Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

 

Símbolos de Armonía – Sucat Shalom

 

Tal como el símbolo de Rosh HaShaná es el shofar, con sus connotaciones y simbolismos varios, en Jag, o Sucot como generalmente llamamos a esta festividad, los símbolos prescritos por la Torá, aparte de la propia Sucá, son los "Arbaá Minim", las "Cuatro Especies".

La Torá prescribe su utilización, tal como está escrito:

"Y tomarán el primer día [de Sucot] gajos con fruto de árbol hermoso, ramos de palmas, y ramas de árboles espesos, y sauces de los arroyos; y se regocijarán delante de Hashem vuestro Dios por siete días." (Vaikrá 23:40)

En este momento no explicaremos cómo ni porqué, pero los jajamim dedujeron (Masejet Sucá 29:b, 32:a, 32:b, 33:b, 35:a) que la Torá se refería a:

"fruto de árbol hermoso" = Etrog (cidro, que es un fruto cítrico);

"ramos de palma" = Lulav (una palma cerrada);

"ramas de árboles espesos" = Hadas (tres ramas de mirto);

"sauces de arroyo" = Aravá (dos ramas de sauce, generalmente Llorón).

 

 Brevemente diremos que, durante todos los días de Sucot, excepto Shabbat, en algún momento de la mañana, las tres especies de ramas (que en conjunto podemos denominar como Lulav) se juntan en la mano derecha, mientras se sostiene el etrog en la izquierda con el pitam (pedúnculo) para abajo y se bendice "al netilat Lulav". Luego, se gira el etrog y se menea las especies en seis direcciones (este, sur, oeste, norte, arriba, abajo).

Las Cuatro Especies también se sostienen durante la oración de Halel, y se sujetan durante las procesiones alrededor de la bimah cada día durante la festividad. éstas son conocidas como Hoshanot, porque mientras la marcha se hace, se recita una oración con el estribillo, " Hoshana".

En el séptimo día de Sucot, Hoshaná Rabbá, se realizan siete giros

Según un famoso midrash (Vaikrá Rabá 30:11):

"Las Cuatro Especies representan al pueblo judío:

así como el etrog tiene tanto sabor coma fragancia, así algunos judíos poseen tanto un conocimiento de la Torá como buenos actos;

así como la palma datilera tiene sabor pero no fragancia, así algunos judíos poseen conocimiento de la Torá pero no buenas acciones;

así corno el mirto tiene fragancia pero no sabor, así algunos judíos son dueños de bonitas acciones pero no poseen conocimiento de la Torá;

y así coma los sauces de los arroyos no tienen ni sabor ni fragancia, así algunos judíos ni poseen conocimientos de la Torá ni buenas acciones.

Y ¿qué hizo el Santo, bendito sea? Como destruirlos no era posible, el Todopoderoso dijo: "Que se unan todos con un solo lazo de hermandad, y que uno procure indulgencia para el otro".

Las Cuatro Especies, dice el Midrash, corresponden a cuatro tipos de personas, de acuerdo a una categoría doble: el estudio o teoría y la acción o práctica.

Por intermedio del estudio de la Torá nos internamos en el conocimiento de H’ y en el embeleso de las revelaciones, a veces ocultas del Universo.

Mientras que la práctica de Mitzvot construye el Mundo, lo arreglan de acuerdo al Plan diseñado por H’ para el mismo.

El etrog, es el individuo perfecto, pues dedica tiempo al estudio sin descuidar su mundo, procurando conjugar teoría con acción, atrayendo la armonía de la Torá al caos repetitivo de la rutina.

En el caso del lulav, la hoja de palmera datilera, se toma al dátil, y se nos recuerda su dulce sabor, pero su nulo aroma, es decir, una persona empeñosa en el estudio, pero desconectado de la realidad cotidiana, del hacer. Quizá un erudito, pero enclaustrado detrás de su sabiduría.

El hadas es el que no descansa de nobles acciones, el que llena su tiempo de actividades nobles y loables, de mitzvot llevadas a la práctica, de solidaridad y sociabilidad, pero, carentes del fundamento precioso que otorga el conocer las raíces y fundamentos de las acciones, por lo cual, muchas veces actúa insípidamente, sin significado.

La aravá, insípida e inodora que viene a representar a la persona que no estudia ni practica.

Pero, atendamos el final del midrash, H’ está dispuesto a destruir a todos estos personajes, ¿por qué causa? Pues parece no estar claro. Pues se podría argumentar, ‘que destruya a los aravá, ya que ellos ni saben, ni se preocupan, ni hacen, ni se ocupan. ¿Qué culpa tiene el pobre y sublime etrog?’

Sin embargo, quizás la explicación de la culpa del etrog, como de todos los miembros de las especies, la de el hemistiquio final del midrash: se merecen la destrucción por ser cada uno como es (cosa que es aceptable) pero por permanecer cada cual en su lugar, en su soledad... por eso, concluye el midrash claramente en Sucot, estas "Cuatro Especies" son "atadas todas juntas en una hermandad", uniéndose para formar parte inseparable de la comunidad de H’.

Si los distintos tipos de personas se respetan mutuamente, y se complementan, entonces la alianza entre ellas produce un progreso cualitativo del grupo, y de todos y cada uno de sus miembros.

La aravá deja su insipidez y su falta de aroma grato, pues se contagia de los demás, de la cercanía con la santidad del grupo puede hacer emerger su propia santidad. Si la aravá tenía de positivo la hermandad con otros, si esos otros están en algún plano superior, entonces, la buenas cualidades potenciales de la aravá se desarrollarán promoviendo su propia existencia, así como la del grupo.

El hadás aprende algo, entiende un poco, significa un tanto, descansa del actuar para llenar de significados las acciones, tornado de esa manera que la acción sea realmente valiosa. La acción sirve, entonces, para transformar la materia en vehículo de santidad, en elevación espiritual. Una acción meditada.

El lulav desciende un poco de su torre de marfil, abre apenas los ojos a lo que está ahí pero no veía. Las controversias que pueblan la mente finita se pueden disipar o multiplicar, pero la meta se aclara ciertamente. La finalidad del estudio (de Torá o en general también) pasa a ser la acción sobre la realidad, tal como enseña Masejet Avot. Una meditación actuada, una finalidad que puede ser alcanzada, o al menos se tiende a ella.

Y el etrog, el dulce y buen etrog, deja de crecer en soledad para formar parte de un conjunto, para hacerse junto a los otros, en el sacrificado esfuerzo de mezclarse con lo inferior para procurar su elevación. Se abandona el sufrimiento constante, el bien actuar y el bien pensar sin interrupciones se deleita entonces con la consecución de un ideal común y compartido. Moshé y Eliahu encuentran quienes los sigan y los aprecien, pues auxilian a las personas menos excelsas a aumentar su propia capacidad, a establecer metas buenas y métodos correctos.

Todos juntos, las Cuatro Especies en conjunción son una fuerza poderosa, que hasta los mismos designios del Eterno son ablandados por su Misericordia.

 

Recordemos que en la temporalidad de Sucot, podemos dejarnos llevar por el viento de tormenta, que nunca faltan, o hacernos parte integral de la comunidad de Hombres que buscan la paz, es decir a H’.


Si les quedan interrogantes, comentarios o sugerencias, háganlas llegar que son siempre muy bienvenidas.


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