Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

Likrat Shabbat Leju venelja... ("Al encuentro del Shabbat, ¡ven!, vayamos...")

Había un buen hombre llamado Itzik, al que le gustaba ser de los primeros en el minián. Por eso, los viernes al ir cayendo el sol, ni bien su esposa encendía las velas de Shabbat, salía como una exhalación rumbo al shil.

Iba a pie, aún estando en el lapso que se puede viajar, pues el boleto de ómnibus representaba un gasto imposible de soportar por el flaco bolsillo; si pagaba un viaje de ómnibus, no tendría con qué comprar las jales para el kidush...

Ese viernes en particular le había quedando debiendo a Shloimik el carnicero y pidió fiado a Don Antonio el pescador, no importaba los gastos; la novia shabbat era merecedora de todos los placeres.

Ya era Shabbat, cuando, a media cuadra del shil, dentro de un tronco vacío de un árbol podrido vio una bolsa transparente que le llamó poderosamente la atención, se aproximó, y su corazón empezó a latir con locura: la bolsa estaba repleta a reventar de verdes fajos de billetes, de preciosos lokshn.

Miró para todos lados, quizás el dueño estuviera por allí y él no quería robar; o quizás fuera una cámara sorpresa...hoy en día, ¿quién sabe?

No. Nada de eso. La bolsa era un regalo de los cielos, alguien se había apiadado de su miserable pobreza...

Cuando iba a estirar un brazo para recoger su tesoro, se detuvo.

No puedo hacer esto- pensó- ya es Shabes y esta fortuna me está prohibida.

Pero, una vocecita dentro suyo le exigía: "no seas tonto, si Boiro Oilom te lo dio lo podés tomar." Y de esta forma continuaba su discusión que parecía no acabar.

Ya la voz estaba por triunfar, él estaba decidido a hacerse con el premio...cuando de las ventanas abiertas del shil vino volando un suave canto "...leja doidi likras kalo...penei Shabos nekabeilo..." ("...ven, querido mío, al encuentro de la novia, demos la bienvenida al Shabbat..."), y él se percató que el canto le estaba siendo dirigido. Sin embargo, estaba decidido, ese dinero sería, a cualquier precio, suyo...cuando, otra vez el humano coro celestial le recordó "...likras Shabos leju veneljo...ki hi meikor haberojo..." ("...al encuentro del Shabbat, ¡ven!, vayamos...porque es la fuente de las bendiciones..."), entonces, una lágrima brotó junto con un grito, y veloz el buen Itzik fue al encuentro de la Princesa, su novia, Shabbat...

De regreso a su hogar, esa noche, no comentó nada con su mujer... festejó con su familia el gozo del Shabbat, con buenos platos, canciones y bendiciones.

Al día siguiente fue al shil, hizo davenen, tuvo una alié, estudió con su hijo Shmuli, comió Chunt, sesteó, hizo davenen, Shaleshides y finalmente havdule...

Finalizando el Shabbat un griterío llegó hasta sus oídos. Su mujer y él salieron a la calle y preguntaron que pasaba... les contestaron que vino la policía a buscar al rico Mendel, pues parece que ese mismo Shabes había intentado pagar unas compras con dólares falsos, que él decía haber encontrado anoche dentro de un tronco podrido...

El hombre es un ser espacial y temporal, es decir, para ubicarnos y vivir debemos conocer nuestra posición relativa en el universo y nuestra situación en el devenir de la historia.

Sabemos que para acordar una cita debemos indicar fecha y lugar, si propusiéramos solamente el lugar y no el momento, o viceversa, sería por mera casualidad que existiera un encuentro.

Sin embargo, esto que parece ser obvio no lo es tanto, y mucho menos lo era en la antigüedad. El ser humano (vive) vivía rodeado de una naturaleza generalmente hostil a la que debía dominar, y en ello se iba su tiempo, sin ser sentido. Los días y las noches estaban en función de las cosechas, de las heladas, inundaciones y todos los factores que afectaran su vida, tanto productiva como afectiva, en la tierra de su residencia.

Incluso los filósofos griegos, hombres despreocupados de la vida material si los hay, consideraban el Cosmos, esto es el Ser, como espacio (solamente) y el tiempo como un accidente, un producto posterior del movimiento.

Y aun más cercano a nosotros en el tiempo, el que era judío Spinoza sostenía ideas similares.

La mente primitiva imagina espacialmente, no tiene más remedio que crear sus mundos abstractos en espacios físicos, con ancho, largo y alto y desgraciadamente, sin tiempo. Aún sus dioses son atemporales, no en el sentido de más allá de los límites del tiempo, sino sencillamente: desconocedores del Tiempo como Entidad.

Los ídolos estaban consagrados en los altares, a los que el hombre venía a sacrificar o sacrificarse, claro, muchas veces en tiempos establecidos por el ritual sacerdotal impuesto, pero en función de la forma, esto es: en función de la espacialidad. Era por esta misma razón que el concepto de un Dios universal, inmaterial, informe, eterno, trascendente, y trascendental resulta(ba) completamente impenetrable para las mentes espaciales, y por ello la proliferación de estatuas, imágenes, objetos concretos y aun, seres de carne y sangre consagrados y elevados a la altura de dioses o representaciones místicas del dios (recordar los varios becerros de oro de la antigua historia israelita).

Y ya que menciono el oro, los ingleses y sus hijos dicen "Time is money", "El tiempo es oro o dinero"; escuetos y precisos, como siempre los anglosajones, nos expresan: el tiempo vale mientras produzca materia, mientras sea palpable. El tiempo como Tiempo, is not money.

Así, aparentemente, es...

Likrat Shabbat leju venelja...

¿Cómo es que surgió el tiempo como una realidad en sí misma?

Interrogante interesante.

La Torá lo santifica y lo pone en su sitio de equilibrio con el espacio.

Hablemos un poco de la santidad, evidentemente, la Fuente de toda santidad es el Eterno, pero, ¿qué de lo creado ocupa lugar de santidad de acuerdo al Deseo Divino y a Su designio?

Recordemos, ¿cuál fue la primer santificación que nos refiere la Torá?

"Vaivarej elo-him et iom hashevii vaikadesh oto..." – "Y bendijo Dios al día séptimo y lo santificó..." (Bereshit 2:3; única expresión de santidad en todo el Sefer Bereshit), sí, efectivamente, lo primer santo en el mundo fue el Shabbat, una porción del Tiempo.

Mientras el cielo y la tierra y las obras que pululan en ellos fueron llamados "buenos" o "muy buenos", el Shabbat fue santificado, elevado y distinguido sobre el resto de lo creado.

Luego, si prestamos atención al texto de la Torá, la segunda santificación expresada por la Divina Voluntad (y no para ser ejercida por los israelitas sobre sus bienes o personas) fue "Veatem tihiu li mamlejet cohanim vegoi kadosh" – "Y ustedes Me serán un reino de sacerdotes y una nación santa" (Shemot 19:6); y similarmente "kedoshim tihiu ki kadosh ani..." – "Santos sean, pues Santo Soy Yo..." (Vaikrá 19:2); así es, el Am Israel siguió en la lista de la santidad al Shabbat. Fue consagrado antes de la entrega de la Torá en el monte Sinaí, desde entonces y para todas las generaciones.

La tercera santificación, ¿cuál puede suceder a las dos anteriores?

Los Hijos de Israel no tenían la culpa de haber sido esclavos tantos años en Mitzraim, ni de seguir siéndolo en espíritu, aún luego de haber recibido la Torá.

Ellos no eran responsables de vivir en el mundo aquel, de no tener la experiencia que dan los milenios a nuestra cultura y civilización.

Ellos eran ingenuos, carentes de las alas de la filosofía y del roce con la Torá y su forma de vida; fue entonces que luego de ser elegidos, elevados, se rebajaron y elaboraron sus becerros de oro.

Pobrecitos, presos aún del espacio.

Entonces, el Santo y Bendito Sea, les consagró el Mishkán (Shemot 25:8), el santuario, como la tercera santificación, y más tarde, en su momento, designó el sitio en que "reposaría" en Ierushalaim (Zejariá 8:3)...

Ahora, para responder a la pregunta de cómo surgió el tiempo como realidad, ya lo fuimos esbozando, con la pequeña historia de las sucesivas santificaciones, ampliando, es y fue un proceso. Por ejemplo, las fiestas agrícolas de aquellas épocas fueron transformadas en fechas de recordación: Pesaj era la fiesta de la primavera y se hizo la fiesta de la Liberación, Shavuot era de la cosecha y se transformó en Matán Torá, etc.

Se unieron significación histórica a los valores materiales que las fechas ya poseían. Se pasó de celebrar y regocijarse con el espacio y los bienes a gozar también de la dicha del tiempo y sus bienes.

Quizás podemos apreciar, de la santidad del tiempo por el paso del mismo, y del alborozo del retorno a lo establecido y conocido, se incluyó la dimensión de la acción humana, de la historia.

Ya la naturaleza con sus fenómenos se opacaba, dejando su lugar de preeminencia a los fenómenos humanos, sin embargo, estos de nada valen sin el significado superior, el que los consagra más allá de acciones sobre la materia. Es pues necesario retornar al espacio, a lo físico para santificarlo, para hacer de lo inerte y vacío de forma y significado, del sin sentido, una señal de santidad, de diferenciación, de proximidad al Eterno...


En la parashá Emor podemos apreciar un hecho curioso. En el comienzo del perek 23 se anuncia las festividades del Eterno: "Y habló H' a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles las festividades del Eterno, que ustedes proclamarán como santas convocaciones; éstas son mis festividades." (Vaikrá 23:1,2)
Y sin embargo, a continuación, no menciona las festividades, sino que prescribe la observancia del Shabbat, diciendo: "Seis días harás labor, mas, el séptimo día es de reposo, convocación sagrada, ningún trabajo hagan, Shabbat es para H' en todas sus moradas". (Vaikrá 23:3)
Para luego retomar el tema inicial: "Éstas son las festividades del Eterno, convocaciones sagradas que ustedes proclamarán en sus tiempos." (Vaikrá 23:4)
Esta singular introducción a las festividades judías es motivo de estudio por parte de nuestros sabios. El Midrash (Torat Cohanim, Emor) pregunta: "¿Qué relación existe entre Shabbat y las festividades? Sino que viene a enseñarnos que quien profana las festividades es considerado como si hubiera profanado los shabbatot, mientras que aquel que observa las festividades es como si hubiera observado los shabbatot."
Así pues los jajamim intentan equiparar la santidad y significación de shabbatot y festividades; cuando la primera impresión es ponerlos en categorías diferentes.
Por su parte, rabbí Halevi Epstein, autor de "Torá Temima", explica: "Era necesario recalcar la importancia de las festividades por parte de la Torá, para señalarnos por qué causas ellas son fijadas y santificadas por una corte terrenal cada año...así, pues ordenó H' observar el sábado, también ordenó que las festividades sean establecidas por una corte terrenal."
Es decir, la santidad de shabbat y festividades es distinta: shabbat es la primera creación santificada por el Eterno, es un tiempo consagrado por Él, sin mediación de personas. Mientras que las festividades sólo alcanzan un grado de santidad, con el concurso de las personas, que las proclamen y las convocan, y las cumplan.
De acuerdo a lo expuesto, habría dos tiempos santificados, uno el santificado por H' y el otro santificado por el hombre. El primero pertenecería al tiempo infinito y absoluto y está simbolizado por el shabbat. Mientras que el segundo tiempo sería relativo y finito, simbolizado por las festividades.
El shabbat se relaciona directamente con H', tal como dice el pasuk: "shabbat la'H'" - "shabbat es para H'." (Shemot 20:9)
Mientras que las festividades se relacionan directamente con el hombre: "convocaciones sagradas que proclamarán en sus tiempos." (Vaikrá 23:2); y estos tiempos se relacionan con la actividad humana. El shabbat fue instituido a través del descanso de H' en la Creación y por intermedio de la Legislación divina. Las festividades fueron instituidas porque en ellas el hombre descansó de su labor (de su esclavitud material, de su ignorancia y bajeza moral, de su desamparo social y ético).
Pero, mientras que respecto al Shabbat es posible decir que las santidad es un hecho dado, sin intervención humana, cuya dirección podría ser definida como de arriba abajo; en el caso de las festividades, es necesaria la preocupación del hombre, su esfuerzo en pos de metas superiores, es una flecha que podría ser diagramada como que iría del hombre a H'.

Sucintamente digamos que la espina dorsal de las festividades judías son los shalosh regalim: Pesaj, Shavuot y Sucot. En estas tres se conjugan los sentidos agrícolas, históricos, espirituales, rituales, sociales, siendo también el homenaje del hombre a H' por los bienes que Él le ha prodigado.
A Pesaj, lo podemos considerar el momento del nacimiento. Así como en el hemisferio norte da inicio a la primavera con su renacimiento de la naturaleza, o también como el pueblo de Israel se cristalizó luego de la salida de Mitzraim. Pesaj, es pues, comienzo, principios.
Por su parte, Shavuot, podría ser considerada como la festividad de la madurez; la etapa de las leyes y de sus responsabilidades. El momento de cosechar lo sembrado anteriormente. Y efectivamente, es la festividad de la cosecha, así como la de la entrega de la Torá por parte de H'.
Y Sucot; es el tiempo en que se recogen los últimos frutos, y se apresta la persona a enfrentar el retorno del invierno y sus inclemencias. En el norte coincide con el otoño, y puede representar el otoño de la vida personal humana.
Estas tres festividades, como pudimos brevemente repasar, se relacionan con el tiempo humano, con lo material y concreto de nuestras existencias. Y pueden servir como guía, instructivo, para educarnos hacia el crecimiento individual y social. Y también pueden servir como puente que une las realidades, y temporalidades humanas con La Realidad eterna de H'.

El hombre para trascender, elevarse, hacia el tiempo espiritual, abstracto, inmaterial, el tiempo del Shabbat; primero debe superar sus necesidades primarias, en un viaje de mejoramiento y de perfeccionamiento. Comenzado por liberarse de lo más cotidiano y apremiante, detrás de la meta de la autosuperación.
Educando nuestras existencias, a través de santificar las festividades, es como podemos alcanzar la santidad de un tiempo de perpetuo Shabbat, gozo y bienestar.
Ahora, quizás, comprendamos que lo que en principio parecía una mezcla y desorganización del texto de la Torá, no es más que otra enseñanza dispuesta para el que quiera asumirla.

Likrat Shabbat leju venelja...

Hay un triángulo que yo llamo Triángulo de la Elección, y tiene en sus vértices una tierra; un tiempo; un pueblo que les da sentido...

Así como al momento de elevar la voz a los Cielos el Yehudí se dirige simbólicamente a Israel, la Tierra Elegida, y más precisamente a Ierushalaim, la Ciudad Elegida, en el transcurso de la semana su pensamiento debe estar puesto en la princesa Shabbat, el Día Elegido.

Enseñó Rabbí Shimón Bar Iojai: "Dijo el Shabbat al Todopoderoso en el momento de la Creación, Señor del Mundo, todos los días de la semana tienen pareja y yo, yo no tengo pareja.

Respondió el Todopoderoso: La Comunidad de Israel será tu pareja.

Cuando Israel estuvo frente al Sinaí, le dijo el Todopoderoso: Recuerda lo que le prometí al Shabbat, la Comunidad de Israel será tu pareja. Por eso dictó el mandamiento: "Recuerda el día Shabbat para santificarlo (Shemot 20:8)"" (Midrash Rabá Bereshit 11).

Este midrash hagadá es muy sugestivo en su sencillez, no nos habla con parábolas elaboradas ni con frases de filósofos, no ahonda tampoco en las diferencias existentes en las propias Escrituras con respecto al Shabbat (verbigracia shamor en una versión y zajor en otro), empero, nos deja en el ánimo una señal clara: Am Israel existe en (con, para, por) Shabbat, y Shabbat existe en Israel.

Son abundantes las fuentes, los comentarios, que refieren a esta pertenencia biunívoca, sin embargo quiero destacar la de un pensador laico del siglo XIX, precisamente por no ser elaboración del pensamiento "religioso", ni obra de algún estudioso ortodoxo, sino de una persona que confiesa su total incumplimiento del Shabbat; la tan manida y recurrida frase de Ajad Haam que nos dijo: "Cuidó más el Shabbat de Israel que Israel del Shabbat".

Como vimos, mientras los pueblos del mundo santifican sus héroes, intereses y catedrales, los judíos hacen del tiempo un santuario y del espacio un medio para dignificar nuestras vidas con santidad.

Como está en el Zohar, Iom Kippur (no en vano llamado Shabbat Shabbaton por la Torá) expía por sí mismo, ayudado por los actos de contrición y piedad de los judíos, pues el Shabbat Shabbaton tienen un poder propio, una energía luminosa por toda la eternidad, que debe ser esparcida por los Yehudim.

También Shabbat tiene un poder superior, es "Shabbat Vainafash" ("cesó de laborar y descansó" según Shemot 31:17), de lo que enseñan los jajamim que el yehudí recibe un alma complementaria este día, para elevarse sobre la cotidaneidad y la rutina de lo material. Como nos hace ver el RaMBa"N, el momento de los Aseret HaDivrot, ¿por qué nos recuerda H’ que fue Él el que nos sacó de la esclavitud de Mitzraim para luego decirnos de guardar el Shabbat? La respuesta no se hace esperar: para que entendamos que Shabbat es la liberación DE lo material (Faraón y sus cosas) y es la Libertad PARA lo espiritual...

Shabbat, que no tiene relación con acontecimientos desarrollados en el espacio, es Santo por mérito propio, no importan las condiciones externas, sólo que el día sea Shabbat: "Rishon hu lemikraei kodesh, iom Shabbaton iom Shabat kodesh..." – "Primero es entre las convocaciones sacras, el día de Shabbat es día santo..." (sección de cántico del día de Shabbat basado en Vaikrá 23:2, 3), y es esta santidad que debe irradiar por los confines de la creación, llevada por la vela de la Torá, por la luz de la mitzvá, en alas del Am Segulá (Israel).

Likrat Shabbat leju venelja...

El Shabbat es un don del Omnisapiente, pero no es para aprovechar gratis, debemos esforzarnos en hacernos merecedores a tal privilegio.

Shabbat NO es el día del descanso del cuerpo.

Shabbat es el día del espíritu, el día de la Neshamá Ieterá (alma adicional).

Shabbat es el día santo y que santifica. El día de elevarse y tener una mirada sobre el mundo que nos rodea y conforma.

Y ver, y verse exige esfuerzos y sacrificios.

En palabras del Rav Kuk: "El hombre se aparta de la vida profana tan solo por momentos, con cada Shabbat. "Viene el Shabbat, viene el descanso".

El alma se libera de sus ataduras y busca para sí, en esos momentos, senderos elevados, llenos de espiritualidad, de acuerdo a su naturaleza.

Un día santo, en el cual se vislumbra la inclinación de una Nación, la inclinación hacia una vida espiritual, santa, plena, con sus características propias, es una señal para dicha Nación que posee en la grandeza de su alma, la necesidad, la capacidad de regocijarse y deleitarse con Dios y la satisfacción Divina, que se centra en un punto espiritual, de la neshamá ietera, está en el corazón de cada uno de sus hijos."

Likrat Shabbat leju venelja...

Sí, vayamos sabiendo porque vamos y para qué... y conociendo el sacrificio que nos impone y reconociendo el privilegio de poder sacrificarse.

Es así como "ki eshmera Shabbat El ishmereni" – "si cuido el Shabbat, Dios me cuidará", y porque el Shabbat cuidó de Su pueblo.

Pues, el pueblo recordó y cuidó, como les fuera ordenado en las Aseret HaDivrot, y fue correspondido y cuidado y recordado por el Todopoderoso.

Likrat Shabbat leju venelja...

Para finalizar, encontramos en Kohelet Rabá 1:2: "Si no prepara el hombre en víspera de Shabbat, ¿qué comerá en Shabbat?"

Si no nos preparamos, ¿qué haremos en el tiempo del Gran Shabbat?

 

Yehuda Ribco - 5752 / 1992


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