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 Lic. Prof. Yehuda Ribco // 2 Adar 3, 5765 - 14/3/05

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 Cterapia  

     Auto-estima y Cterapia
Claves: Cabalá, Kabbalah, mística, sod, secreto, Dios, bienestar, paz, armonía, desarrollo, crecimiento, felicidad, salud, normas, generosidad, egoísmo, equilibrio, alegría, enfermedad, rectificación, alimento, comida, sangre, refinamiento, trascendencia, psicología, emocional, hijos, familia, crianza, educación, adicción, emoción, intelecto, sefirot, poder, esfera, facultad, midá, justicia, retributiva, retribución, tikún, profecía, Dios, religión, Midrash, Talmud, Rabino, rabínico, oral, Torá, estudio, bíblico, Biblia, Israel, israelita, hebreo, judío, judaísmo


A modo de definición
Como seres humanos, naturalmente tenemos sentimientos y pensamientos acerca de nosotros mismo que fluctúan a partir de las experiencias diarias. El afrontar un examen final en la carrera, el tratamiento que recibimos de amigos, los altibajos en la relación sentimental, los problemas laborales pueden promover un temporal impacto en nuestro bienestar.

Nuestra auto-estima, sin embargo, es algo más fundamental que las normales fluctuaciones asociadas a situaciones concretas. Para las personas con una adecuada auto-estima, las fluctuaciones debidas a experiencias puntuales, no atacan su auto-percepción, ni representan un colapso (más o menos importante) de su sistema de vida. Es decir, los picos y pozos habituales, de una vida que es dinámica, lejos de desestructurar a la persona, solamente sirven para dinamizar aún más su existencia.
Esta persona es capaz de reconocer que cuenta tanto con defectos como virtudes, y que un logro actual, o un fracaso presente, no implica una modificación sustancial de su personalidad.
Esto significa que las personas con adecuada auto-estima, en cierta manera han alcanzado una conciencia correcta acerca de sí mismas, de sus fuerzas, potenciales y limitaciones. Al mismo tiempo reconocen su valor, más allá de las condiciones o circunstancias del momento. No suelen caer presas de conceptos totalitarios ni fatalistas, sino que más bien emplean términos que relativizan y moderan las situaciones (no dicen "todos somos perdedores", sino "algunos han perdido"; no dice "siempre me sale mal", sino "en esto me he equivocado").

En contraste, para la persona con escasa auto-estima, estos altibajos cotidianos suelen representar un impacto que marca una diferencia en su percepción del mundo, y del sí mismo.
Estas personas a menudo se basan en lo que sienten en ESTE momento, para determinar lo que sienten en forma total al respecto de ellos mismos. Es decir, si han cometido ahora un error, entonces creen que su etiqueta es "cometo siempre errores". Siendo así, con desespero creen precisar de experiencias exteriores positivas que contrarresten sus sentimientos y pensamientos negativos de ellos mismos. Pero, incluso así, ese buen sentir es solamente temporal.
Así pues, la persona con baja auto-estima es un adicto al aplauso externo, que lo confirmaría en su valor bueno. Pues, de no sentir ese apoyo de fuera, de dentro de sí solamente cree recibir reclamos, quejas y negatividad.

¿De dónde procede la auto-estima?
Nuestra auto-estima se desarrolla y modifica a lo largo de nuestras vidas, en tanto vamos construyendo dinámicamente una imagen interna de nosotros mismos a partir de nuestras interacciones con otras personas o en las diversas actividades que acometemos. Así pues, hasta el último día de existencia el ser humano está capacitado naturalmente para mejorar y evolucionar en el plano emocional y mental.
Sin embargo, debemos tener presente que las experiencias en nuestras primeras edades constituyen un importante factor en el sostén del edificio de nuestra personalidad, y por ende de nuestra auto-estima. Hay, por tanto, un núcleo fundamental que será especialmente resistente a cualquier cambio futuro.
Mientras vamos viviendo:

  • nuestras vivencias (éxitos y decepciones),

  • el modo en que reaccionamos a ellas,

  • y cómo percibimos/creemos que reaccionan las personas significativas de nuestro entorno,

van profundizando las pautas que hemos adquirido en la primera infancia, o tienden a modificarlas.

PADRES

EDUCADORES

La auto-estima encuentra su primer basamento en la primera infancia

Baja auto-estima

Experiencias infantiles que inducen a conformar una baja autoestima:

  • ser duramente criticado
     
  • se le grita y/o pega
     
  • ser ignorado, ridiculizado o burlado
     
  • se espera que sea perfecto todo el tiempo
     
  • no se lo instruye a controlar o canalizar apropiadamente las fuerzas del Ietzer HaRá, sino que se lo deja arrollar por él
     
  • se le obliga a convivir con el egoísmo
     
  • encuentra amigos, colegas y compañeros que lo mantengan en la posición dolora pero conocida de sufrir los efectos de su escasa autoestima
     
  • tiene fallos en las tareas que emprende y se les hace sentir como si toda su vida fuera un fracaso.

Auto-estima saludable

Experiencias infantiles que contribuyen a una autoestima saludable:

  • ser reconocido
     
  • ser atendido / se le presta atención
     
  • se le habla con respeto
     
  • recibe cariño y contacto físico apropiado
     
  • tiene éxitos en las tareas que emprende
     
  • se le van dando herramientas que le permiten canalizar las fuerzas del Ietzer HaRá para llevarlas a cometidos positivos
     
  • se le enseña a lidiar con el egoísmo
     
  • tiene amigos confiables y leales.

     

Las experiencias que conduce a la baja autoestima, también van generando una disonancia entre el "yo esencial" y el "yo vivido". Esto significa que las experiencias lesivas van desviando a la persona de su esencia, de su personalidad espiritual, lo que conlleva una paulatina asunción de máscaras, posturas, actitudes, filosofías que no sirven para nutrir la dimensión espiritual, y por ende, a la misma persona.
Así pues, en el fondo, una persona con escasa autoestima, además de haber sufrido emocionalmente en su niñez, y sentirse falto en el plano emocional, es también una persona que no está satisfecha en lo espiritual (y por tanto, su relación con el Eterno puede estar empañada, falta de vigor e idoneidad).

No podemos dejar de apuntar que la persona nace carente de autoestima, y que todo lo que vaya adquiriendo de la misma, es una construcción, un añadido, dependiente de múltiples factores. Por tanto, incluso cuando hay padres cariñosos, un entorno saludable, experiencias enriquecedoras, incluso así, el edificio de la autoestima personal termina teniendo habitaciones sin terminar, espacios mal diseñados, restos de obras abandonadas, etc.

Las voces internas
Nuestras pasadas experiencias, incluso aquellas cosas que no están conscientemente en nuestra memoria, están todas vivas y activas en nuestra vida cotidiana en la forma de "voces internas" (que cuando son opresivas solemos denominar como "Faraones internos").
Sin bien la mayoría de la gente no se percata de que escucha esas voces, lo cierto es que de muchas maneras ellas actúan como haciendo caso a los dictados de esas voces, que constantemente repiten su mensaje a nosotros.

Para las personas con una saludable autoestima, los mensajes de buena parte de sus voces internas son positivos, reafirmadores de su personalidad segura y confiada. Y a las voces internas negativas, no les dan más importancia que la que ellas en realidad tienen.
Pero, para los que tienen una escasa autoestima, sus voces internas suelen ser de áspera crítica, de desprecio, de punición, de destrucción, de desprecio de lo que haya alcanzado.

Teniendo esas constantes voces en el oído interno, no es difícil comprender que las personas que no se aprecian saludablemente, sufran de continuo, no se concentren, y dejen pasar momento de satisfacción que de otra manera sabrían reconocer y apreciar.

Por otra parte, cuando las personas deben estar apaciguando voces internas, suelen presentar un discurso y una actividad muchas veces apocada, disminuida, como temerosa de mostrarse para no recibir mayores desprecios. Y quizás también, un discurso o una actividad confusa, en vaivén, dubitativa por demás, sumamente presionada y falta de gozo, pues, están pendientes de satisfacer los reclamos y quejas de sus voces internas, en lugar de concentrarse en expresar sus verdaderos deseos, o manifestar un discurso simple y directo.

La energía desperdiciada
Recordemos algo básico: las voces internas se generan en el pasado, pero extraen su sustento, su energía que las mantiene activas, del presente. Por tanto, buscan repetir situaciones lesivas del pasado, para que de ese modo sean confirmadas en su validez, y reciban así nuevos aportes de energía de la persona.
Esa energía mal distribuida, obviamente que incide en desgastar a la persona, apartarla del gozo, aburrirla, enojarla, etc.

Por ejemplo, una voz interna que nació del mensaje paterno "Eres un tonto inútil, no haces nada bien". ¿Cómo se perpetúa? Pues, confundiendo a la persona y llevándola a situaciones en las que aparezca como tonto e inútil, de ese modo, el mensaje nocivo interno demuestra ser exacto y valioso. Así pues, reclama la voz interna energía vital, que quita de ser empleada para mejores destinos.

Otra manera de malgastar energía, por atender a las voces negativas, se da de la siguiente manera: como se le negó en un lejano pasado, y se le niega, toda aprobación, entonces está hambriento de ella, y todo lo que hace es para buscar aprobación y huir del fracaso. Y una persona que actúa así, está condenada al fracaso, a la desaprobación y a reintentar infructuosamente alcanzar algo que ella misma se veda. Como resultado, pierde su energía.

Las tres máscaras de la escasa autoestima
Es habitual (aunque no obligatorio) que los que cargan con su baja autoestima presenten alguna de estas tres máscaras (o una mezcla de ellas):

  • El rebelde o tirano: su máscara lo lleva a actuar como si las opiniones y buenos deseos de las otras personas -especialmente la gente que es significativa y poderosa- no tuvieran importancia. Vive con el enojo a flor de piel, y se atormenta con que no se siente "suficientemente bueno". Se pone constantemente a prueba, para demostrar que los juicios y críticas de los otros no lo lastiman, y eso le puede ocasionar serios problemas, como por ejemplo inculpar a otros en exceso, quebrantar reglas o luchar ilegalmente contra la autoridad.
    (Cuando el rebelde alcanza posición de autoridad, se suele convertir en el "tirano").
     

  • El impostor o súper-triunfador: actúa como si estuviera todo el tiempo feliz y fuera exitoso, pero detrás de su máscara realmente tiene un miedo tremendo al fracaso. Vive con el continuo miedo de que en cualquier momento será descubierto en su impostura. Está necesitado de un constante exitoso, y que sea apreciable por el resto de las personas, para mantener en su lugar esta máscara de saludable autoestima. Esta actitud le ocasiona serios inconvenientes, pues vive presionado, no tolera ningún error, le hace rabiar las demoras, es competitivo y además se exalta con facilidad.
     

  • El perdedor o víctima: actúa como desvalido y como si no pudiera hacer frente al mundo, en su máscara de víctima indefensa está a la espera continua de que alguien venga a rescatarlo. Emplea la auto-lástima, o la indiferencia como un escudo contra el miedo a tener que hacerse responsable por su vida. Está en la búsqueda constante de otros para ser guiados, lo que los suele llevar a grandes inconvenientes, tales como falta de decisión, falta de logros y una excesiva dependencia del aplauso externo o adicción a las relaciones personales.

Si recordamos los cuatro hijos de la Hagadá de Pesaj, podremos corroborar que el rebelde es el rebelde, el impostor es el perplejo (más conocido como "el que no sabe preguntar"), y el perdedor es el simplote.
Si desea más información sobre los "cuatro hijos", lea el texto que se abre haciendo clic aquí.
En otra ocasión habíamos tratado el tema de los tipos de personalidades no basadas en fundamentos saludables desde una perspectiva alterna, y los habíamos presentado con otros nombres. Si lo desea, encontrará esta otra información haciendo clic aquí.

Como se puede apreciar, el impostor y el rebelde comparten una característica energética: ambos son activos, tienen un (aparente) plus de energía disponible, que no es canalizada correctamente, en pos del crecimiento, sino que es derivada hacia el mantenimiento de la fachada que aplasta el "yo esencial" detrás de los escombros de la escasa autoestima. Con este (aparente) plus energético, ambos caracteres tienden a no reconocer adecuadamente los límites impuestos por la realidad, y entonces fracasan en adecuarse al contexto.
Por su parte, en el fracasado la cualidad energética pareciera ser en menos, ya que se manifiesta como un ser pasivo, falto de fuerzas, implorante del ánimo ajeno. En su caso, siente como si el mundo lo penetrara, como si no tuviera contención, y la realidad lo arrollara.
(Estas dos cualidades energéticas en la abaja autoestima han sido apuntadas en los escritos del Rav Volbe).
Conocer estas cualidades energéticas es importante para definir la estrategia de crecimiento que se priorizará llegado el momento oportuno.

Consecuencias de la escasa autoestima
La escasa autoestima puede conllevar consecuencias devastadoras:

  • puede crear ansiedad, estrés, sentimiento de soledad e incrementar la posibilidad de depresión.

  • suele traer confusión, enojo, constante sentimiento de culpa y escaso gozo.

  • puede conllevar problemas en las relaciones interpersonales, con amigos, parejas y familiares.

  • puede generar impedimentos académicos o bajo rendimiento en las actividades laborales.

  • puede conducir a bajo rendimiento y aumentar la vulnerabilidad a todo tipo de dependencias y abusos.

Lo más dramático es que estas consecuencias negativas refuerzan la auto imagen negativa que la persona se forma de sí misma. Esto lleva por un espiral descendente, en el transcurso del cual la autoestima se negativiza aún más, y se puede alcanzar grados de auto destructividad o pasividad lindante en lo mortal.

Otro dato dramático es que la persona con baja autoestima, pareciera ser llevada por un negro destino a repetir situaciones en las cuales salta a la luz su precaria personalidad, y sus escasas defensas sostenidas en su endeble autoestima. Lo cierto es que el destino no es el que genera estas circunstancias nefastas, sino que es la misma persona la que pareciera inconscientemente buscar o fabricar la situación para reconfirmar su creencia de poca valía e ineptitud.

Cinco pilares para mejorar la autoestima
Antes de comenzar a mejorar en el plano de la autoestima, es imprescindible que la persona se diga sinceramente, y acepte con honestidad, que es responsable por su vida, y que es capaz de modificar muchos de sus patrones de conducta nocivos.
Una mínima cuota de confianza en sí mismo, es indispensable.

Los cambios internos, en los patrones de conducta, no necesariamente se dan con facilidad o rápidamente, pero suceden si uno trabaja con constancia, dedicación y asertividad para lograrlo.

Saber que uno no es impotente, es básico.
Y saber que uno no es todopoderoso, también es básico.

Una vez que uno ha aceptado, o al menos querido aceptar, que uno no es impotente, entonces está habilitado para dedicarse a fortalecerse mediante la construcción de estos pilares que sostienen el empezar a mejorar la autoestima:

  1. Desinvestir (quitar poder a) las voces internas destructivas.

  2. Mimarse.

  3. Recibir ayuda apropiada de otros.

  4. A-G-C.

  5. Comunicación auténtica.

El primer pilar para reforzar la autoestima es quitar el poder a las voces internas que con sus mensajes negativos pretenden destruirnos. Aquí presentamos algunos ejemplos de mensajes perversos de las voces internas, y la manera de dejarlos inermes.

  Voz interna negativa que...

 Estrategia

es abusiva y desproporcionada:

"Eres un ridículo, nadie se viste así. Ahora serás el hazmerreír de la reunión. Bueno... como siempre, ¿o acaso hoy ibas a cambiar? El que nace tonto se muere tonto. Tienes mal gusto, mal aliento, mal carácter, mala disposición, mala vida, eres malo en definitiva"

No seguir el tema propuesto:

"Que lindo día que hace. Voy a pasarla muy bien en esta reunión, espero que haya asado, ¡con lo que me gusta!"

es injustamente áspera:

"La gente dice que le gustó mi presentación, pero no estuvo ni cerca de lo buena que pudiera haber estado. No puedo creer que ellos no se hayan dado cuenta de mis errores. Soy un falso que los está engañando."

Ser asertivo:

"¡Qué bueno que les gustó! Quizás no fue una presentación perfecta, pero hice un buen esfuerzo y dio sus buenos frutos. Estoy complacido por esto, y ahora se que puedo hacerlo igual o mejor"

generaliza fuera de todo parámetro:

"Saque mala nota en este trabajo. Es que soy un burro e idiota. ¿A quién quiero engañar? No debo tomar más clases. Soy un estúpido que no debo estar en este colegio más, es una pérdida de tiempo."

Ser específico:

"Que pobre nota saqué en este trabajo. Pero, no estuve tan mal en las tareas domiciliarias y en otras tareas Parece que hay ciertas cosas que aún no comprendo, y que yo pensé que ya sabía. Me parece que voy a revisar un poco mejor mis conocimientos"

hace cabriolas con la mente:

"Él está enojado. No ha dicho nada, pero yo sé que eso significa que me desprecia."

Desafiar lo irracional:

"Es cierto, parece enojado, pero no sé porqué. Quizás no tiene nada que ver conmigo, así que en lugar de presuponer, mejor le preguntaré"

aterroriza:

"¡Me dejó plantado en nuestra primera cita! Estoy sumamente humillado y lastimado. Nadie me quiere ni se preocupa por mí. Nunca encontraré una novia. Estaré por siempre solo. Moriré como un perro abandonado."

Tender a la objetividad:

"¡Ay! Esto duele. Ella no quiere salir conmigo, pero, eso no significa que yo sea un fracaso. Yo sé que tengo mis virtudes y belleza. Sé que soy agradable, y no tengo porqué gustarle a todo el mundo. Sé que encontraré a alguien para mí."

como un perro con su hueso seco:

"¡Él está con esa otra! Cómo los odio. Todo para ella y a mí me dejó en la calle. Yo le di mis mejores años de vida, y ahora no tengo nada. Pero él ahora están el restaurante pasándola como un rey. Y con ella. Y yo sola aquí. No valgo nada. Pero a él le dan todo..."

Dedicarse a construir:

"Con mi tiempo libre, ahora que estoy divorciado, puedo por fin dedicarme a muchas de esa cosas que siempre quise hacer. Voy a abrir el negocio de decoración que siempre soñé, daré clases de jardinería, estudiaré Filosofía, me dedicaré a pasear con mis nietitos... la vida puede ser bella..."

hace dar vueltas y vueltas:

El joven se acerca a su esposa y: "Tú sabes que yo soy tu pareja, tu marido, pues vivo contigo y tenemos un contrato matrimonial. Y eso me permite decirte, y quiero que le prestes atención, no como otras veces que no lo has hecho, a pesar de que yo te escucho y respeto en tus cosas, lo que quiero decirte, y es importante que lo captes en su verdadero sentido, porque la relación que tenemos me permite decírtelo, es algo muy importante que guardo en mi corazón como se guarda un tesoro lejos de manos de ladrones y codiciosos. Como una vez me dijo mi tío, ese que tú no aprecias tanto como debieras, o al menos eso es lo que me parece a mí, y quiero que eso no lo tomes a mal, porque no es momento de discutir lo que te estoy diciendo... (media hora después, quizás concluye con)... lo que te quiero decir es que te quiero"

Ser simple y directo:

"Querida, ¡cuánto te quiero!"

Esto es muy importante para reforzar la autoestima, pero no suficiente. Dado que nuestra autoestima se construyó esencialmente a partir de nuestras relaciones con otras personas en el pasado, es necesario que aprendamos a tratarnos con el respeto y aprecio que nos corresponde como criaturas creadas a imagen y semejanza del Eterno.
Podemos enviarnos mensajes que nos demuestren que somos valiosos, competentes, meritorios y dignos de aprecio. Hay muchas maneras de mimarse / nutrirse (a sí mismo):

  • Practicar hábitos básicos del cuidado propio: dormir lo suficiente, comer de modo saludable, hacer ejercicio regularmente, tener hábitos de higiene, y otras conductas por el estilo.
     

  • Tener tiempo para el esparcimiento y el relajamiento: hacer cosas que den satisfacción personal, y no busquen ningún otro objetivo. Cosas tales como un hobby, tomar una siesta, dar un paseo, ver una película, hacer jardinería, cualquier cosa que sea agradable y que no contravenga ni leyes ni mandamientos.
     

  • Recompensarse por los logros: uno puede tomarse la noche para celebrar el examen salvado, pasar el tiempo con amigos, o simplemente darse un aplauso interno por haber hecho esa difícil llamada por teléfono.
     

  • Recordar las propias fuerzas y logros: una manera es hacer una lista de cosas que nos agradan de nosotros. O guardar un registro de éxitos y premios, certificados, cartas de agradecimiento, etc. Tener recuerdos de momentos de felicidad y sano orgullo en algún lugar que esté visible.
     

  • Plantearse objetivos a corto plazo: dedicarse a realizar proyectos concretos, más o menos accesibles, a los cuales procurar alcanzar sin presionarse.
     

  • Perdonarse por no haber alcanzado la meta propuesta: ser crítico no significa ser criticón. Es bueno reconocer dónde uno ha fallado, pero cuando la crítica solamente sirve para destruir, mejor dedicarse a otra cosa. Recuerde que las voces internas son muy duras y exageradas.
     

  • Quererse, aunque uno no se crea digno de eso: "créaselo" hasta que sea cierto. Cuando uno se quiere, aunque en principio no se crea digno del auto-cariño, finalmente llegara a quererse de verdad.

El tercer pilar, de recibir ayuda de otros, es uno de los pasos que suele ser muy difícil de dar. Personas con baja autoestima habitualmente no piden ayuda porque sienten que no son merecedores de ella. Pero, dado que la autoestima se construye esencialmente a partir del trato dispensado por otras personas en el pasado, va a ser necesaria la ayuda ajena en el presente para desafiar los mensajes críticos que provienen de experiencias pasadas.
He aquí algunas ideas para recibir ayuda de otras personas:

  • Pedir ayuda de amigos:

    • Preguntar a los amigos que piensan ellos que hago bien.

    • Pedir a un amigo que escuche sin querer dar consejo.

    • Pedir un abrazo.

    • Pedir a alguien que me quiere, que me lo diga.

    • Tener en cuenta que no se debe presionar a las personas, ni perseguirlas, ni exigirles darnos cariño.

    • Recordar que el que tiene escasa autoestima puede estar acompañado por personas que lo refuerzan en su convicción de escasa valía, y por lo tanto se debe ser selectivo al momento de recurrir por ayuda.

    • No perseguirse.
       

  • Recibir ayuda de maestros y otras personas importantes:

    • Ir a profesores, consejeros o tutores para pedirles ayudas con las clases problemáticas.
      Recordar que ellos están allí para ayudarme a aprender.

    • Si no tengo confianza en algunas áreas, entonces probar con nuevos métodos, o dedicarse a otras áreas de estudio.
       

  • Consultar con el terapeuta o consejero:

    • Sea el sentimiento muy doloroso, o apenas sentido, no se debe dejar de lado la ayuda profesional que el técnico está capacitado para brindar.
      Recuerde que los amigos, muchas veces no saben lo qué hacer, y "de buena onda" suelen perjudicar aún más.
      Por otra parte, los "amigos" de la persona con escasa autoestima, generalmente no son "amigos" sino aprovechadores de la personalidad débil de su acompañante, al que toman a su servicio, o para tapar su propia baja autoestima u taras mayores.
       

    • Consultar con un consejero es un buen camino para aprender más de uno mismo, y así comenzar a conocer las maneras de crecer.
       

  • Rezar:

    • Aprender a pedir con justicia, agradecer con corrección y a elogiar con propiedad, son características de las personas con saludable autoestima. El rezo judío establecido tiene, entre otras funciones, enseñar a la persona estas maneras.
       

    • Abrir un canal de comunicación sincero con el Todopoderoso, es en última instancia, un encuentro con el "yo esencial" que es parte de cada uno. Cuando la personalidad se aproxima más a su "yo esencial", mayor es la confianza que tiene en sí misma.

El cuarto pilar, es AGC, siglas de:

    • Agradecimiento: reconocer y agradecer a aquellos que nos ayudan.
       

    • Generosidad: dar apropiadamente sin esperar NADA a cambio. Pero con cuidado para no hacer del servicio un servilismo.
       

    • Compasión: reconocer al prójimo en dificultades, y darle especialmente una mano con generosidad.

Éste es el pilar que consideramos decisivo y central, pues la autoestima, sea la saludable o la que ha estado dañada, se fortalece mediante el ejercicio del bien hacia el prójimo.
Atención que el bien hacia el prójimo, jamás representa un daño a sí mismo, por tanto, aquel que con su autoestima por los pisos supone que arrastrándose como un felpudo para congraciarse con alguien está siendo generoso, en realidad, está lesionándose y perjudicando al otro.

Como quinto pilar tenemos la comunicación auténtica, que apenas si mencionaremos ahora, y que consta de cuatro componentes indispensables:

    • Sinceridad, pero mesurada.

    • No querer dañarse ni dañar al prójimo.

    • Respetarse y respetar prójimo.

    • No dar nada por sentado, abandonar los pre-supuestos.

Los cinco pilares para modificar correctivamente la auto-percepción y acrecentar la autoestima no se basan en la idea de que se debe corregir lo que está mal o enfermo, sino en destacar y aprovechar las áreas saludables y los potenciales desaprovechados de la persona.
Esto es, se comienza por donde se quiere llegar: se confía en que la persona puede hacerse responsable y navegar hacia un estilo de vida más saludable, y una autoestima más favorecedora del gozo y el crecimiento.

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Notas:

 Yehuda Ribco

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