprimirse por los segundos. En una
palabra, humildad suele ser sinónimo de fuerte autoestima.
Sin ir muy lejos, el ejemplo lo hallamos en un
breve relato de Sheminí.
Moshé se enoja con su hermano Aarón el Cohén Gadol -Sacerdote
máximo-, pues al parecer Aarón ha actuado de manera impropia, en
contradicción con las normas de la Torá.
Aarón de inmediato hace su descargo, y explica a Moshé cual es la halajá
-normativa- que empleó para actuar del modo que hizo.
Y Aarón tenía razón, el equivocado había sido Moshé que había olvidado
momentáneamente esa regla, y doblemente errado por haberse enfurecido con su
hermano.
Aquí Moshé podía haber reaccionado negando su error, excusándose y echando
culpas a otros, a Dios, al Pueblo, al propio Aarón, a cualquiera menos a sí
mismo; tal como es común que muchos hagamos cuando fallamos.
O Moshé, dejándose llevar por la arrogancia que suelen ostentar algunos
comandantes, podría haber comenzado una disputa interminable con su hermano,
para dejar bien asentado que él era el líder de la nación y que no aceptaba
observaciones (fueran correctas o no) de ninguno de
sus subalternos.
Sin embargo, el más humilde de los mortales, hizo otra cosa:
"Moshé [Moisés] oyó esto, y le pareció
bien."
(Vaikrá / Levítico 10:20)
El que ha desarrollado una saludable
autoestima no teme enfrentarse con sus propios errores
(grandes o chicos), reconocerlos, arrepentirse y trabajar para que
prospere lo bueno y que no se extienda lo malo.
Ésta es uno de los enseñanzas de esta semana
que la lectura de Torá tiene deparada para nosotros; ahora, vayamos a
estudiar para hallar más...
¡Les deseo Shabbat Shalom!
Moré Yehuda Ribco
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
HACIENDO CLIC
AQUÍ y AQUÍ.
Relato
Se cuenta que la esposa del Gaón de Vilna
junto a una amiga suya solían recolectar dinero entre los acaudalados para
entregarle a los pobres y necesitados.
Gran parte de su tiempo y esfuerzo lo dedicaban a esta tarea noble, con la
única recompensa de saber que estaban ayudando al prójimo tal como Dios
quiere.
En una oportunidad fueron a la mansión de un judío adinerado y reconocido
por ser un gran sabio en Torá, allí estuvieron golpeando a su puerta un
largo rato y nadie abría.
Luego de intentar y seguir intentando se dieron cuenta de que el dueño de
casa no estaba en ella, por lo que decidieron marcharse.
Estando a unos metros ven que la carroza del rico hombre está llegando, y
entonces ambas corren hacia ella gritando 'aquí llega, aquí llega'.
El judío rico hace detener su vehículo y desciende para ver qué querían
estas dos buenas señoras.
Tras escuchar el pedido de dinero para los pobres que le hicieron, el hombre
extrae un fajo de billetes y se lo entrega a la amiga de la esposa del
rabino, y sólo a ella.
La esposa del Gaón se sintió dolida, y preguntó: '¿Por qué sólo a mi amiga?
¿Acaso hice algo para que usted no me tenga confianza?'
Y el buen hombre responde: 'No se ofenda estimada señora, ¡cómo podría
pensar mal de una mujer noble como usted! Solamente quise enseñarle algo. Su
amiga corría con sus manos extendidas en dirección al carruaje, como
queriendo alcanzarlo más pronto y detenerme velozmente, pues parecía poseída
de un enorme ánimo para cumplir con la mitzvá que estaba cumpliendo.
Mientras usted, solamente gritaba y corría, sin extender sus manos, como si
le faltara confianza en la santa tarea que estaba haciendo. Téngase
confianza y su labor será mucho más brillante que hasta ahora'
Preguntas:
-
¿Cómo se puede relacionar este relato con el
tema de la autoestima?
-
¿Por qué autoestima puede ser sinónimo de
humildad?
-
¿Cuál era la ventaja de la amiga de la esposa
del rabino?
-
¿Cuál de los elementos de Pesaj refleja el
ideal de humildad que la Torá propone para las personas?
De la Parashá
Sheminí
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