Imagen en el espejo

Ansiedad, angustia, confusión, inseguridad, sin paz, sin alcanzar la felicidad, insatisfacción, sentirse víctima, enojo, amargura, malestar, vivir pendiente de otro, buscar venganza, guardar rencor, miedos, adorar ídolos, encerrarse en creencias… ¿te suenan conocidos?

Aquellos que viven pendientes del pasado, quejándose por lo que no fue, volviendo a frustrarse con lo que ya fue frustrante, culpando y culpándose, añorando con lamentos un soñado esplendor de otras épocas.
O, fugar hacia el futuro, llenarse de esperanzas mágicas, posponer hasta que las condiciones sean propicias, acurrucándose con miedo a lo que podría suceder, anhelando otra vida sin llevar a cabo acciones concretas para marcar una diferencia.
Gente que no vive en este momento, que dejan escurrir las arenas del tiempo entre sus dedos, atrapados por culpas del pasado y/o ansiedades del futuro.
Son como sombras, que pasan pero no dejan su rastro ni marcan una huella.
Son como guerreros de pesadilla que luchan contra fantasmas, sin poder eliminar lo que no tiene existencia.
Son prisionero en celditas mentales.
Se desgastan en sus huidas sin salir jamás hacia la zona de felicidad.

Entonces, probablemente se desesperen por el aplauso de afuera, por el reconocimiento, por ser algo para alguien.
En sí mismos no encuentran gozo, ni tampoco en el altruismo (hacer algo bueno por alguien sin esperar nada a cambio).
Para recargar sus baterías emocionales precisan prenderse a cualquiera que les dé un poco de aliento, aunque sea falso e hipócrita.
No importan las propias metas, ni planificar para realizar lo que es mejor y beneficioso para uno y otros; lo que importa es acatar el mandato externo, para recibir esa caricia dada como por lástima, pero al menos se la recibe.
Deja de lado su Yo Auténtico para calzarse a la fuerza sus máscaras, aquellas que le sirvan para complacer a los demás.
Por supuesto que esto no le reporta satisfacción ni calma, sino resentimiento y ansias.
Está enojado consigo mismo, quemándose por dentro con la hoguera del conflicto.
Está enojado con los otros, porque de cierta forma son los que le mantienen en ese estado de impotencia, de debilidad, de necesidad angustiante.
Sufre, y entonces aumenta su huida hacia pasados imaginarios o futuros de ensoñación.

Prueba a narcotizarse, a despojarse de su sensibilidad, desconectarse de la realidad.
Estar parado en su situación le duele, entonces, además de la huida temporal intenta el escape de la realidad.
No evalúa correctamente, confunde los valores, duda afanosamente, llega a confundir el bien con el mal, la luz con la oscuridad.
Cree, o le hacen creer, que tiene algún tipo de poder místico, tal como si con el pensamiento pudiera crear universos, o que con palabras pudiera acarrear el éxito o el fracaso. No dice cáncer, para no enfermar. Se esfuerza en tener pensamientos positivos, para que las cosas le salgan bien. Reza y pacta con sus dioses, para manipularlos y obtener victorias supersticiosas. Confunde su impotencia con un poder más allá de lo natural. Sí, está en desfasaje con la realidad.
Pero, al menos le sirve para no darse cuenta de su estado calamitoso… ¿será está una solución o no es más que otra confusión que le sumerge aun más en el malestar?

Se paraliza y solidifica en algún estatuto, en reglas fijas, o en la mirada dura de algún líder despótico.
Es parte de una masa de fieles, sea en agrupaciones religiosas, políticas, militantes, mafiosas, etc.
Son reglas de muerte y no de vida.
Pero, con ellas pareciera encontrar una cierta seguridad, un piso firme sobre el cual apoyarse.
No se da cuenta de que su seguridad tiene la consistencia de una pompa de jabón, está a la deriva aferrado a un tronquito putrefacto, pero delirando con ser amo de un imperio poderoso.

Y negocia para conseguir algún sorbito de poder.
Pero su meta no es “yo gano porque tú ganas”, sino obtener ventajas a como dé lugar.
Y se fabrica excusas y justificativos para su inacción, su inoperancia, su falta de dignidad.
Hace cálculos retóricos, echa culpas, miente, engaña, manipula, pretende comprar a los dioses y los hombres con espejitos de colores.
Pero sigue sintiendo el pesado vacío que lo carcome, el miedo que no le deja solo.

Así, cada vez más impotente y confundido, separa las cosas en buenas y malas, todo y nada, yo y otros, te amo y te odio, sin puntos medios.
Debe endurecerse en una posición, pero no por razonada consecuencia de una evaluación racional meditada, sino para protegerse de la duda, para sentirse seguro de alguna forma.
Sí, es el mismo tronquito que lo mantiene a flote en un inmenso océano.

Y, sin conciencia, se da cuenta de alguna forma que no influye en nada, que no decide nada, que es un corchito flotando.
Está en manos de otros, de dioses, demonios, jefes, padres, amigos, cónyuges, etc.
No decide, no hace, no se planta y ejerce su poder.
Como si no tuviera consistencia, como si fuera transparente pero opaco al mismo tiempo.
Depende, de hunde, huye, se ahoga, se enoja, se angustia, lleva a mayor altura su impotencia.

¿Tiene alguna salida?
¿Hay posibilidad de que disfrute, se libere, emprenda un camino de bendición?

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Shaul Ben Abraham

Uy Moré aquí describe el laberinto profundo, diverso y perverso que el EGO comienza ha generar sobre sí mismo para hacer perder a al Yo auténtico… ¿en ese camino confuso pretendemos encontrar la libertad?

JULIAN Martinez

Que ni nos damos cuenta o quizas no queramos darnos cuenta…es «tan» comodo, «tan» logico, humano, seguir en ese camino, en ese deperdicio de vida…que ¿tiene salida?..¿Hay Libertad..Emprender el Camino de Bendicion?. Gracias, Moré por estas preguntas, cuestionamientos y Respuestas: ya que el «ser libre» no se consigue como regalo, como don divino, o por intermedio de un milagro. El «ser libre» es una manera de estar y actuar en el mundo, es una decisión personal y una constante labor para actuar con libertad. Al educar a discernir y controlar los impulsos, la persona está aprendiendo a ser libre. La… Read more »

jonathan_ortizc

«volviendo a frustrarse con lo que ya fue frustrante», eso me suele pasar Moré.
Soy un poco lento para manejar mi tendencia a reciclar tales cosas.

Gracias por el texto, abrazos!

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