En el andén de la vida

Al aferrarte a culpas (reales o imaginarias) que siempre están en el pasado
o
a angustias (casi siempre imaginarias) del futuro,
desperdicias tus energías,
malgastas tu tiempo,
dejas de vivir el presente.

Caso 1.
El tren ya partió y no lo tomaste,
¿sirve de algo tu enojo y molestia?
¿Volverá atrás?
¿Estás disfrutando del andén en el cual te encuentras?
¿Estás elaborando alguna solución para tu insatisfacción?
Simplemente culpas, te enojas, te quejas, lloras, gritas, pataleas, te evades del presente para vivir una realidad alternativa y dolorosa.
El tren ya se fue y no lo tomaste… quizás para bien, quizás no… ¿lo puedes evaluar con el conocimiento que tienes aquí y ahora?
¿Valen de algo tus reacciones primitivas, propias del EGO?
¿Te ganas amigos y apoyo de esa manera?
¿Demuestras raciocinio o inteligencia?
¿Volverá el tren a buscarte?
¿Recuperarás el tiempo perdido?
¿Estás mejor al descargar tu impotencia así?
Te estás aferrando a dolores del pasado que en nada benefician tu existencia, por el contrario, te roban vitalidad, te desgastan, te nublan el entendimiento para elaborar soluciones creativas y provechosas.
Entonces, ¡tú escoge!

Caso 2.
El tren no ha partido, pero te angustia la idea de perderlo.
Preparas todo tu equipaje varios días antes.
Te aseguras que nada pueda perturbar tu encuentro con el tren, por lo cual despueblas tu agenda de toda actividad que pudiera retrasarte.
Respondes exasperado, estás como ausente, tu idea está solamente fija en un asunto: no perder el tren.
Mientras, las cosas pasan a tu alrededor, aquellas que son urgentes, pero también las importantes. Sin embargo, entre tus temblores y miedos nada te aportan, por el contrario se suman al equipaje pesado de cosas no resueltas, cuestiones pendientes, insatisfacciones que vas dejando en tu mochila cada vez más pesada.
Por ahí alcanzas a tomar el tren a tiempo, luego de horas y horas de espera en el andén. Horas que perdiste en nervios, observando el reloj a cada rato, preguntando en la ventilla quinientas veces si había algún inconveniente, molestando a diestra y siniestra para que todos tengan en claro cual es tu tren y cómo te preocupas para ser puntual. Estás encerrado en una idea fija, nada más ocupa tu atención, por lo que dejas de atender lo que es realmente necesario.
Sí, tal vez abordas a tiempo el tren, nunca lo podremos asegurar porque hay infinitud de elementos que no controlas ni puedes controlar, aunque te angusties mil veces más de lo que ya estás haciendo. Aunque llores, grites, patalees o inventes realidades alternativas con la pretensión de controlar lo incontrolable.
El tren no depende de ti, y quizás a pesar de tu inhumano esfuerzo finalmente se aleje abandonándote con millones de culpas en el andén.
Entonces, ¡tú escoge!

¿Qué nos enseña la festividad de Matzot, también conocida como Pesaj, para salir de nuestras celditas mentales?

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Jonathan Ortiz

El hoy, aqui y ahora es todo lo que tenemos, lo que más o menos podemos controlar. Todo lo demas sólo Dios sabe.

Me gusta empezar el dia leyendo este tipo de textos :)

Gracias Moré!

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