Tiempo de re-flexión

Podríamos llegar a afirmar que, para cada época la cima máxima a alcanzar se halla en el sitial en el cual erige a sus héroes.

Es decir, cada era no solamente venera a sus respectivos ideales, sino que además dirige sus energías y expectativas con el fin de lograr la complacencia o la similitud con sus héroes.

Si se erige un modelo que rebosa buenas acciones y paz, podemos considerar que su sociedad es progresista, humanitaria, solidaria, moralmente buena…

Así, en un tiempo en el cual Maradona es héroe de masas, su imagen, figura, ideología, proceder, son los que se instauran como modelo social. Y como el jugador quieren ser los niños y los adultos.

En la época en la cual Tinelli es héroe, el jactancioso humor, la mofa ridícula, la befa, y el vaciamiento de contenidos, son los parangones con los cuales se compara y se justifica lo que es sabio de lo necio, lo correcto de lo errado. De esta manera, no es extraño toparse con jóvenes inexpertos que consideran que cualquier acto estúpido y malicioso, pero respaldado con dinero, es aceptable, y aun peor, beneficioso.

Sino, oigan reír a Beavis y a ButtHead entre los muchachos de la cuadra…

Así pues, en una época de héroes diminutos, podemos suponer que las tendencias sociales son limitadas. Pero, paradojalmente, son estas mismas inclinaciones mínimas las que elaboran y sustentan a los modelos (héroes) ridículamente ínfimos.

El círculo se cierra sobre sí mismo, y asume el comando de su rotación.

Y el sentimiento de esta realidad es ominoso.

Pero, ¿qué es ominoso?

Según el viejo Freud, y de acuerdo al filósofo Schelling, lo ominoso es (entre otras cosas) "algo destinado a permanecer en lo oculto, (que) ha salido a la luz".

El sentimiento terrorífico no se halla, solamente, en conocer la pobreza moral, intelectual o espiritual de los héroes, (ya que son nuestro espejo), sino en el hecho mismo de reconocer esta situación.

Quizás es difícil de comprender, pero la vida misma es una compleja red de enmarañadas relaciones…así que, por favor, releamos el último párrafo…

Ahora bien, el judío (como tal) tiene la obligación de enfrentarse a los ídolos, a todas las imágenes (eidolon en griego es precisamente imagen) que perturban la "dvekut" (adherencia) con el Eterno, y sin llegar a tan alto grado de pureza, lo que interfiere con el conocimiento próximo de Di-s.

Es bien famoso el mandamiento (uno de los célebres Diez) que rechaza la servidumbre a imágenes, o a cualquier elemento, animado o no, aun aquellos que supuestamente representen al Todopoderoso. ¿Cuánto más a los ídolos elevados como representación de personas u objetos?

La lucha debe ser constante, ya que a cada instante las tentaciones de impregnarnos de nuestras propias ideas proyectadas en el mundo material nos convidan con supuestos beneficios y placeres.

A cada momento héroes decrépitos nos ofrecen el cielo y la tierra, para no tener, efectivamente, más que nada…por lo cual, el hecho de enfrentarnos a los mismos, no es tan sólo un mandamiento u obligación moral, orden Divina, sino que es una postura ética, de correcto actuar en el Mundo.

Podremos elevar a los héroes, ya que es natural de los humanos el hacerlo, pero debemos desoír las palpitantes insinuaciones a transformarlos en nuestro camino de vida.

Esa senda ya está marcada, y tiene por nombre ‘Torá’.

En estas fechas, cuando oímos viejas leyendas, cuentos ciertos (y otros no tanto), interpretaciones, referencias acerca de qué es Janucá y para qué nos sirve, por favor recordemos:

Los macabeos fueron valientes, enteros, dignos, luchadores, religiosos, héroes, guerreros, sacerdotes, líderes, ejemplo; pero ante todo personas.

Seres humanos que se esforzaron para no aceptar los ídolos extranjeros ni su indigna esclavitud.

Héroes que se ponían en el papel de siervos, esclavos de su pueblo y principalmente de su Di-s.

Hombres que con lucha y trabajo lograron la libertad, y eso es innegable.

Pero héroes que tenían como ideal no la propia elevación, ni su veneración; sino lo que expresa el rezo de Janucá (Bimei Matitiahu): "…Y para Ti (Di-s) hiciste un nombre grande y santo en Tu mundo, y para tu pueblo Israel efectuaste una inmensa redención y salvación hasta este día…"