Acciones benditas

Esta semana corresponde leer la parashá llamada Devarim ("Dichos") que es la primera del quinto tomo de la Torá, el sefer Devarim, conocido en español como "Deuteronomio".

Muchas veces, gran numero de personas tienen la impresión de que Dios pide que tengamos fe, que nos dediquemos a afianzar nuestros lazos sentimentales hacia Él.
Es una opinión muy difundida la que gratuitamente afirma que a Dios agrada la persona que se derrite en emotiva religiosidad.

Sin embargo, Dios NO pide fe, jamás lo hace, pues poco es su valor a ojos del Todopoderoso.
(Tengamos en cuenta que en sentido judío, "fe" no es sinónimo de "fidelidad" o de "creencia".
Fe
es un sentimiento acrítico, dogmático, que puede hacer pasar por lícito aquello que no lo es.
Creencia, por su parte, es la convicción a la cual se llega después del análisis racional y basado en el estudio/argumentación y a veces experimentación. Como tal, es preciso diferenciar entre la creencia de los niños de la de los adultos.
En algunas oportunidades por carencias en los idiomas se emplea en contextos judíos ambas voces como si fueran sinónimas).
Claramente la Torá nos explica y reitera que:

"El Eterno tu Elokim te ha bendecido en toda la obra de tus manos."
(Devarim / Deuteronomio 2:7)

Releamos por favor.
¿Qué es lo que Dios bendice de nosotros?
Pues: nuestras obras, nuestras acciones, lo que hacemos.
En NINGÚN momento se hace énfasis en aquello a lo que nos afiliamos dogmáticamente, o si derrochamos nuestra afectividad en seguir alguna idea.
(La afectividad es un buen acompañante de las acciones, en tanto no conduzca a realizar actos prohibidos, o a adorar dioses falsos u otras supersticiones).

Para que nuestros actos reporten verdadero beneficio (que es bendición para Este Mundo y para el Venidero), deben hacerse de acuerdo a los parámetros invariables y objetivos que Dios establece en Su perfecta Torá.
Cuanto más apartado de ese marco se actúe, menos bendición se recibe y menos gozo el espíritu está capacitado para percibir (ver cita en Devarim / Deuteronomio 31:29).
Tal como fuera enseñado:

"El Eterno tu Elokim hará que sobreabundes en toda la obra de tus manos… si escuchas la voz del Eterno tu Elokim para guardar Sus mandamientos y Sus estatutos escrita en este libro de la Torá; si te vuelves al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma."
(Devarim / Deuteronomio 30:9-10)

En síntesis, para estar encaminados hacia el bienestar superior es imprescindible contar con estos tres elementos:

  1. Haber estudiado Torá (escrita y oral) y aceptado criteriosamente su mensaje. O al menos, haber recibido la instrucción apropiada de parte de maestros judíos sabios y versados en Torá y mandamientos.

  2. Actuar, obrar, hacer, practicar de acuerdo a lo que dictamina la Torá con sus mandamientos.

  3. No poner la confianza o esperanzas en el presunto poder de la fe u otras ilusiones vacías de acciones positivas.

Así pues, está en nuestras manos el hacer con nuestra vida un paraíso o un infierno.
Tal como testimonia el profeta en la triste meguilá que dentro de pocos días dolidamente leeremos:

"Dales, oh Eterno, su retribución (para bien, o para mal) según la obra de sus manos."
(Eijá / Lamentaciones 3:64)

¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco

 

Relato

Esta simple historia le aconteció a una maestra conocida mía hace unos años:

Vociferando el jovencito se plantó ante su maestra, y le gritó de manera descortés:

– ¡Esto que me ha hecho es injusto! ¿Quién lo hubiera dicho? ¡A fin de año hacerme esto tan, pero tan injusto!

– Pablo, primero baja el tono de tu voz. Luego dime qué es lo que te parece injusto.

– Mi boletín de calificaciones no demuestra lo que realmente pasó durante el año de clases. No me está calificando con justicia, ¡no señor!

– ¿Por qué te parece eso?

– Pues, porque me ha reprobado. ¡A MÍ! ¿Cómo es que me ha reprobado A MÍ? Está bien que lo haya hecho con Juancito, que todo el día holgazaneaba, que nunca le prestaba atención, que siempre estaba listo para pelearse o escaparse de la clase. Es más, para que vea que no soy envidioso, me parece que está bien que haya aprobado con buena nota a Isaquito, porque todo el día estaba dale que te dale con estudiar, hacer la tarea, cumplir siempre con todo. ¿Pero, por qué no me distinguió igual a mí? ¿Por qué me discrimina ahora? ¿Acaso pasó alguna semana sin que yo no le trajera una manzana? ¿Me olvidé alguna día de preguntarle cómo estaba usted y de desearle un buen día? ¿No fui el único de la clase que la felicitó para el día de su aniversario? ¿No me reía siempre de sus chistes, aunque no son siempre graciosos? ¿No le decía que tan buena maestra es usted? Y ahora… ¡esto! (Y muestra su boletín de calificaciones).

– Pablo, ay Pablo querido mío.
Claro que aprecié mucho tu disposición tan gentil, que me parecía muy simpática tu actitud. Eso lo valoro mucho si la intención es buena. Pero, debes recordar sobre lo que se basan principalmente las calificaciones: lo adecuado que se ha trabajado en la materia de estudio, lo aprendido, lo que fue aportado para el beneficio de la clase en general.
Pablo, mi apreciado Pablo.
Tú te has destacado en muchas cualidades socialmente estimables, pero por aferrarte a eso has dejado de hacer tu tarea, no has estudiado las lecciones apropiadamente, careces de la información básica, has incumplido en muchas situaciones con las consignas requeridas.
Te pido que recuerdes como te decía una y otra vez: ‘Pablo, debes traer los deberes… Pablo, por favor estudia tal y cual capítulo para para la prueba… Pablo, por favor no interrumpas a tu compañero que está dando la clase para decirme cuanto me quieres…’
En resumen, mi apreciado, estimo que es más provechoso para ti que el año entrante curses nuevamente este grado y que dirijas tus esfuerzos para cumplir con la tarea, en lugar de dedicarte a querer ganar mi aprecio por medio de regalos y otras cosas que no te pido, ni te son de validez.

Preguntas para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?

  • ¿Fueron justos la calificación y el consejo de la maestra?
    ¿Cuál fue el error de Pablo?

  • ¿Cómo se vincula el siguiente pensamiento de Salomón con lo que hemos comentado acerca de la fe y las obras?
    "El sacrificio de los impíos es una abominación al Eterno,
    pero la oración de los rectos Le agrada.
    "
    (Mishlei / Proverbios 15:8)

  • Dijo el inspirado salmista:
    "Sea sobre nosotros la gracia del Eterno nuestro Elokim.
    La obra de nuestras manos confirma entre nosotros;
    sí, confirma la obra de nuestras manos.
    "
    (Tehilim / Salmos 90:17)
    ¿Se está contradiciendo cuando pide "la gracia de Dios" e inmediatamente pide que Dios "confirme las obras realizadas"?
    ¿Acaso "la gracia" está desconectada de "las obras realizadas"?

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