Escuchar lo que quieres escuchar

La gente quiere escuchar lo que quiere escuchar.

Para algunos serán terribles cosas, como promesas de dolores, castigos infernales, futuros de miseria, merecimiento de angustias, justificaciones para sus sufrimientos actuales, lo que les pone en una situación de culpable y/o víctima.
Puede parecer extraño que alguien quiera escuchar cosas así, pero la extrañeza no quita la realidad de este hecho.
Lo cierto es que estas personas encuentran algún placer en estas prédicas terribles y por ello se regodean con ellas.

Para otros su querencia está en mundos mágicos donde el universo se organiza para dar satisfacción a sus deseos, gustan del elogio, persiguen la fantasía de poder, no admiten contrariedad sino solamente aquello que acaricia su alma.
Aunque pudiera parecer menos extraño que el grupo anterior, igualmente es extraño que gente adulta y madura escoja vivir en sus algodonadas nubes a tener que confrontar la realidad con los pies afirmados en la tierra.
Igualmente, es un grupo mucho más confortable y amable, donde uno puede justificar con facilidad su pertenencia a él.

Por supuesto que hay gente que va pendulando de uno a otro grupo, queriendo la voz tiránica por momentos y a veces prefiriendo la voz melosa.
Como sea, uno quiere escuchar lo que quiere escuchar.

Cuando se presenta una palabra discordante, por ejemplo con un mensaje auténtico, que no aterroriza pero tampoco infunde sueños algodonados, suele ser rechazado, negado, evitado, expulsado, ignorado, temido, agredido, echado.
¿Por qué?
Porque por lo general crecemos sometidos a Sistemas de Creencias que no buscan la autenticidad, aunque sean 100% honestos, sino que están ahí para someter a la persona y transformarla en un engranaje más del entramado social.
Que no nos apartemos del personaje que se nos ha asignado, que sepamos ser fieles a nuestros disfraces que casi siempre nos exilian de nuestro Yo Esencial.

Probablemente no quisiste escuchar este mensaje, por eso no has llegado aquí.
Si lo hiciste, te agradezco.
Ahora puedes discrepar, porque mi palabra no es para ser recibida y guardada con celo religioso.
O puedes pensar qué de este texto es para desechar y qué para armar tu propia idea constructora de SHALOM.

Como sea, que tengas un bello día.

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Delallel

Puede que a veces no lo escuche… aunque bien le entienda a través de sus escritos.
Aún así, este mensaje se hace escuchar a través de sus palabras.
Aunque ¿por qué no podemos escuchar ciertos mensajes aunque sí queremos?

Lo que entiendo y puedo aplicar:
Es bueno aprender a escuchar y no sólo lo que uno quiere.

uno

Bueno, uno está apegado a su sistema de creencias hasta que se cae del burro y entonces lo cuestiona. Lo que pasa es que muchos no aprenden ni con golpes y no cambian para mejor. Y es que en nuestro fuero interno sabemos que hacemos mal muchas cosas, o que las podemos hacer mejor, y no cambiamos porque nos conviene, porque nos es más confortable, por miedo y demás. Como decía uno de mi pueblo dentro de la ley no hay nadie, el que se aproxima…

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