Shabbat II Adar 11, 5763 - 15/3/03 -
Shabbat
Zajor
(Esta
semana: Taanit Ester y Purim).
Comentario de la Parashá Vaikrá:
El verdadero líder
Comienza hoy el tercer tomo de la Torá, el
sefer Vaikrá, conocido en español como "Levítico".
Debemos advertir que la correcta traducción de la voz vaikrá es "y
llamó", y no "Levítico".
Ocurre que en la Tradición de Israel, la primera o primeras palabras
significativas que aparecen en los textos de Torá, son las que dan los
nombres a los sefarim y las parashiot. En tanto que el
traductor puso nombre teniendo en cuenta lo que consideró tema central del
libro. En este caso, las leyes y disposiciones referidas a los descendientes
de Leví, que son los grupos que denominamos Cohanim -sacerdotes- y
Leviim -levitas, ayudantes del santuario-.
Es muy correcta la apreciación del traductor, ya que buena parte de este
tomo de la Torá se refiere a las actividades del santuario, de los
cohanim, de los servicios rituales y de sacrificios, entre otras cosas.
Cuando el Beit haMikdash -santo Templo-
estaba en pie y funcionando, por diversas razones se traían ofrendas
animales y vegetales para ser dedicadas a Dios. Estaban los sacrificios
diarios, los especiales de las festividades, como disculpa por pecado, como
parte de rituales de purificación, como muestra de agradecimiento
(había algo así como 48 tipos de ofrendas diferentes).
Al ser destruido el Templo, cesó de ofrecerse sacrificios a Dios; pero se
preservó el fundamento de los korbanot -ofrendas-, que es el deseo
nacido en lo más profundo del ser, por enmendar la propia vida y aproximarse
correctamente al sendero que a Dios agrada recorran Sus criaturas.
Tal como en el pasado de nuestra nación, todavía se privilegia lo que es
principal, los aspectos de la teshuvá, tefilá y tzedaká
(arrepentimiento sincero, rezo y caridad/justicia social),
reconociéndose el rol secundario y circunstancial del derramamiento de
sangre animal en el camino para el perfeccionamiento propio y de la
sociedad.
Sin embargo, tal como nuestros Sabios enseñan,
el estudio de los temas referidos a los korbanot son de sustancioso
provecho, aunque no sean de aplicación práctica.
Veamos un ejemplo, y saquemos una valiosa enseñanza.
Está escrito en nuestra parashá:
"Habla a los Hijos de Israel y diles que
cuando alguna persona peque por inadvertencia contra alguno de los
mandamientos del Eterno respecto a cosas que no se deben hacer, y hace
alguna de ellas..."
(Vaikrá / Levítico 4:2)
Y un poco más adelante se especifica que:
"Si un dirigente peca y transgrede por
inadvertencia alguno de los mandamientos del Eterno su Elokim respecto a
cosas que no se deben hacer, es culpable."
(Vaikrá / Levítico 4:22)
La pregunta lógica es: ¿para qué se trae el
caso específico del dirigente que peca por inadvertencia, si ya fuera dicho
el reglamento acerca de cualquier persona que peca?
¿Acaso un dirigente no es una persona del pueblo?
¿Qué de particular se supone que tiene el ser líder de un grupo, para que se
le considere aparte en cuanto a los pecados cometidos?
Demos dos de las posibles respuestas:
-
El dirigente suele ser el modelo, el ejemplo
de sus dirigidos.
Cuando él se equivoca, está mostrando una fuerte imagen negativa de lo que
se espera sea hecho.
Por lo tanto, la Torá puntualiza que haga un ritual especial de enmienda,
como para resaltar el acontecimiento y que sirva de buena enseñanza para los
que él conduce.
Ya que está declarando: 'Yo me equivoqué, ¡no hagan ustedes algo
parecido! Y si también se equivocaron, no teman en tratar de reconciliarse
con el ofendido.'
-
Suele ocurrir que los que han escalado
posiciones de privilegio y liderazgo, olvidan que también ellos son
falibles, personas con limitaciones, sujetos a errores y bajos deseos.
Por lo tanto, aparentan siempre una máscara de perfección, integridad,
superación, prolijidad.
Y si han pecado, o han cometido un error, ¡cómo les cuesta siquiera darse
cuenta de esto! Mucho más en admitirlo y pedir perdón.
Por lo cual la Torá les recuerda: 'Dirigente, no olvides que tú también
eres como los que diriges. Tú también eres víctima de tus debilidades. Mayor
es tu grandeza si reconoces lo que has actuado equivocadamente, y tratas de
arreglarlo; que si vives con el antifaz de jamás haberte equivocado.'
Sobre esto remarca en el Talmud
(Horaiot 10b) enseña Rabbán Iojanán Ben Zakai: “Dichosa es la
generación cuyos líderes son capaces de reconocer sus errores involuntarios”,
y lo completa Rashi (en el versículo de Vaikrá que
estudiamos) diciendo "pues seguramente querrán enmendar también
sus ofensas intencionales".
Sin dudas que así es, dichosa es la generación
de los que son conducidos por personas humildes, pues con su decencia y
dignidad manifiestan que son verdaderos líderes y no meras marionetas en
manos del ansia de poder.
¡Les deseo Shabbat
Shalom! Y JAG SAMEAJ
Moré Yehuda Ribco
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los podrá hallar
HACIENDO CLIC
AQUÍ.
De la Parashá Vaikrá
comentario@serjudio.com?subject=Vaikrá 63 |