Di lo que quieras

Con gran conocimiento y experiencia el sabio proverbista nos enseña:

"La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor.
La lengua de los sabios embellece el conocimiento, pero la boca de los necios expresa insensatez.

La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu."
(Mishlei / Proverbios 15:1-4)

Cuando empleas la Comunicación Auténtica, si en verdad lo haces, probablemente alumbres con un rayo luminoso el corazón del otro. 
Es muy probable que su conciencia esté amurallada y resulte difícil alcanzarle, pero allí está, siempre viva y atenta la neshamá, su Yo Esencial.
A su alrededor se ha ido formando capas que la recubren, que reducen el volumen de su constante voz, pero ella sigue hablando con verdad, con amor, con santidad, con vida.
Allí está su tenue voz, que es la del Señor.

Como Él le quiso enseñar al profeta Eliahu/Elías:

"Y he aquí que el Eterno pasaba. Un grande y poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante del Eterno, pero el Eterno no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Eterno no estaba en el terremoto.
Después del terremoto hubo un fuego, pero el Eterno no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido de silencio fino.
Y sucedió que al oírlo Elías, cubrió su cara con su manto"
(1 Melajim / I Reyes 19:11-13)

La voz de tu neshamá no está en clamores ni estruendos, ni en voces chillones que te enloquecen.
Es una voz silenciosa, apenas perceptible.
Es necesario dejar de prestar atención al griterío de tornados, terremotos e incendios que te azotan en tu interior, para concentrarse en la fina voz de la neshamá.

Por lo cual, para comunicarte contigo mismo, para unificarte, para estar en paz, es bueno que te entrenes en no correr al son de las pasiones, ni dispares respuestas según dictan tus deseos.
Más bien atiende, comprende, deja fluir aquello que no tienes que retener en ti.
Cuando te ejercitas en esto, aprendes también el delicado arte de conectarte con la otra persona, a comunicarte auténticamente.

Cuando entablas un lazo de neshamá a neshamá no usas la manipulación en ninguna de sus formas.
No hay violencia, ni agresiones, ni te burlas del inocente, ni rebajas el honor del otro.
¿Cómo habrías de despreciar a alguien inocente, si tú estás en armonía interna y construyes shalom con los demás?

Pero, si es el EGO el señor de tu reino, entonces seguramente que la manipulación está a flor de piel.
No hay comunicación, no hay compromiso, solo engaños, golpes, desprecios, malicia.
Probablemente el hacer lo malo no sea tu anhelo, porque todos somos esa neshamá pura que solamente quiere seguir alumbrando desde la Fuente de todo Bien.
Pero, al estar dominados por el EGO, al estar en ignorancia de nuestra verdadera identidad sagrada, entonces algo está quebrado en nosotros.
En palabras de algunos cabalistas, es “la rotura de las vasijas”.
Estamos rotos por dentro, por lo cual amurallamos nuestra esencia sagrada, la dejamos encerrada y así estamos encarcelados a nuestro EGO.

Por otra parte, si no encontraste aún la clave para construir shalom interno, igualmente puedes intentar el camino inverso.
Comenzar “actuando” en el afuera la paz, trabajar en ella, hacer lo posible para construir shalom a pesar de que interiormente te sientas muy limitado.
Atención, no significa mentir ni engañar, menos aún pretender ser alguien que no se es.
Sino que es construir shalom en la relación con el prójimo siendo que aún no se ha conseguido hacerlo con uno mismo.

Que NO sea así:

"le halagaban con la boca, y con su lengua le mentían."
(Tehilim / Salmos 78:36)

Sino que tu boca exprese amabilidad, sin buscar con ello el engaño ni la victoria sobre el otro.

Al principio puede parecer forzado, y creo que no solo lo parecerá, sino que efectivamente será un hecho "actuado”.
Es un ejercicio correcto y oportuno, en tanto te ejercites en la construcción de Shalom, y muy importante es que no lo hagas como una máscara ni para manipular, sino en verdad como un ejercicio por conectarte con el otro y así perfeccionarte a ti mismo.
Como dicen los Sabios:

mitoj sheló lishmá, va lishmá” – “aunque no lo hace con la intención correcta, finalmente surge la intención correcta”
(Sanhedrín 105b)

Si empleas tu palabra con amabilidad, comprensión, paciencia, conocimiento, suavidad, pacíficamente, como constructor de shalom, servirás como un árbol de vida. Darás alimento, resguardo, seguridad, firmeza a aquel que anda desamparado y atemorizado, apresado por su EGO.
Esto repercutirá positivamente en ti.
También estarás aprendiendo a ser amable, comprensivo, no juzgador, sensible, suave, construir shalom en tu interior, de ti para ti.

Al mismo tiempo, sabemos que la vida es como un espejo, con un efecto bumerang.
Nos devuelven aquello que proyectamos.
Midá kemegued midá” , en el concepto de la Tradición:

“bemida sheadam moded, ba modedim lo” -  “con la vara que mides eres medido”
(Mishná Sotá 1:7)

Las palabras duras seguramente producen reacciones duras, sea que se expresen por parte del otro, o que queden afincadas en él. Allí está la agresión, devuelta en ese momento, o silenciada pero guardada para el momento de “la venganza”.
El EGO produce EGO.
Mira el ejemplo que brinda el salmista:

"Ellos afilan sus lenguas como espadas, y disponen palabras amargas como flechas, para tirarlas a escondidas contra el inocente. De repente tiran contra él, y no temen.
Se alientan unos a otros en perverso designio, y planean esconder trampas. Dicen: ‘¿Quién nos ha de ver?’
Traman maldad, hacen un minucioso complot, hasta el íntimo pensamiento de cada uno de ellos y lo profundo del corazón.
Pero Elokim los herirá con sus propias flechas. De repente les sobrevendrán sus heridas.
Los hará caer por sus propias lenguas; todos los que los vean moverán la cabeza."
(Tehilim / Salmos 64:4-9)

Así es, el efecto bumerang.
Lo que das, te vuelve.
Para bien, también para mal.
Das al necesitado, de pronto recibes un bono, o ganas la lotería, o consigues un mejor salario, algo positivo.
Cierras tu mano y no ayudas al prójimo, y sientes la escases, el malestar te rodea.
No es magia, tampoco es una fórmula misteriosa para manipular a Dios, o el “destino”, es simplemente cómo están relacionados los factores del mundo entre sí.
Es un sistema que tiene sus propios códigos.

Entonces, palabras necias, maliciosas, dañinas, destructivas, atizadas por el EGO, provocan reaccionas desde el EGO y para el sufrimiento.

Sin embargo, las palabras suaves generan actitudes amables.
Por supuesto, cuando la persona está sometida al EGO, no sabemos cómo reaccionará, pero ciertamente una palabra amable, una actitud positiva, el apoyo más que el juicio, engendra una situación mullida que reduce el nivel EGO y permite raspar un poco la cortina que oscurece al Yo Esencial.
¿Entiendes esto?

Las palabras, ah, las palabras.
¡Si solo aprendiéramos a usarlas para el bien!

" La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu."
(Mishlei / Proverbios 15:4)

Las palabras son como cuchillos, se pueden usar para el bien o para el mal.
Como el fuego, para fines constructivos o solo para destruir.
El poder de la palabra es creador y de vida, o puede llevar a la muerte.
Conectan o destrozan oportunidades.
Son vehículos para la alegría o transportan enzimas del dolor.

Piensa en cómo sueles usar las palabras.
No vayas muy lejos, mira lo que pasó hace un rato, hoy, ayer.
No busques grandes eventos, mira lo cotidiano, especialmente en eso a lo que no le prestas tanta atención.
Vamos, haz el ejercicio de recordar cómo hablaste hoy cónyuge, tus padres, o con tus hijos.

¿Están dirigidas a construir shalom, o provienen del EGO?
¿Se basan en la bondad y la justicia, o sirvieron para prevalecer, imponerte, manipular, atacar, procurar dominar lo que no está bajo tu dominio?
¿Fueron misiles o armas, o son firmes baldosas que fortalecen el camino de la comprensión?

Si recibes agresiones, debes defenderte.
Uno de los mejores escudos es rechazar la agresión valorándola según le corresponde.
¿Vale la pena responder a un insulto con otro?
¿Mereces sufrir cuando te lanzan flechas envenenadas en forma de agresiones verbales, cuando no valen ni dos pesos ni tienen ninguna realidad?
¿Tienes que tener la última palabra y ganar las discusiones, sino te sientes impotente y fracasado?

Amigo mío, mejor es valorar las cosas en su justo valor y no entrar en los juegos del EGO.
No eres más valiente, ni sabio, ni exitoso, ni inteligente, ni poderoso, ni “espiritual”, ni nada de lo que el EGO te haga creer si insultas a quien te insulta.
Por supuesto que tu palabra y tu accionar deberá incluir la justicia, no solo la mansedumbre o la bondad.
Pero la construcción de shalom no se sirve del EGO y sus instrumentos.
Así pues, debes dejar de lado el llanto, el grito, el golpe, la desconexión de la realidad y todas las conductas que se derivan de estos.
Te agreden, deja fluir o da una respuesta desde el AMOR, aunque seas severo si es necesario.
Te enojaste porque dijeron una mentira de ti o lo que haces, si hay inocentes en peligro de caer en las trampas de los maliciosos, haz lo necesario para establecer la virtud públicamente.
No permitas que te manipulen.
No dejes que el EGO te encierre en tu celdita mental.
Usa las palabras para construir shalom, aunque tengas que ser estricto, aunque debas cortar lazos, aunque tengas que decir cosas que el otro quizás no quiera oír.
Pero, como constructor de shalom.
¿Se entiende?

No esperes que el “espíritu santo” haga el trabajo que te corresponde a ti.
No pidas que sea el Todopoderoso quien te controle tus emociones.
Eres tú el encargado de que reine la neshamá en tu reino y no el usurpador, alias EGO.
Eres tú quien fue dotado por el Padre para tomar las riendas de tus reacciones, entonces no pretendas que sea algo mágico o milagroso, sino tú mismo el que aprende a vivir como constructor de shalom.
Para lo cual, todas las tediosas y largas lecciones del EGO que venimos dando son instrumentos esenciales, son mecanismos para ayudarte a ser libre y feliz. Son regalos que te doy para que te conectes con el Padre Celestial, de acuerdo a tu propia identidad. Sin misticismo barato, sin venderte nada, sin pedirte lealtad de ninguna especie, sin cobrar por mi “berajá”, sin conminarte a ser seguidor de alguna secta. Todo te lo doy para que te sea de beneficio y puedas a tu vez beneficiar a otros.
Eso es construir shalom, es hacer una verdadera revolución en el mundo.

Esa es una diferencia más entre espíritu y religión.
Tu fuente de poder es Dios, tú eres Su sagrado instrumento. Cuando construyes shalom estás haciendo a Dios presente en tu vida y en el mundo.
En cambio, en las religiones a los dioses (entre los que incluyen al Uno) se los manipula con ritos, con sacrificios, con fe, con pactos místicos. Se usa a los dioses para obtener favores. Es el EGO en camisa de deidad.

Así pues, permite que sea el AMOR tu guía.
Está en ti, aunque quizás no te habías dado cuenta.
Es el lazo que aún antes de nacer te unía al Padre y a toda la creación.
De echo, es lo que eres en tu esencia más pura. Es tu neshamá, tu espíritu, tu identidad espiritual.
Permite que sea tu neshamá la que controle tus palabras y actos.

Recuerda:

"La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor."
(Mishlei / Proverbios 15:1)

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