Lo que decir

Atiende al más sabio de los hombres:

«יְהַלֶּלְךָ֣ זָ֣ר וְלֹא־פִ֑יךָ נָ֝כְרִ֗י וְאַל־שְׂפָתֶֽיךָ:
Que te alabe el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no tus propios labios.»
(Mishlei/Proverbios 27:2)

El sentido llano para ser evidente, ¿no?
Es el que se entiende en la traducción al español que presentamos: no te elogies, deja que sea otro el que lo haga.
Es bastante sencillo de comprender, aunque quizá muy difícil de aplicar; porque, hay que tener paciencia, tolerancia al fracaso, resiliencia, sano orgullo, equilibrio, autoestima centrada, poder y un montón de cosas más que nos permite guardar silencio hasta esperar el honrado y honesto elogio que proviene de otro.
Pero muchas veces, muchísimas quizás, caemos en el auto-bombo, publicar hechos y maravillas que nos ensalzan, porque no esperamos a otros, o porque no hay otros que lo reconozcan, o porque no tenemos mucho que sea visible para que alguien lo puede festejar.
Entonces, es típico de la persona con la autoestima desencajada que salte en alabanzas hacia sí mismo, porque nadie hay que lo haga.
Triste, pero cierto.

Pero, cuando lo leemos en hebreo podemos encontrar otro sentido, mucho más profundo, el cual sería: Que te elogie el otro, y si no, (que lo haga) tu boca.
Es un perfecto modo de leer y comprender el consejo del sabio. No rompe para nada la gramática ni los modos del hebreo antiguo.
Es una variación, que no siempre está patente, pero existe.
Aquí el consejo es que también esperes al sano elogio de otra persona, que sean los demás quienes vitoreen tus éxitos y anuncien tus logros.
Ten paciencia y aguanta, dedícate a hacer tu parte que entonces seguramente alguien te recompensará con la palabra justa y acertada que difunda tu buen quehacer.
Pero, si por alguna de esas cosas de la vida esto no sucediera… el consejo que se desprende es que entonces sin hacer alarde de falsa modestia, sin hacer ningún alarde, seas tú el que exprese tu alabanza.
No por infeliz orgullo, ni por decaer tu ánimo al faltarte el aplauso, porque todo ello es contraproducente. Sino, ¡porque es necesario que el elogio sea dicho!
La Palabra Positiva es un componente poderosa en la construcción de una personalidad sana y emprendedora.
Es necesaria, porque el factor “palabra” es un don del Creador que nos hace crear y destruir mundos.
Por tanto, emplea tu decir para bien-decirte (bendecirte); no hay nada malo en ello; por el contrario, es una expresión de LUZ.

Pero, ya lo sabes, ¡espera!
Haz con equilibrio y dedicación tu parte, la que te corresponde.
Deja que sean tus actos los que te presenten.
Espera a que sea otro, un testigo fiel, el que te alabe.
Pero, si no aparece, suma tu elogio verbalizado al bien-hacer de tu accionar.

¿Entendiste?
¡Genial!
Ahora, ve a agradecer, reconocer, alabar a quienes corresponde que sean agradecidos, reconocidos y alabados.
Y difunde estos textos, compártelos, vívelos, agradécelos, ayúdanos económicamente, sé parte de esta sagrada tarea de despegar la LUZ para la VIDA.

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uno

Perdone que le importune nuevamente pero tampoco hay que echarse flores, ni estar pendiente que te las echen, porque nada somos, polvo, que es como acabaremos

uno

Se lo ilustraré con un poema que escribí, espero que no le disguste

Yo solo soy
un aliento de vida
que me fue prestado
para animar
un puñado de polvo,
mi casero
me dejó habitar
en ese aliento
y eso es lo que soy
algo
que se me dejó,
nada

Delallel

Estaba tan emocionado hasta que leí eh… bueno…
no importa.
Gracias por tan nutritivas palabras en momentos tan delicados y difíciles. No sólo esta vez.
Ni menos lo hago por lo primero que escribí.
Que las últimas frases del texto sigan calando en lo más profundo de cada que pasa por acá.
Cariños

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