Lic. Prof. Yehuda Ribco |
||
BeShem H' El Olam |
LaH' Haaretz UMeloa
Responsable: Licenciado en Psicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam
Rosh HaShaná
Rosh
HaShaná en el Tanaj
" `vy vsit al hdbi tkalm lk `kl hyhy sdq
arqm sdjl djab yiybsh sdjbv
`kl hyhy hivrt
Y EL séptimo mes, al primero del mes tendrán santa
convocación; ninguna obra servil harán; les será día de sonar los
shofarot."
(Bemidbar
29:1)
"vngj
`vyl hckb rpvs sdjb viqt
bqiy
yhl-al upsm avh larsyl qj yk
Toquen
el Shofar en la nueva luna, En el día señalado, en el día de nuestra
solemnidad.
Porque
estatuto es de Israel, Ordenanza del Elokim de Iaacov."
(Tehilim
81:4,5)
Rosh HaShaná en el Talmud
"El
Halel no se intercala en las oraciones de Rosh HaShaná. ¿Cuál es el motivo?
Dice rabí Abahu: "Los ángeles servidores dijeron al Bendito Sea Él:
"¿Soberano del universo, por qué Israel no te dirige himnos de alabanza
ni en Rosh HaShaná ni en Iom Kipur?" Les contestó Él: "¿Acaso es
posible que el Rey esté sentado en su trono y que los libros de la vida y de la
muerte estén abiertos ante ÉL, y que Israel entone cantos de
alabanza?""
(Rosh HaShaná 32b)
Rosh HaShaná en la Tefilá
"Purifica
nuestros corazones para servirte con sinceridad. Porque Tú, oh H', eres la
Verdad y Tu Palabra es la verdad y perdura hasta la eternidad.
Reconocemos
tu supremacía H', Rey del universo, que santifica (el Shabat) e Israel y el Día
de la Recordación".
Rosh HaShaná en la Hagadá
"Una
vez, en la semana previa a Rosh HaShaná, un discípulo del rabí Mordejai de
Nadvoma (siglo XIX) pidió autorización para retirarse antes del término de la
clase.
El
tzadik le preguntó: "¿Por qué te apresuras tanto?"
El
hombre replicó: "Soy oficiante en los Iamim Noraim, y tengo que retirarme
antes para hacerme tiempo para repasar las melodías, y afinar la correcta
pronunciación de las oraciones."
(Likutei Maharia)
Para comentar a la
mesa del Shabat y del Jag...
Queridos Talmidim y Javerim, Shabbat Shalom, el tema de este comentario es:
Preparando
el alma.
"El
joven leñador llegó puntual a su nuevo trabajo. Con ropas nuevas y su nueva y
afilada hacha, listo para talar árboles.
A
las cuatro de la tarde, cuando sonó el silbato, el muchacho fue al vestuario,
para bañarse y arreglarse antes de volver a su hogar. Pero, antes de irse,
alguien le anunció que el capataz lo quería ver en su oficina.
Ansioso
el joven fue hasta allá, sin saber la causa por la cual el capataz lo
llamaba...
El
jefe lo felicitó, le dijo: "Veinte árboles en una sola jornada laboral es
excelente. Le aseguro joven que su futuro en esta empresa será brillante si
continúa con un desempeño similar."
Así
que el feliz muchacho a la mañana siguiente se presentó puntual, y con alegría
taló árboles hasta que sonó la sirena indicando el final de la jornada
laboral. Contó los troncos y eran nuevamente veinte.
A
pesar de que el jefe no lo llamó para felicitarlo, él estaba contento, sabía
que había cumplido con su misión, y que además el buen concepto sobre él se
debería mantener.
Y de
manera similar ocurrió por una semana. Porque entonces, oh desgracia, el joven
al final del día contó dieciocho troncos. ¡Cómo se angustió!
A las tres semanas, y a pesar de venir dos horas antes e irse dos horas después
que los demás, el número de troncos apenas llegaba
a doce.
Al
mes, y a pesar de estar hachando durante horas consecutivas, apenas alcanzaba a
serrar cinco.
El
agotamiento y la fatiga lo consumían. Pero él permanecía con constancia y
empecinamiento golpeando troncos, pero, ¡oh miseria!, cuanto más se esforzaba,
parecía que menos conseguía...
A
los dos meses el capataz lo manda llamar.
El
muchacho estaba tan cansado y embotado que no pudo pensar siquiera para qué era
convocado en esta oportunidad.
El
capataz le dijo: "Joven, hace dos meses lo felicité y le auguré un futuro
brillante, pues su desempeño era soberbio. Y supuse que nos acompañaría en
esta empresa durante décadas. Pero, lamento decirle que está despedido."
- ¿Cómo?
¿Por qué a mí? Mire a esos holgazanes que llegan siempre diez minutos después
de hora, y que siempre cortan unos diez troncos, y que charlan y paran para
almorzar, y que llegado el silbato ya están bañados y listos para irse... ¿Por
qué no los despide a ellos?
-
Joven. Estoy de acuerdo con usted, que sus compañeros no son ninguna maravilla
como trabajadores, pero, al menos saben cumplir con sus responsabilidades, mal o
bien, pero lo hacen. En cambio usted, esforzado joven, mire este único tronco
que cortó hoy...todo desparejo, desprolijo, realmente inutilizable.
-
Joven, déjeme ver su hacha.
El
muchacho se la da. La mira un instante el capataz, y entonces le enseña al
joven:
-
Joven, en su próximo trabajo que consiga, en lugar de esforzarse y dejar la
vida en cosas que no son necesarias, dedíquele algunos momentos a su hacha,
porque, no olvide que si no la afila cada tanto, de nada le servirá..."
Cada
semana tenemos un día para afilar nuestra hacha, nuestra alma, que es cuando
llega el Shabat. Si no lo hacemos, entonces, todo lo que nos esforcemos durante
la semana no tendrá verdadero sentido. Sería como tratar de cortar troncos con
un hacha sin filo.
Y un
período cada año tenemos la ocasión inmejorable de perfeccionar nuestra alma,
de limpiarla de impurezas, de prepararla para dejarla lista y perfecta para
enfrentar todo el bosque del año.
Ese
período comienza en Rosh Jodehs Elul, se incrementa en los Iamim Noraim, y se
continúa hasta Sheminí Atzeret.
Tenemos
la oportunidad de preparar nuestras vidas para hacerlas completamente valiosas,
sólo depende de cuánto tiempo nos queremos dedicar a perfeccionarnos, y cuánto
queremos perder en golpear árboles sin conseguir nada.
hwwl$w {wl$ tn$
\rwbmw {wl$ tb$
Si les quedan interrogantes, comentarios o sugerencias, háganlas
llegar que son siempre muy bienvenidas.
TODOS LOS DERECHOS SON PROPIEDAD
DE SUS AUTORES,
en tanto puedan ser considerados autores