No a la religión

La religión es la subversión de la espiritualidad.

¿Subversión?
¿Qué es eso?
¿Acaso una versión minimalista o inferior de algo?
¿Quiere decir que la religión es como una versión mínima, básica, de la espiritualidad?

¡Ciertamente NO!
La idea es que la religión es lo que mina, socava, destruye, corrompe la espiritualidad.

El diccionario nos dice:

f. Inversión,desestabilización o revolución de lo establecido.
(Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe)

Interesante, al menos así lo veo yo.

Pero… ¿será cierta esta apreciación?
¿Tú también consideras que la religión invierte, desestabiliza, revoluciona, demuele, afea, perjudica lo espiritual?

Veamos.

¿Qué es religión?

El mismo diccionario que consultamos anteriormente nos trae:

  • f. Conjunto de dogmas,normas y prácticas relativas a una divinidad.
  • Cada una de las diferentes doctrinas según dichas creencias.

A lo cual podemos añadir la visión a partir de la etimología de la palabra, para descubrir qué significa en su origen:

  • Los que indican que en latín re-ligare es “volver a atar, volver a vincular”.
  • Los que expresan que re-ligare es “atar fuertemente a alguna deidad por medio de manipularla con rituales preestablecidos”.

Ambas ideas son absolutamente contrarias a lo que es la espiritualidad, y por tanto no tienen relación real  ni con el judaísmo ni con el noajismo.
En nuestro saber no existe un corte del lazo que vincula a Dios con el hombre. Nunca jamás esa esencia espiritual divina que hace parte del hombre deja de existir. Nuestro Yo Esencial es nuestro puente constante, sin cortes, sin interrupciones. 
Judaísmo y noajismo NO SON religiones, ni lo pueden ser, aunque muchos por confusión o modismos lingüísticos así las denominen.

Pero, el supuesto corte del lazo sagrado sí está expresado y es sustancial en la fantasía de todas las religiones, particularmente (y la que conocemos más por su vecindad) entre los cristianos en todas sus vertientes (sí también de esos que se hacen pasar por judíos, sea como mesiánicos, netzaritas, notzaritas, ebionitas, sefaraditas renovados, seudo bnei anusim, noájidas creyentes en yeshua-jesús-jebús, entre otras tantas sectas). Para ellos el “pecado original” constituye un quebrantamiento de todo hombre. Todo hombre nace pecador. Todos hemos caído a causa del pecado original. Sin la acción ritual, o sin la fe, según la doctrina, el hombre está abandonado de Dios, está solo, está en pecado, es hijo del infierno, está sin salvación. Por lo cual, necesita la religión, precisa de la fe, es indispensable que se subordine a su “salvador” y a los emisarios del mismo, para que sea “salvo”, para pueda ser un “hijo de Dios”.
Esta patraña nociva, este mito barato, este veneno mortal, es lo que sustenta a la religión. En todo contrapuesto a la espiritualidad. Falsifica la esencia de la persona, sustrae la Presencia de Dios del mundo, instala la necesidad mentirosa de “salvadores” mágicos. Esa tosca manipulación es la religión, todas ellas.

En la otra punta, en las antípodas, en el lado luminoso de la vida, se encuentra el entendimiento y aceptación de la propia identidad espiritual: sea como noájida, sea como judío.
No tenemos que hacer malabarismos, ni manipular, ni amenazar, ni maldecir, ni presionar, ni pactar, ni negociar, ni esclavizarse, para admitir que TODOS somos hijos de Dios, TODOS, sean personas que compartan la “fe verdadera”, o no. Sean que actúan bien o no. Sean amigos o lo contrario.
Para nosotros todos somos hijos de Dios, algunos lo saben y se comportan como tales. Otros lo saben pero se comportan de otra manera. Otros no lo saben ni se comportan como debieran (gentiles al cumplir sus Siete Mandamientos, judíos al cumplir lo que pueden de los 613 mandamientos de la Torá).

Nosotros no andamos enfocados en rituales, ni en manipular a dioses y hombres.
No condenamos a infiernos, no amenazamos con maldiciones, no provocamos el desaliento, no vendemos falsas ilusiones, no damos vacías esperanzas.
Andamos por la vida haciendo el bien y la justicia, tal como se nos ha indicado.

Cuando nos dejamos de alimentar espiritualmente, es que recurrimos a la religión.
Todo aquel que está vacío de espiritualidad, se hace toscamente religioso.
Se fanatiza, el esbirro del EGO, porque se siente desprovisto de la Luz divina.

Por supuesto es un tema muy interesante, pero creo que ha sido suficiente por el día de hoy.
¿Tú que crees?

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