De conversos y conversiones: lo que es odioso al otro, no se lo hagas

”מה דעלך סני לחברך לא תעביד“

Esta famosa frase de Hilel haZakén (en TB Shabat 31a) se suele traducir como: “lo que te es odioso, no se lo hagas al amigo”.

Pero al estudiar con detenimiento comprendemos que es otro el sentido: “lo que sabes que es odioso al amigo, no se lo hagas”.

Éste sentido es el verdadero y original, pero, sin embargo, fue el otro, el erróneo, el que cobró fama y se presenta como la frase del sabio Hilel.

Los motivos para que haya ocurrido esta troca de valuación popular, no vienen al caso (ahora); lo que sí importa es que nos quede claro tanto el pensamiento del notable maestro como su aplicación actual y cotidiana:

  • hay cosas que molestan al prójimo, tengamos conciencia de ello y no le hagamos daño queriendo o sin querer;
  • es nuestro deber andar por la vida haciendo lo posible para ser constructores de SHALOM, pensando, hablando y haciendo lo que es bueno y justo.

Ahora, veamos la frase en su contexto más cercano, para llegar a la enseñanza principal de este estudio.

Pero antes tengamos en cuenta que el contexto mayor es una serie de relatos de gentiles que venían con pretensiones diversas (y bastante alocadas) que ponían como condición para convertirse al judaísmo.

Pasemos al relato que contiene la frase:

“שוב מעשה בנכרי אחד שבא לפני שמאי א»ל גיירני ע»מ שתלמדני כל התורה כולה כשאני עומד על רגל אחת דחפו באמת הבנין שבידו בא לפני הלל גייריה אמר לו דעלך סני לחברך לא תעביד זו היא כל התורה כולה ואידך פירושה הוא זיל גמור.”

Otro suceso en el cual un extranjero llegó ante Shamai y le dijo: “Conviérteme, con la condición de que me enseñes toda la Torá completa mientras me sostengo en una pierna”. De inmediato lo expulsó con la vara de medida para construcción que tenía en su mano.
Fue ante Hilel (con el mismo planteo) quien lo convirtió porque le dijo: «’lo que sabes que es odioso al amigo, no se lo hagas, esa es toda la Torá completa, el resto es su interpretación. Ahora ve y termina de estudiarla en su totalidad.”

Hilel el Sabio tenía muchísimas cualidades extraordinarias, entre las cuales la perspicacia del “inteligente emocional”.

Por ello, él sabía que la conversión al judaísmo implica estudiar y memorizar párrafos de textos sagrados, conocer con fluidez normas legales y rituales, saberse códigos de conducta e historias, adherirse voluntaria y racionalmente a una nación y seguir lealmente sus principios, tener el compromiso firme para servir a Dios como deben hacerlo los judíos (sin condiciones o cuestionamientos) sin segundas intenciones.

PERO, muy especialmente él tenía claro que para lograr una conexión sagrada había que hacer un trabajo intenso y remover profundamente el Sistema de Creencias del prosélito, ese que cada uno de nosotros nos vamos formando desde el minuto cero de vida en esta tierra.

Porque, cada converso viene condicionado por la memoria de sus experiencias, por la historia que se cuenta a sí mismo de su existencia. Esto ocurre en el plano de lo consciente, por tanto, se puede trabajar sobre ello con relativa facilidad.
Sin embargo, ese mundo oscuro y terriblemente influyente del Sistema de Creencias, queda velado, escondido, sin ser trabajado ni reconocido; por lo cual, continúa ejerciendo sus manipulaciones y condicionamientos a pesar de que uno se haya convertido leal y legalmente al judaísmo.

¿Entiendes lo que sucede si no se neutraliza el efecto perturbador del Sistema de Creencias?
Para ponerlo en claro, daré algunas ideas.

Ejemplo 1: Si la mente del que quiere convertirse está cautiva de la idea mágica de la religión (que siempre es un producto social del EGO), entonces rápidamente transformará la belleza de la espiritualidad (que siempre es producto del Creador exclusivamente) en una mala copia de la idolatría que externamente ha dejado atrás. Por tanto, él entiende y siente al Eterno como un dios mágico, hacedor de mandados para el demandante, servidor del que Le pide cosas, un ser poderoso al que se lo puede comprar o presionar para que haga favores al solicitante. Tal cual ocurre en las culturas mágicas ajenas a la esencia del judaísmo/noajismo, se pretende reproducir el mismo patrón en el judaísmo al convertirse (o pretender estar en la senda espiritual).

Ejemplo 2: Si en el Sistema de Creencias patrocinado por la idolatría los dioses son fantasías que cubren necesidades emocionales de los fieles; entonces se tratará al Creador de la misma forma, convirtiéndolo en una excusa para todo tipo de enfermedades, disfunciones, desbarajustes. Dios será una droga para calmar la ansiedad, angustia, miedo y cualquier otra emoción perturbadora.
Y por supuesto, se hará cualquier malabarismo mental para explicar esto, para darle tintes de coherencia, para no sentir la contradicción.

Ejemplo 3: Si en el Sistema de Creencias formado por la religión se explican las causas y consecuencias con una determinada fórmula, esa misma fórmula (o su similar) se aplicará a los asuntos del judaísmo y de la senda espiritual.
Se encontrará al “rabino” o maestro que mejor encaje en esa ideología, de a poco se irá subvirtiendo su mensaje, se irán sumando más personas con trasfondo religioso a esta idea ajena, apoyándola, difundiéndola, blanqueándola, hasta que finalmente la creencia nefasta y extraña se meterá dentro del Sistema de Creencias general del judaísmo, obtendrá validez y hasta quizás se transforme en “mainstream”.

Estos fueron solamente tres ejemplos, bastante frecuentes incluso actualmente, de lo que sucede cuando no se trabaja sobre el Sistema de Creencias del que quiere convertirse al judaísmo y los consecuentes daños para él, su familia, medio social y hasta el propio judaísmo.

Por supuesto que el converso que ha atravesado el proceso leal y legalmente es valioso, una joya en la corona de nuestra familia. Pero, que la conversión sea completa, incluyendo al máximo posible en el Sistema de Creencias, es un hito indispensable.

Con esto en su mente brillante Shamai echaba a los burlones, a quienes de inmediato detectaba como gente con potencial perjudicial para los judíos y el judaísmo.

Con esto en su mente brillante Hilel encontraba la forma de neutralizar el peligro del Sistema de Creencias, provocando un cambio sustancial en la persona, una conversión profunda y verdadera.

Hasta aquí la enseñanza que nació de la frase con la que comenzamos y se continuó con el asunto de la conversión al judaísmo.

Pero podemos tener en mente esta misma enseñanza para otros aspectos de nuestra vida, como por ejemplo cuando nos encontramos con gente que ha dejado (conscientemente) su adhesión a tal o cual religión y ahora se dicen gentiles leales del Eterno, seguidores de tal o cual “rabino”.

Quienes ven y entienden la espiritualidad (al judaísmo/noajismo) con los lentes de su Sistema de Creencias, y no desde el punto de vista de la espiritualidad en su más bella pureza.
Pueden repetir como loros frases del Talmud, del Midrash, de Maimónides, de Ovadia Yosef, de quien sea; pero lo hacen convencidos de que quiere decir lo que ellos entienden, y eso que entienden es producto de su Sistema de Creencias, ajeno a la senda espiritual que ahora dicen transitar.

Así seguirán confundiéndose y llevando a confusión a otros, mientras no limpien sus Sistemas de Creencias, mientras la religión, el EGO, lo que aprendieron y se convirtió en su corazón emocional, mientras sigan en la mentalidad secuestrada por la vieja emocionalidad.
Para colmo, no faltan los mercaderes de “la fe” que se aprovecharán de ellos y los usarán como sus peones en la campaña por obtener dinero, fama, poder, superioridad, lustres de santidad y etc.

Con cariño, hora de aprender, desaprender, dedicarse con humildad a construir SHALOM.

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