Y aconteció en el octavo día…

“Vaieí baiom hasheminí…” – "Y aconteció en el octavo día…”

(Vaikrá 9:1)

En nuestra parashá SHEMINÍ, D-s ordena consagrar el Santuario en el día octavo. Pero, además, es en esta semana que leemos por vez primera en la TORÁ la lista de los animales que son considerados KSHERlM, aptos, para la alimentación de la persona judía, y la de los animales que no lo son, pues son impuros o inhabilitados para ser ingeridos. Cada generación ha intentado aportar su renovada interpretación de lo KASHER; desde los motivos que van de lo práctico-saludable-sanitario hasta las motivaciones metafísicas, inexplicables o inentendibles para el ser humano.
Surgen otras ideas importantes en torno al KASHRUT, como el que se preservaría la identidad judía al guardar lo KASHER, o desde otra perspectiva, que se logra una elevación por medio de esta práctica.
Pero, sea cual fuera la interpretación, lo cierto es que es no hay forma de explicarlo con certeza plena.
Dicen los Sabios que D-s nos ha ordenado respetar las leyes de KASHRUT y simplemente por eso hay que acatarlas.
Quizás no nos parezca democráticamente moderno el que debamos cumplir algo, cualquier cosa que sea, porque es una orden de D-s, pero es con este pensamiento que el judaísmo tradicional se mantenido a lo largo de los siglos, a lo ancho del planeta, y a través de innumerables desdichas y ocasionales alegrías.
Es en definitiva el IRHAT SHAMAIM, (reverencia a D-s), lo que ha permitido al judío llamarse hijo santificado, (y digno representante), del PUEBLO ELEGIDO.

¿Y en que se relaciona todo esto al día octavo, y al título del comentario de esta semana, y el de la misma parashá?

¿Qué es el octavo día?

¿Existe en nuestro mundo un octavo día?

Podríamos contestar que es el octavo día a partir de alguna fecha específica, por ejemplo como expresan algunos comentaristas sobre este versículo: es el octavo día del mes de Nisán. (O como en el caso del Brit Milá (circuncisión) es el octavo día a partir del nacimiento del niño. O Shminí Atzeret que es el octavo día de Sucot).También, obvio, que el día octavo es uno más que el séptimo. Esto significa el primer domingo luego del primer Shabbat que tomemos como punto de referencia.

Sin embargo, el octavo día que aquí tratamos no es de este mundo.
No tiene un nombre, ni un lugar en el calendario, ni siquiera este día tiene veinticuatro horas.
Este OÍA OCTAVO (iom hasheminí) es un día del espíritu.

La Creación del Universo se realizó en siete días, el séptimo día fue concebido pera bendición de toda la creación, para reposar de la actividad creadora y dominante sobre lo natural, y para regocijar, alegrar el alma. El séptimo día, el SHABBAT, es el momento en que lo material se transforma en espiritual, y en que el espíritu se convierte en carne. El día Santo, de la Transición y el Retomo. Un día para el pueblo elegido.

Pero, el día octavo es distinto. Este día inconmensurable, sin límites, que puede ser en cualquier momento, es día que convierte a ISRAEL en parte de la Eternidad, en un pueblo sin fronteras, sin tiempo. Que lo perpetúa por todas las generaciones en contacto íntimo con la Divinidad. Que transforma al PUEBLO en ELEGIDO, en santo, como Santo es D-s.

Quizás he ahí la relación que buscábamos al comienzo de este comentario cuando intentamos vislumbrar alguna relación entre la consagración del Santuario y el KASHRUT.
El Santuario que servía como ligazón física entre D-s y los hombres fue consagrado el día octavo, y el hombre común puede consagrarse a través del templo que es su vida respetando las leyes de D-s ha dado a los hombres, y convirtiendo su existencia, con todo lo que pueda de su ser y hacer, en un lugar santo, un lugar de lOM HASHEMINÍ, en un hogar para D-s.


"Las leyes de la Torá no han sido establecidas para tomar venganza, sino para fomentar la justicia, la misericordia y el bienestar general en el mundo.” (Maimónides : ‘Mishné Torá’, Shabbat, ii-9)

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