En el jardín del placer

Hay personas que piden al Eterno por bendición, particularmente en cuestiones físico/materiales.
De acuerdo a la Tradición es correcto, siempre dentro de determinados parámetros de reverencia, respeto, humildad y sin dudas haciendo en la práctica aquello que está al alcance para generar o recibir la tal bendición.
Sin olvidar agradecer.
Sin olvidar que Él decide, Él es el Amo y no es un títere de nuestros berrinches o nobles deseos.
Por ejemplo, no basta rezar pidiendo sustento mientras se queda en casa esperando que le llueva la provisión, sino que hay que hacer aquello que es posible y permitido para que se haga realidad.
Como dice el sabio e inspirado salmista:

"Bienaventurado todo aquel que reverencia al Eterno y anda en sus caminos:
Cuando comas del trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien."

(Tehilim / Salmos 128:1-2)

Andar en los caminos del Eterno, por medio de cumplir los preceptos que nos corresponden,
reverenciar al Eterno con nuestras palabras y particularmente con nuestra conducta,
y no dejar de trabajar activamente, para que lo obtenido de nuestra tarea nos haga bien y nos regocije.
Para que obtengamos el pan que nutre y satisface, y no el pan de la humillación.

Ruegan (o exigen) por salud, dinero y amor. Por soluciones a problemas, para que se resuelvan conflictos, para que llegue la prosperidad, por hijos, por bienestar.
Alguna gente muy confundida, incluso entre los ortodoxos (¿o especialmente entre ellos?), pretenden manipular al Señor de señores por medio de rituales religiosos, objetos con pretendido poder, ensalmos, palabras misteriosas que provocarán sucesos extraordinarios y toda una serie de amuletos y conjuros, los cuales la LEY espiritual prohíbe a rajatabla. Como expresó con definitiva claridad el maestro de maestros, Maimónides (“Moré Nebujim” 1:61):

Debes cuidarte de compartir el error de esos que escriben y usan amuletos. Sea que escuches de ellos o leas de sus trabajos, especialmente aquellos que dicen usar nombres divinos o permutaciones del mismo, que son absolutamente faltos de sentido; ellos dicen esos nombres y creen que su pronunciación demanda de santificación y purificación y que pueden hacer milagros maravillosos. Pero, las personas en uso de su razón no escuchan a tales hombres ni creen de ningún modo en sus crasas afirmaciones.

Dictados filosóficos y legales de similar contenido hay otros más, pero creo suficiente con el compartido.
Ten en cuenta, ni siquiera cuando te vienen con palabritas difíciles en hebreo o arameo, con aspecto de cosa sagrada, con aseveraciones de mágicos resultados, con apoyo de hombres con aspecto de “sacerdotes” cabalísticos, con firmas renombradas apoyando las “segulot”, nada de eso cuenta, puesto que bien sabemos afirma el Eterno en Su Torá:

"No practicaréis la adivinación ni la brujería."
(Vaikrá / Levítico 19:26)

(Para entender su real definición (pues es difícil de traducir al español) y alcance, por favor estudiar por ejemplo “Sefer haJjinuj”, mitzvot 249 y 250).

A lo máximo que pueden aspirar esos incongruentes artefactos o fórmulas mágicas es a obtener resultados por medio del efecto placebo, tal como el propio Maimónides ya conocía hace ocho siglos atrás (Hiljot Avoda Zara 11:11), como también menciona la Mishná bastante antes y que no ha cambiado (estudiar más tarde el texto que se abre haciendo clic aquí).

Así pues, rezar, pedir bendición, confiar en el Eterno sin dejar de hacer nuestra parte, aquella que nos corresponde. Con particular énfasis en vivir en continua construcción de shalom, por medio de acciones buenas Y justas, ya que esa es la altura máxima de toda persona. No está en encerrase en contemplación mística, ni en saber de memoria pasajes monumentales de literatura sacra, ni en obtener sensaciones sublimes a través de técnicas suprasensibles. No, nada de eso es la meta del hombre. Nuestra meta es ser socios del Eterno, cada uno de acuerdo a sus posibilidades y roles. Esto lo conseguimos haciendo lo que nos corresponde, no otra cosa, que siempre está dentro de la construcción de shalom, siempre.

Por otra parte, te contaré “un secreto”.

¿Quizás no debiéramos pedir para RECIBIR bendición, sino para DARNOS CUENTA de la que ya tenemos y recibimos de forma constante?
Sería bueno que pudiéramos abrir los ojos y tomar conciencia de que ya somos benditos, que todo el tiempo fluye desde lo Alto el bien y la bondad para nosotros.
Pero debemos abrirnos para disfrutar de ella.
Por más que llueva el agua de vida, si tenemos abierto el paraguas no obtendremos nada.
Si cerramos nuestro corazón, el agua desfilará a nuestro lado y no encontraremos gozo ni saciedad.
Aquello que está dispuesto para nosotros se desperdicia, corre hasta perderse. Por ahí la vemos pasar, estiramos la mano, pero sin confianza, sin abrirnos a obtener el bienestar, que desaparece y tal vez no regresa. Aunque esté allí, es inaccesible.
¿Comprendes lo que te estoy explicando ahora?

Tu EGO te hace sentir impotente por lo cual vives en impotencia (o en falsa superpotencia, depende la máscara o modalidad consolidada).
Con tal de sobrevivir ya te sientes feliz, cuando tienes dispuesta ante ti la mesa de los reyes para disfrutar de todos sus manjares.
Te conformas con que no te duela, con que no te peguen, siendo que tienes el poder para estar en plenitud y gozo.
Pero, el EGO te tiene bajo su bota, te sientes asfixiado, sin derecho a ser libre y menos a disfrutar.
A lo máximo que aspiras es a lo mínimo, un trozo de madera para flotar en medio de lo que te parece un huracán que te arrastra.
Dentro de tu celdita mental ves todo oscuro, estrecho, pavoroso, imposible, sin méritos para algo mejor y diferente.
Hay miedo, dudas, ineficacia, angustia, remordimientos, sentimientos de culpa, falta de iniciativa, sin alternativas, repetición del malestar, envidia, celos, quejas, victimizarse, echar culpas, agresiones, llanto, engaños, esclavitud: impotencia.
Pierdes tu bendición, la que ya tienes, por no atreverte a salir –aunque sea un poquito- de tu celdita mental.

Sí, cuando es el EGO tu señor, encuentras las formas de sabotearte, de tropezar, de caer para no levantarte.
Incluso cuando aparentas súper poder, cuando usas la máscara de híper exitoso, que te llevas el mundo por delante, por dentro sabes o presientes que es todo un engaño, que eres un farsante, que en cualquier momento explotará la burbuja y quedará a la vista tu miseria profunda.
Así estás esquivando el gozo de tu plenitud, de tu bendición. Estás bloqueando el bienestar real para vestirte con ropas que no son tuyas, trofeos que no te satisfacen ni completan. Pierdes tu bendición a cambio de figurines de colores.

Otra manifestación del EGO, que se viste con ropajes de sabiduría y santidad, es la que te hace sentir culpable por estar triste.
Que te afirma que estar triste es pecado, que Dios no está en tu vida si tú no sonríes tontamente y con falsedad.
Que es un “mandamiento” estar alegre siempre. ¿Mandamiento? ¿Cuál? ¿Dónde? ¿De quién?
¿Qué clase de dios (a propósito en minúscula) vengativo, malvado, salvaje, loco, hace que exista la tristeza de forma natural para considerar pecador a quien la siente?
¿Qué dios miserable se niega a visitar al que siente tristeza? Porque los manipuladores religiosos que dicen hablar en nombre de Dios afirman que Dios detesta al triste, que es un templo impuro en donde Él no entra… ¡por favor! ¡Cuánta mezquindad en ropas de santidad! ¡Cuánta falsedad predicada con orgullo religioso!
El Eterno no es un engendro monstruoso que desprecia al triste, ni abandona al deprimido, ni ordena en Su Torá una perenne alegría o serás sancionado severamente.
¡No! El Eterno no es esa caricatura que algunos presentan como si fuera la verdad revelada.

Por supuesto que si eres honesto contigo mismo y no te mientes al solitario, sabes que tienes momentos de tristeza, en los cuales no tiene ningún sentido ni veracidad la mueca de risa o aparentar alegría que no sientes. Pero este EGO exterior te obliga a arrodillarte y suplicar perdón por algo que no has hecho, a sentirte miserable por ser persona y por tanto pasible de quebranto.
Ya lo dice el gran sabio e inspirado Salomón:

"tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de estar de duelo y tiempo de bailar"
(Kohelet / Predicador 3:4)

Sí, el duelo tiene su tiempo y su sentido sagrado. Así como la tristeza.
Atención, no esa tristeza profunda, que puede ser síntoma de una enfermedad que puede y debe ser tratada por especialistas médicos y a veces también psicólogos.
Sino la tristeza, esa que aparece a veces, como una visita inesperada, como una respuesta coherente a ciertos acontecimientos o sucesos.
Sí, el pesar tiene su función, así como lo tiene la alegría.
Negar cualquiera de las dos, es censurar al hombre por ser hombre, y no al hombre por hacer algo que realmente sea dañino y perjudicial.
Si además de tu tristeza el EGO te hace sentir culpable, pecador, ausente de Dios, alguien espantoso por el mero hecho de sentir la normal y hasta saludable tristeza, ¿cómo habrás de reaccionar?
Estás siendo manipulado, te quieren llevar hacia establos en los cuales anestesies tu conciencia, nubles tu razonamiento, te conviertas en un monigote en manos de líderes religiosos que apelan a la manipulación, a la falsa alegría, para obtener poder de ti.
Ellos, con sus falsas prédicas de amor y espiritualidad, están obligándote a no gozar de las bendiciones que están fluyendo desde Arriba para ti. Con promesas mentirosas de milagros, con palabrería disfrazada de divinidad, con disfraces y mascaritas te envuelven en nubes enfermizas, narcotizantes, para que nubles tu conciencia espiritual y te sometas al mando del líder de la secta.

¡Rompe con ello!
Puedes salir de tu celdita mental, dejar de lado las caretas de perdedor o de “más que vencedor”, no tienes necesidad de aparentar una emoción que no sientes, ni de sentirte culpable por tener momento de dolor.
¡Rompe con lo que interrumpe el flujo de bien y bendición que de Arriba te envían para tu disfrute!

Quita de tu vocabulario aquello que te adoctrinaron, eso que te susurra a tu oído el EGO.
Los “no puedo, no me lo merezco, estoy en falta, no soy nada, es mi destino, todo me sale mal, soy pecador, cargo una pesada mochila imposible de quitar, no sé, no sirvo, no valgo nada, si no me convierto en X no valgo, mejor muerto que vivo, soy maldito, Dios no me quiere, Dios no entra a mi templo porque estoy triste, soy un enfermo y nada me ayuda, es malo tener cosas, es malo disfrutar, es malo gozar, Dios ama a los pobres, ser pobre es bueno, mejor pobre pero feliz que rico pero infeliz, el ‘espiritual’ no se rodea de cosas ‘mundanales’, solo si el rabino/pastor/gurú me bendice seré bendito, debo comprar el amuleto/libro/póster para ser próspero, si no me congrego no tendré bendición,” y cosas por el estilo.

EGO, solo EGO.
EGO laico. EGO religioso. Solo EGO.
EGO que dice hablar en nombre de Dios, y de dioses. EGO que se esconde en el título de rabino/sabio/pastor/líder/moré/maestro. EGO en forma de sentencia doctrinal. EGO como mandato. EGO, solo EGO.

Pero el AMOR, la senda verdadera, es absolutamente diferente.
No precisa de meterte miedo, ni de manipularte, ni de encasillarte, ni de violentarte.
El AMOR respeta tus tiempos y tus sentimientos. No te presiona ni te tilda de pecador si no puedes o quieres ahora. El AMOR no te seduce, ni te amenaza. No precisa de insultos ni de mentiras. Es la cara opuesta del EGO.
El AMOR te lleva a compartir, a dar, a agradecer, a aceptar, a colaborar, a ser paciente, a darte cuenta de tus estados de ánimo y no por ello mortificarte ni actuar de forma pasionalmente errónea.
El AMOR es unidad, unificación, abrazar al Padre, comprender, trabajar, construir shalom.
Y aún en lo poco, o en lo mucho, reconocer que la bendición la estamos recibiendo de forma constante.
Que hay cosas que son malas y que no debemos llamarlas buenas. Que no todo es para bien, aunque podamos aprender luego alguna lección o sacar algo de ello. Pero el mal está y no podemos mirar para otra parte o desconocerlo, sino extinguirlo para que lo bueno realmente surja.

La abundancia para ti está presente, la que precisas. Si falta, quizás es que no te has abierto a recibirla, o tal vez alguien movido por su EGO está tomando lo que no le corresponde.
No es de forma pasiva, desconectándote de la realidad, mintiendo con frases tales como “todo es para bien”, que resolverás las cosas.
Sino por medio de la construcción de shalom.
Bondad Y justicia.
Si alguien usurpa lo tuyo, te roba, puedes y debes construir shalom: bondad Y justicia. No olvides, ambas ruedas mueven el vehículo sagrado, no una sola. Si dejas de lado la justicia, con la excusa falsamente espiritual que sea, entonces tampoco habrá bondad, y viceversa.

De lo Alto llueve en abundancia lo bueno, pero si cierras tu corazón, si no abres tu mano, lo conviertes en un hilito de insatisfacción.
Debes saberlo, la bendición sobre ti es constante, entonces, toma conciencia y comienza a disfrutar.

Tu mente, atormentada desde hace milenios por el EGO, te hace creer que esto no es cierto.
Pero cuando despejas las nubes del EGO, pronto descubres que lo es.
No te digo que sea fácil, te digo que es cierto.
No pelees con el EGO, no te pongas a tratar de ganarle alguna batalla, por el contrario, deja fluir.
Abre tu mano hacia el prójimo con generosidad, entonces de pronto verás tus dos manos llenas con bienes. Allí estuvieron siempre, pero tu estabas con los puños cerrados, negándote a ayudar, peleando con el mundo, siendo avaro, prohibiéndote el bienestar, obligándote a la falsa felicidad. Pero, cuando abriste tu corazón y tu mano con bondad, entonces recibiste el placer de la bendición que todo el tiempo estaba dispuesta para ti.
Porque:

"el generoso concebirá acciones generosas, y por las acciones generosas permanecerá."
(Ieshaiá / Isaías 32:8)

Y,

"El efecto de la justicia será paz; el resultado de la justicia será tranquilidad y seguridad para siempre."
(Ieshaiá / Isaías 32:17)

Sí, construir shalom.
No es un lema para repetir, es una verdad por la cual vivir.
Es el modo para abrirnos a recibir la bendición que llueve sobre nosotros AHORA.

¿Todavía seguirás esclavo del EGO?
Por eso o aquello no te quieres convencer de vivir en armonía interna y externa.
¿Escoges a los que vienen con ropajes de profetas a predicar en nombre de “Dios”, pero venden humo y se enriquecen con tus miserias? 
Perfecto, eso es lo que eliges, tienes derecho a hacerlo en tanto no dañes a nadie.

Pero si quieres la vida, la bendición, entonces deja de lado la senda religiosa, la adulación, el EGO para que vivas aquí y ahora la plenitud.
Conjugando lo espiritual con lo material.
Haciendo lo que es bueno y Justo, tal como el Eterno repitió una y otra vez en Su Palabra sagrada.

Ya no justifiques tu miseria, mejor ten un encuentro sincero con el Padre, reza desde lo profundo para que sean abiertos tus sentidos a todo lo bueno que está a tu alcance. Sé lo poderoso que eres y no más la marioneta de impotencia. Ejerce el control sobre lo que es de tu dominio, pero no pretendas controlar lo que no puedes controlar.
Construye shalom, disfruta de lo permitido en tanto te apartas de lo prohibido.

Lectura complementaria y ejercicio de crecimiento multidimensional.
Te dejo ahora el Salmo 104, te pido que lo leas a la luz del breve estudio que hemos realizado. Ten en cuenta las claves que brindamos ahora y recuerda aquellas que ya fuimos enseñando anteriormente. Analiza el texto, haz que tu Yo Esencial te hable a través de él.
Luego, cuando tengas un tiempo disponible, en un lugar calmo, medita en lo que aprendimos, encuentra tus palabras para alabar y agradecer y pedir del Eterno.
Más tarde, si deseas, puedes compartir con nosotros tus ideas, reflexiones, cuestiones, lo que te parezca que nos sirva para ampliar el contenido de este post así como fortalecernos en la construcción de shalom.

" (TEH. 104:1) ¡Bendice, alma mía, al Eterno! el Eterno, Elokim mío, ¡qué grande eres! Te has vestido de gloria y de esplendor.
(2) Tú eres el que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una tienda,
(3) que construye sus altas moradas sobre las aguas, que hace de las nubes su carroza, que anda sobre las alas del viento,
(4) que hace a los vientos sus mensajeros, y a las llamas de fuego sus servidores.
(5) Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
(6) Con el océano como con vestido la cubriste; sobre las montañas estaban las aguas.
(7) A tu reprensión huyeron; se apresuraron al sonido de tu trueno.
(8) Subieron las montañas; descendieron los valles al lugar que tú estableciste para ellos.
(9) Les pusiste un límite, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.
(10) Tú eres el que vierte los manantiales en los arroyos; corren entre las colinas.
(11) Dan de beber a todos los animales del campo; los asnos monteses mitigan su sed.
(12) Junto a ellos habitan las aves del cielo, y trinan entre las ramas.
(13) Tú das de beber a las montañas desde tus altas moradas; del fruto de tus obras se sacia la tierra.
(14) Haces producir el pasto para los animales y la vegetación para el servicio del hombre, a fin de sacar de la tierra el alimento:
(15) el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace lucir su rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.
(16) Se llenan de savia los árboles del Eterno; los cedros del Líbano, que él plantó.
(17) Allí anidan las aves; en sus copas hace su nido la cigüeña.
(18) Los montes altos son para las cabras monteses; las peñas, para las madrigueras de los conejos.
(19) Tú eres el que hizo la luna para las estaciones; el sol conoce su ocaso.
(20) Pones las tinieblas, y es de noche; en ella corretean todos los animales silvestres.
(21) Los leones rugen por la presa y reclaman a Elokim su comida.
(22) Sale el sol; se recogen y se echan en sus cuevas.
(23) Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta el anochecer.
(24) ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Eterno! A todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas.
(25) Éste es el mar grande y ancho, en el cual hay peces sin número, animales grandes y pequeños.
(26) Sobre él van los navíos; allí está el Leviatán que hiciste para que jugase en él.
(27) Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
(28) Tú les das, y ellos recogen; abres tu mano, y se sacian del bien.
(29) Escondes tu rostro, y se desvanecen; les quitas el aliento, y dejan de ser. Así vuelven a ser polvo.
(30) Envías tu hálito, y son creados; y renuevas la superficie de la tierra.
(31) ¡Sea la gloria del Eterno para siempre! Alégrese el Eterno en sus obras.
(32) Él mira la tierra, y ella tiembla; toca las montañas, y humean.
(33) Cantaré al Eterno en mi vida; a mi Elokim cantaré salmos mientras viva.
(34) Que mi meditación le sea grata, y que yo me alegre en el Eterno.
(35) Sean exterminados de la tierra los pecados, y que los impíos dejen de serlo. ¡Bendice, oh alma mía, al Eterno! ¡Alaben al Eterno [Aleluia]!"
Tanaj: Tehilim / Salmos {104}

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