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 Lic. Prof. Yehuda Ribco // Elul 15, 5765 - 19/8/05

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 Cterapia 

     La brecha entre el Yo Auténtico y el Yo Vivido


Génesis

"El faraón llamó a Iosef [José] Tzafenat-panéaj, y le dio por mujer a Asenat hija de Potifera, sacerdote de On. Y Iosef [José] salió a recorrer toda la tierra de Egipto.
Iosef [José] tenía 30 años cuando empezó a servir al faraón, rey de Egipto. Saliendo Iosef [José] de la presencia del faraón, recorrió toda la tierra de Egipto.
"
(Bereshit / Génesis 41:45-46)

Al nacer el niño ya cuenta con su esencia espiritual, con su Yo Auténtico o Esencial, formado y puro. Es la identidad que lo acompañará durante toda su vida, tanto en Este Mundo como en el Venidero.

Pero, la persona aprende a llamar "Yo" a lo que es el Yo Vivido, a lo que el cuerpo experimenta y la mente aprende de sus relaciones con su entorno.
En el normal proceso por el cual surge el Yo Vivido, se va desdibujando de la conciencia la figura del Yo Auténtico.

A mayor distancia entre ambos yoes, entre ambas facetas de su ser, mayor es la alienación de la persona, mayor la enajenación del ser y mayor es el sufrimiento de la persona en su totalidad.

Es que, en el transcurso de su vida, desde el útero de la madre y hasta el vientre de la tierra, la brecha entre el Yo Auténtico y el Yo Vivido se va ampliando.
Paso a paso, generalmente de modo inconsciente e involuntario, se reviste la persona de identidades, de máscaras y personajes que van cubriendo aspectos de su auténtico Yo.
Hasta alcanzar el punto en el cual la persona difícilmente reconoce su verdadera identidad, su esencia espiritual intachable.

Lo cierto es que la voz del Yo Auténtico se mantiene perenne resonando en las cavidades más íntimas del ser1, pero ensordecido su mensaje por el estruendo carnavalesco de los innumerables aprendizajes que nos someten.
Es decir, la voz de la Verdad clama en silencio en lo profundo de nuestro corazón, pero tristemente éste está prestando atención a las voces que vienen de fuera y nos colman de confusión, esperanzas banales, ilusiones y máscaras que vamos adoptando como identidades.

En ese trance, la persona está perpleja, ajena de sí misma. Actúa como por inercia o actuando los "libretos" que los mayores le fueron escribiendo durante su crecimiento. Tiene sentimientos encontrados, divergentes mientras frecuentemente le asaltan los temores básicos de las personas:

  • a la impotencia, a la destrucción,

  • a la soledad, al desamparo,

  • al fracaso, al anonimato,

  • al desorden, a la desorganización,

  • a lo desconocido.

Trata de manejar de cierta manera estos temores, pero lo único que hace es caer una y otra vez en aquello que teme.

Ahora, pongámonos en la situación del niño bien pequeño que experimenta dos extraños contrasentidos (en el mejor de los casos) en su vida.
El primero:

  • siente el amor, cuidado e interés de parte de sus mayores;

  • pero siente que no es amado por lo que es, sino por lo que debe ser, en mayor o menor medida.

Es corriente, pero poco aceptado, que el amor de los mayores se ofrece bajo condiciones, que pueden resultar razonables y lógicas para la mente adulta, pero no por ello dejan de ser obstáculos para el amor, para el vínculo puro entre los "Yo Auténticos" de padres e hijos.

Estos obstáculos son también elementos para explicar el padecimiento de la persona y su separación de su mundo interno (emocional y espiritual): para ser amado tengo que dejar de ser auténtico y pasar a vivir como el otro que (dice que) me ama quiere que sea.

Así se inviste de ropajes que no son propios, de caretas que ocultan su verdadero ser, para satisfacer las expectativas de los padres y obtener la seguridad y el amor tan anhelados. Se rechazan los propios sentimientos, para adoptar los ajenos; se desconfía de los propios pensamientos, para asumir los de otros; se somete a chantajes y manipulaciones, para dar y recibir lo que es moneda de intercambio en el mundo de este falso amor.

Debemos apuntar que cuando se ha sufrido mucho en la infancia, no es extraño que las caretas sean de rebelión y oposición, enfrentando de ese modo las metas que se le ofrecían como intercambio para el amor. Realmente, hasta la actitud de rebelión no es otra cosa que mantener también una vida ajena, que también cumple con el libreto que los otros le han escrito para su vida en lugar de desplegar todo el potencial del Yo Auténtico en la realidad.

El segundo contrasentido:

  • siente en su interior más profundo el tenue llamado espiritual hacia la Verdad,

  • pero siente el constante mensaje disonante de parte del entorno, que lo somete a SU verdad.

Esta divergencia constituye una pena inmensa para el espíritu de la persona desde la infancia, pues el niño llega a este mundo con un inmenso caudal de conocimiento, pero no tiene el código para expresarlo, ni mecanismos al alcance para re-encontrarlo. Por su impotencia inicial acepta el "conocimiento" externo como el correcto, ahogando lo que es auténtico detrás de decenas de caretas aprendidas y más o menos prendidas a su ser.

El espíritu se mantiene anhelante por beber aguas frescas del manantial de la Verdad, pero solamente engaña a su sed con espejismos de las verdades de las personas.

Éxodo

"Cuando el faraón se había acercado, los Hijos de Israel alzaron los ojos; y he aquí que Mitzraim / Egipto venía tras ellos. Entonces los Hijos de Israel temieron muchísimo y clamaron al Eterno.
Y dijeron a Moshé [Moisés]: -¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para morir en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto de sacarnos de Egipto?
¿No es esto lo que te hablamos en Egipto diciendo: 'Déjanos solos, para que sirvamos a los egipcios'? ¡Mejor nos habría sido servir a los egipcios que morir en el desierto!
"
(Shemot / Éxodo 14:10-12)

En la vida adulta se vive el temor, la ansiedad, la angustia, la enajenación, la perplejidad, el no ser quien se es auténticamente.
Pero esas vivencias no siempre acompañan una acción libertadora, por el contrario, son usadas como excusas para acentuar la brecha entre el Yo Vivido y el Esencial.
En una paradoja insólita, la persona parece aferrarse con desesperación a sus caretas, a sus identidades falsas, como si de ello dependiera su placer y su vida. Pero en verdad, son esas caretas las que le impiden gozar del placer y vivir en realidad.
Cada nueva estrategia por aferrarse a la careta, más aleja a la persona de su esencia.

Cuando se liberan las reprimidas emociones, sea por movimientos producto de la terapia o por algún acontecimiento singular, van aflorando recuerdos reprimidos, se desborda la rabia, el odio, el desconsuelo, el dolor intenso.
El malestar es grande generalmente, por eso se quiere volver al sopor de la inconsciencia, cuando se padecía atrozmente pero sin percatarse hasta qué punto realmente.

Cuando el momento de enajenamiento es sobrepasado, la persona está en condiciones de empezar a darse cuenta de los libretos que actuaba en el teatro del mundo, libretos a los que llamaba "creencias", "convicciones", "vida", etc.

Y de pronto se siente como desnudo, como desprovisto de las respuestas automáticas que facilitaban su vida. Se siente como en un desierto y destinado a la muerte.
En ese trance muchos vuelven a su estado calamitoso, pero otros avanzan confiados en que nada puede ser tan doloroso como la esclavitud que están abandonando.

Levítico

"Habla a los Hijos de Israel y diles que cuando una persona ofrende de vosotros una ofrenda al Eterno, de animal, del ganado vacuno u ovino, ofrendaréis vuestra ofrenda."
(Vaikrá / Levítico 1:2)

Toda persona está formada por cinco planos: espiritual, intelectual, social, emocional y corporal.
Pero en nuestras vidas marcadas por el "Yo Vivido" se deja de prestar atención al plano espiritual, residencia del "Yo Auténtico".
Y se privilegia cualquiera de los otros planos, de acuerdo a la educación que se haya recibido y a predisposiciones fisiológicas.
Así podremos encontrar personas que dedican gran tiempo y energía a su plano corporal, sea en actividades constructivas o nefastas, de manera tal que acallan los llamados tenues e insistentes de la voz del Yo Esencial.
Y también las hay personas que se centran en el plano emocional, el social o el intelectual, cada una de acuerdo a sus actividades y disposiciones.

Solamente cuando la persona está dispuesta a ofrendar sus planos bajos, los del Yo Vivido, en pos de conectarse con su Yo Esencial, es que está en el verdadero camino para la integración de su ser, y para alcanzar una verdadera armonía y placer.

Esta ofrenda no significa renunciar a ninguno de sus planos, ya que cada uno de los cinco es indispensable para desarrollar una verdadera íntegra en Este Mundo.
La ofrenda significa encontrar un equilibrio dinámico en el cual cada plano es nutrido y aporta sus cualidades para el gozo y crecimiento de la persona. Recuperar todo lo que ha sido relegado para que cada plano reciba y dé energía adecuadamente.

Cuidarse para gozar de aquello que está permitido.
Para lo cual deberá aprender a elegir entre los placeres que constantemente le ofrece la Vida.
Cada momento es de elección entre placeres, la cuestión radical consiste en reconocer el verdadero valor de cada uno y escoger aquel placer que sea mayor.
Tomemos un ejemplo muy ilustrativo.
Suena el despertador el lunes a las 6:20 AM, es hora de despertarse para comenzar la jornada laboral. La mente confusa le susurra al somnoliento que se quede en cama, para que siga gozando del placer de la modorra y la pereza. Y la persona escucha ese sibilante susurro y pierde el día de trabajo.
Sin dudas que ha obtenido un gozo, ha descansado un rato más, pero... ¿qué placer ha desechado?
Pues, quizás uno mayor, el de mantener un historial laboral de persona confiable y seria, y por supuesta ha perdido el placer del dinero del jornal que no cobrará a fin de mes.
Obtuvo un placer a costa de uno que es mayor.
Así mismo ocurre en cada situación de nuestra vida, por ejemplo cuando optamos por mentir en lugar de afrontar con responsabilidad nuestras acciones; cuando preferimos lo fácil en lugar del esfuerzo por crecer; cuando nos regodeamos con el dolor de sentirnos víctimas en vez de luchar por ser el vencedor que nuestro Yo Auténtico realmente es.

Cuando la persona conoce y comprende esta verdad, cuando nos damos cuenta que todo es una constante elección entre placeres, y aprendemos a valorar las cosas en su correcta medida, las elecciones se van convirtiendo en un modo de vida y las difíciles elecciones dejan de ser pospuestas para hacerse nuestra naturaleza.

Recordemos que en el nudo de todo el dolor se encuentra el adiestramiento que hemos recibido desde la infancia, que nos insta a acatar lo que es el deseo de otros, esos otros que en verdad no se conocen a sí mismos. Por eso mismo la elección se reemplaza por la aceptación de órdenes, de deberes ilógicos, por temores, por indecisiones.

Números

"'Habla a los Hijos de Israel y diles: Cuando hayáis cruzado el Jordán a la tierra de Canaán, heredaréis a todos los habitantes de la tierra ante ustedes, destruiréis todas sus esculturas, todas sus imágenes de fundición destruiréis y devastaréis todos sus lugares altos.
Tomaréis posesión de la tierra y habitaréis en ella, porque a vosotros os he dado la tierra, para que la tengáis en posesión.
... Pero si no echáis de delante de vosotros a los habitantes de la tierra, sucederá que los que dejéis de ellos serán como aguijones en vuestros ojos y espinas en vuestros costados, y os hostilizarán en la tierra que vosotros habéis de habitar.
Y sucederá que os haré a vosotros lo que pensé hacerles a ellos.
"
(Bemidbar / Números 33:51-56)

Cuando la persona recupera o alcanza el estado de decisión, es decir, reconoce que es capaz de tomar decidir y de mantenerse en sus decisiones, comienza también a reconocer que cuenta con ciertos derechos, hasta ahora generalmente renegados.
Por ejemplo el derecho a enojarse y buscar justicia por aquellas cosas que le hicieron daño, el derecho a autoafirmarse en la vida; el derecho a decir no; el derecho a opinar y que su voz sea tomada en cuenta, entre otros derechos.

En el momento de este re-nacimiento, de comienzo de integración de su Yo Vivido con el Yo Auténtico, se siente como un estremecimiento en todo el cuerpo, pues borbota en el interior de la persona una rabia enorme, tan poderosa como la reprimida durante años y atesorada en el fondo de su corazón.
Esa rabia almacenada que quiere salir y desparramarse sin control estaba alterando la vida de la persona, agotándole sus energías, drenándole el placer de gozar de su ser.
Ahora que la rabia sale de sus cauces, que ha roto los diques que la contenían dolorosamente, pueden provocar inmensas miserias si no se la controla y maneja adecuadamente.

Es necesario aprender a expresar y canalizar adecuadamente la emoción negativa, en lugar de usar el habitual procedimiento de tragarla y enquistarla dentro del propio ser.
Pues si la rabia queda en nuestro interior, nos estamos matando desde dentro...
Y si la rabia explota incontrolada estaremos dañando a nuestro prójimo así como a nosotros mismos...

Deuteronomio

"Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal, con el fin de que ames al Eterno tu Elokim, de que andes en Sus caminos y de que guardes Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, que yo te mando hoy. Entonces vivirás y te multiplicarás, y el Eterno tu Elokim te bendecirá en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión."
(Devarim / Deuteronomio 30:15-16)

Si nuestro camino de vida se halla iluminado por la Luz perfecta y amable de la Torá, tenemos la mitad del trecho hacia el crecimiento ya recorrido. Y cuando no solamente nos acogemos a ese abrazo luminoso, sino que además dedicamos nuestros actos a través de la armonía con su mensaje, obtendremos una calidad de vida superior.
Es decir, si desde el plano espiritual gobernamos el resto de los planos de nuestra vida, sin dudas padeceremos menos y gozaremos de verdadero placer mucho más.

Los mandamientos del Eterno no son complejos ni esclavizantes, muy por el contrario, son acordes a nuestra esencia, dulces de acatar.

Cada persona, de acuerdo a su raíz espiritual, tiene los mandamientos que puede realizar.
La Fuente de todo Bien no nos exige más de lo que realmente podemos ofrecer, hacer, y es por eso que los mandamientos sintonizan perfectamente con nuestro espíritu.

Así pues, ya lo sabemos: el camino para la vida y el bienestar está a nuestro alcance y es más fácil de lo que parece recorrerlo.

Pero, tomemos en consideración otro plano de nuestro ser, el emocional.
Debemos tener presente que lo emocional no se desarrolla fácilmente por medio del trabajo de elaboración2,  necesita meses o años de maduración, de integración. Años de psicólogo, en sus diversas escuelas y procedimientos, que casi siempre dejan de lado el tratamiento de aspectos esenciales a la persona, tal como el del alimento idóneo para el espíritu.

A diferencia del intelecto que puede alcanzar a vislumbrar figuras detrás de los velos de la represión y rostros detrás de las máscaras que usamos, el plano emocional precisa de ciertos ejercicios para ser destrabado.
Es decir, intelectualmente podemos saber que nuestro Yo Vivido es una colcha de retazos que ha sido cosida por otros, pero ese conocimiento mental no nos sirve para despegarnos de ese Yo y poder experimentar nuestro Yo Esencial.

Los más perfectos ejercicios para liberar el plano emocional de su lastre de condicionamientos y celdas son aquellos que siguen las pautas de los preceptos de la Torá, pues a través de ellos, y con la guía del Cterapeuta, nos damos cuenta de quiénes no somos. De esa manera rompemos con una serie de creencias, prejuicios y valores mal entendidos y desde lo emocional captamos que somos seres amorosos, con la capacidad de ser compasivos y perdonar, tanto a los demás como a nosotros mismos.

Cuando quebramos el yugo faraónico de someternos al Yo Vivido empezamos a ser en verdad poderosos, gozosos, felices y exitosos.
 

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"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)

Notas:

1- "Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas." (Devarim / Deuteronomio 30:14).

2-  "Nuestra experiencia cotidiana confirma sin cesar la necesidad del trabajo elaborativo: así vemos en pacientes que, en una cierta fase han adquirido insight, negar el mismo insight en las sesiones siguientes; en ocasiones parecen incluso haber olvidado que alguna vez lo hicieron suyo. Sólo extrayendo nuestras conclusiones del material, tal como aparece en diferentes contextos, e interpretándolo gradualmente, ayudamos de un modo progresivo al paciente a adquirir el insight en forma duradera". (Melanie Klein, Narrative of a Child Analysis, London, Hogarth Press, 1961.p.12).
 

 
 
 


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