La Kabbalah y la búsqueda de la conciencia y el propósito en un mundo acelerado

La Kabbalah es una tradición judía que se centra en la comprensión y la conexión con el propósito y el significado profundos de la vida. Nos brinda claves, no solamente para entender nuestra realidad y trascendencia, sino también que nos da herramientas para perfeccionar nuestro accionar/decir/pensar.
En un mundo cada vez más acelerado y estresante, es fácil sentirse arrastrado por las demandas y expectativas externas y olvidar nuestro propósito y nuestra conexión con lo que es realmente importante.
Podemos dejarnos tragar por el EGO, olvidar que somos NESHAMÁ y perder de vista la belleza de la vida, que no se limita a unos pocos años en este mundo, sino a la eternidad que es parte de nuestra esencia.

Te invito a reflexionar sobre cómo a menudo buscamos soluciones externas para nuestros problemas en lugar de enfrentar las causas subyacentes de nuestro sufrimiento.
Al tomar medicamentos, tales como ansiolíticos, o drogas no legales y mucho menos recomendables, con la intención de aflojar el estrés y la ansiedad, podemos sentir alivio temporal, pero sin abordar la raíz de nuestras dificultades, no podemos esperar hacer cambios duraderos.
Lo mismo podemos decir con cualquier otra vía de escape de la realidad, que nos perturbe la conciencia, que nos lleve a una vivencia en la que se pretende negar nuestro sufrimiento.
(Por supuesto que si un psiquiatra, u otro profesional científico de salud, ha dado una indicación para determinada farmacología, es necesario acordar con el médico si hay maneras alternativas, en caso de no haberlas, debemos seguir la prescripción médica.)

La Kabbalah nos enseña que tenemos el poder de tomar el control de nuestras vidas y de nuestra conexión con el propósito y el significado más profundos. En lugar de glorificar la lucha y la ocupación constantes sin propósito, podemos aprender a vivir desde la conciencia y a estar presentes en cada momento, permitiéndonos experimentar la verdadera felicidad y satisfacción.
También a través del sufrimiento permitirnos crecer, aprendiendo a no querer controlar aquello que está por fuera de nuestra capacidad de control.