Primero lo primero…

Está escrito en la parashá: “Entonces Bileam dijo al enviado de Hashem: –He pecado. Es que yo no sabía que te habías puesto en el camino, contra mí. Pero ahora, si esto te parece mal, yo me volveré. (Bemidbar / Números 22:34)

“Él se jactaba de conocer los deseos de Dios, pero tuvo que reconocer su ignorancia.” (interpretación de RaSH”I en el lugar).

Una vez un judío extremadamente pobre pero ilustrado se encontró con uno rico, que iba presuntuosamente camino a la sinagoga para hacer tfilá y tzdaká. Como se reconocieron, ambos caminaron juntos y en silencio. El pobre pensaba esperanzado en lo qué le daría su acompañante, pues estaba muy hambriento. Pero durante el largo trayecto… nada.
Cuando al fin llegaron al shil el adinerado dijo: “En casa me espera un enorme asado, me gustaría que vinieras a comer conmigo luego de la tfilá (plegaria)”.
Sonrió el necesitado de comida y respondió que iría.
A la hora de rezar el pobre no podía concentrarse, sentía hambre y frío y sueño. Y un extraño pensamiento le vino a la mente: no iría a comer con quien lo había invitado hasta no enseñarle algo…
Y luego del rezo le explicó: yo sé que tu intención es muy buena, y que no eres mala persona, pero tú has preferido vanidosamente rezar y luego preocuparte por el bienestar de tu prójimo que quizás esté muriendo de hambre, cuando Dios bien puede esperar un momento por el rezo…

(relacionado a Mishné Torá, hiljot matnot aniim 7:6 y Shulján Aruj, Ioré Deá 249:14, 16)

 

Destellos de la parashá

Sidrá 40ª de la Torá; 7ª del sefer Bemidbar.

Entre pesukim 22:2 y 25:9. Haftará en Mijá 5:6 – 6:8.

En esta parashá se narra como los enemigos de Israel tratarán de vencerlo por medio de armas inmateriales: a través de maldiciones y por intermedio de atraerlos hacia la inmoralidad.
Contra las maldiciones poseemos un buen escudo, pues Dios ha prometido a Avraham: “Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» (Bereshit / Génesis 12:3).
Y contra la inmoralidad existe un excelente antídoto, la Torá y sus instrucciones: “Los tzitzit servirán para que al verlos os acordéis de todos los mandamientos de Hashem, a fin de ponerlos por obra, y para que no vayáis en pos de vuestro propio corazón y de vuestros propios ojos, tras los cuales os habéis corrompido.” (Bemidbar / Números 15:39).
Sin embargo, no es tan difícil caer en tentaciones perniciosas, y un error suele conducir a otro. Por lo que la atención y la perseverancia en obrar correctamente deben ser compañeras constantes en nuestro camino de crecimiento integral.

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