Great pretender

great pretenderYa sabemos que el EGO (sin ser un ángel, ni un demonio, ni una entidad mística, ni un personaje inmaterial, sino una función natural y primitiva de nuestro sistema nervioso) es mentiroso, entre sus herramientas cuenta con el engaño para someternos a la impotencia.

Así a veces nos creemos súperman cuando a duras penas contamos con fuerzas. Nos llenamos de aires de grandeza, de humo la cabeza, nos hinchamos a más no poder, cuando a ciencia cierta no tenemos nada para sostenernos en nuestra impostura. Pero, al EGO le sirve esa fantasía de engrandecimiento, pues la caída será segura y estrepitosa. Cuanto más alto creemos estar, más duro nos golpea la realidad al despertar. Las bofetadas con nuestras limitaciones pueden ser esporádicas, ocasionales, o bastante frecuentes. Son muy, muy dolorosas. Pero, tal vez nos las ingeniamos para engañarnos también en esto, porque inventamos excusas, echamos culpas, o lisa y llanamente negamos la realidad. Como sea, la impotencia se siente, muy hondo calando hasta lo íntimo.
Sí señor, el engañarnos para hacernos creer que somos algo que no somos, es típicamente una manifestación del EGO, otra manera de mantenernos encerrados en celditas mentales.

Otra veces la imagen que tenemos es que somos debiluchos, que no podemos, nada sabemos, todo nos supera, no tenemos suerte, el destino se ha ensañado con nosotros, somos estirpe de perdedores. Es la máscara antagónica del que mencionamos recién. Éste ni siquiera se atreve a soñar con ser súperman, no sea que algo malo le ocurra por desear imposibles. Con esa autoevaluación pesada y cansina anda por la vida, arrastrando sus penas, gimiendo en los rincones, seguramente envidiando y maldiciendo por lo bajo a quienes le superan. Como no intenta hacer algo diferente, como no aplica esfuerzo ni ingenio, como nada prueba para comprobar su poder, se mantiene herrumbrado, arrumbado en oscuras ideas, abrumado. Así el EGO le mantiene en impotencia también, su caída es constante y el sufrimiento no se agota. La vida es injusta y la gente es mala, todo es como una pesadilla que no tiene un despertar.
Sí señor, si nos creemos perdedores, ya nos fracasados de demostrar que lo somos.

Puedes engañarte y hacer de cuenta que todo está en paz, cuando el conflicto es el pan diario. Puedes mirar para otro lado y hacer de cuenta que nada pasa, pero algo está pasando. Puedes creer que las aguas están calmadas, porque no quieres/puedes reconocer los turbios remolinos que convulsionan por doquier, bajo o sobre la superficie.
Está en ti ser cómplice y partícipe del engaño, y por ello la víctima culpable. O puedes hacer lo posible para jugar con las cartas que te da la vida, y encontrar la manera de triunfar con las herramientas que tienes a disposición o puedes elaborar/adquirir con bien y justicia.

La finalidad: construir shalom en toda ocasión.

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