Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

Busca:   

 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

Inicio (Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz)Contacto (Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz)Apoyo (Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz)

BeShem H' El Olam

Humor Al Cubo

 

El rey padecía de un humor cíclico.

Tenía períodos de alegría sin límite, reía, cantaba, bailaba, y el pueblo recibía dádivas, rebajas de tributos, títulos y propiedades. Era en esos gloriosos días cuando el rey atendía todos los casos que ante su majestad se presentaban, los pequeños y los enormes, y para todos tenía paciencia, comprensión, sabiduría y juicio leve. Al final de cuentas, todos quedaban en estado de inocencia, tanto el limpio como el culpable...

A los menesterosos con palmadas elevaba del lodo y a los orgullosos orientaba con risueña benevolencia.

Eran instantes de esperanza a punto de ser realizada, y de nuevos sueños por soñar.

Pero, al corto rato, el humor del monarca variaba diametralmente.

En esos tenebrosos días, el más leve murmullo en palacio era cruelmente penado, los postigos debían permanecer clausurados en todos los hogares, los súbditos eran obligados a esconderse, pues temían que el rey en su depresivo furor los castigara ferozmente a la mínima acción. En tales oportunidades nada era demasiado bueno para su alteza, ni nada era suficiente para su desdén, los impuestos muy baratos, y los policías demasiado permisivos. Pero, simultáneamente, el temor detenía sus decisiones, y su juicio se nublaba con ligereza. Los miserables eran rudamente escarmentados por su pereza, y los vanidosos más elogios vacíos adquirían de sus labios.

Era la fase de llorar por lo pasado y temblar por lo que aún no está.

El rey, en relámpagos de consciencia, comprendía (o se percataba de) su sufrimiento y el de su nación. Ni en una etapa ni en la otra, era verdaderamente feliz, y su pueblo jamás conocía la real paz y la armonía, pues no sabían qué nueva ocurrencia les traería el amanecer. La risotada simple y el pavor injustificado nunca acompañan ni la sensatez ni el crecimiento auténtico ni la tranquilidad.

¿Qué hacer? ¿Cómo modificar su carácter voluble? ¿Podría curar su inconstante existencia?

Los consejeros rápidamente llamaron a los mejores médicos, brujos, manosantas y charlatanes.

Intentaron píldoras, potajes, bebidas, pomadas, ungüentos, fragancias, masajes, baños, meditaciones, invocaciones, ejercicios, castigos corporales y psíquicos, y decenas de experimentos más.

A veces alguno parecía ejercer un efecto que luego de un santiamén se evaporaba.

En ocasiones los cócteles de remedios provocaba en el rey efectos divertidos, curiosos, dramáticos, horripilantes, inocuos.

El rey entendió con el mayor padecimiento que la solución no se encontraba por allí.

Ahora fueron convocados filósofos, sacerdotes y maestros.

Ni interpretaciones, ni plegarias, ni consejos, ni idas y venidas sirvieron para mucho más que las medicinas anteriores.

En desesperado desahucio, el rey contemplaba su irremediable destino trágico, cuando, atraído por la fama de su padecer, surgió del Oriente un anciano maestro que en sus manos llevaba un collar con una inscripción. Y le prometió al rey que si todos los días leía esas palabras y las recordaba al ver el collar, entonces, su humor permanecería estable, sin variaciones extremas. El rey, al ver el aspecto digno y santurrón del sabio hombre no dudó ni un instante, de que esa adorno sería su cura. Así pues, durante una semana, un mes, medio año, amanecer tras amanecer leía devotamente esas palabras plenas de superficialidad pasatista..."Pasa, todo pasa...".

Así pues, durante una semana, un mes, medio año, ocaso tras ocaso lloraba por haber estado frenético o deprimido durante la entera jornada...

La fe en esas lecciones de nada le valieron.

Ahora sí, sabía que no existía en el mundo, solución a su mal, a su terrible dolor, a los padecimientos de su pueblo.

Entre alegrías irresponsables y llantos irrazonables las cosas empeoraban.

Y cuando parecía que la veleta continuaría su desconocido curso, una tarde, gritos y chillidos a las puertas de sus aposentos. El rey nada entendía, ¿quién osaba perturbar su modorra?

Golpes a la puerta, una resquicio que se abre apenas. Entre dos robustos guardias la senil cabeza de su antigua niñera emerge.

El rey despide a los hombres, y con cierta displicencia atiende a la vieja señora, es que, algún secreto resentimiento anidaba en su coronado pecho...

- Querido, oí tus lamentos, y recién ahora me decidí a venir.

- Mejor te hubieras quedado en el hogar de reposo, nada hay aquí para ti.

- No soporto más tu dolor, en mis últimos días quiero sentir el bienestar de mi hijito...

- ¡Vieja! Cuida tus palabras...

La niñera saca de entre sus faldas un cubito de madera desgastado y lo pone frente al rey.

- ¿Lo recuerdas?

- ¿Debería?

- Éste fue tu juguete predilecto durante años...

- ¿Y? - interrumpe el rey.

- Éste era tu juguete predilecto - repite - podías pasar noches sin dormir, almuerzos sin comer, paseos sin dar, todo por jugar con tu cubito de madera gastado. Nada podía separarte de tu cubito de madera gastado. Ni los soldaditos de plomo, ni el caballo, ni siquiera el palacio de juguete que edificaron para ti. Tu mundo giraba, tu universo era ESTE cubito de madera gastado...

- Vieja chocha, ¡qué me importa a mi tus viejos cuentos! ¿Qué tengo que ver yo con ese estúpido pedazo de madera inmundo?

- Querido, querido...sólo piensa: hoy ¿cuál es el cubo que atrapa tu atención y te aparta del mundo?

Diciendo esto, se retiró para ya no volver.

El rey cayó desplomado en su lecho, llorando pacíficamente sobre su viejo cubito de madera gastado...

¿Cómo terminó la historia?

Un rato más tarde el rey arrancó de su cuello el inútil collar del sabio maestro, y en su lugar colocó el cubito de madera gastado.

Ahora sí, cada vez que el frenesí inicia la invasión, o el pavoroso pesar lo quiere inundar, sólo palpa el cubo colgado de su pecho...

                                                                                                                       Hellen Camejo


Copias de esta hoja y de anteriores publicaciones se pueden encontrar en:
DARJEY NOAM http://serjudio.com

http://serjudio.com o http://serjudio.com
no olviden ingresar estas direcciones a sus "Favoritos" o "Bookmarks"

palomail.gif (6450 bytes)TODOS LOS DERECHOS SON PROPIEDAD 
DE SUS AUTORES
, en tanto puedan ser considerados autores