Máscaras del Yo Vivido o moléculas del rostro del Yo Esencial

El Yo Esencial es la neshamá, el espíritu, la esencia personal, aquello que no proviene ni de los padres, ni de medio físico, ni de la interacción social.
Es lo que el Eterno determina que sea la identidad espiritual de cada uno. Es el lazo eterno, imposible de cortar, con el Eterno, y por ello con todo lo creado, en cada época y lugar.
Es lo que existía antes de nuestra concepción material y lo que persiste luego de nuestro pasaje por este mundo. 
Es lo que el Eterno implantó en ese feto que fuimos nosotros, a los cuarenta días de la concepción, y que seguimos siendo, y continuará en el mundo venidero.
No se altera con pecados o errores, tampoco se mejora con buenas acciones o pensamientos/sentimientos nobles.
Es lo que es.
Es la chispa divina que nos alienta, que nos da sentido y pertenencia a la eternidad.
Es lo más puro y auténtico de nosotros mismos.
Aunque no se modifica con nada, sirve como receptor de la experiencia durante el transcurso de nuestra existencia, y sirve como el canal de almacenaje de los recuerdos de todo lo sucedido durante nuestra existencia terrenal individual.
Hasta donde sé no se “aloja” en ningún órgano de nuestro cuerpo, no es parte nuestra, aunque es lo más auténtico de cada uno de nosotros.
Es nosotros y es parte del todo.
Está en nosotros, pero no se ubica en ningún lado en particular (hasta donde sé actualmente).
Es esa vocecita que nos habla con amor y paciencia, con respeto y sabiduría, pero que nos empeñamos en no escuchar.

¿Sabemos a ciencia cierta quiénes somos?
¿Podemos señalar con detalle qué es nuestro Yo Esencial?
Creo que la respuesta es: no.
Podemos ir corriendo velos, aproximándonos, tener certezas en algunas cualidades, pero no estamos en poder del conocimiento acerca de nuestro Yo Esencial, en parte a que no pertenece por entero a nuestra realidad formada por espacio/tiempo. Su esencia es espiritual, por tanto bastante difícil de comprender por nuestra mente limitada.
Lo importante no es llegar a la certeza plena, a encasillar nuestro Yo Esencial, a cuadricularlo y etiquetarlo, sino que considero mucho más provechoso y de bendición tener claro lo básico, e ir trabajando en encontrar una manera de expresar nuestra esencia a través del Yo Auténtico, del cual hablaremos brevemente a continuación.

El Yo Auténtico está formado por:

  • el Yo Esencial,
  • nuestra carga genética,
  • y facetas del Yo Vivido que representan aspectos del Yo Esencial.

Del primero, ya hablamos.
El segundo, se aloja en el núcleo de casi todas nuestras células.
El tercero, se ubica en entrelazamientos que se van dando en nuestro cerebro (neuronas y conexiones neuronales), particularmente en el lóbulo frontal y el prefrontal  (mis conocimientos de neurociencias son menos del 0,1%, así que mejor consultar con expertos sobre el tema) y son como huellas, registros de memoria.

Para que se comprenda cómo puede ser que una parte del Yo Vivido sea parte del Yo Auténtico, permítaseme un ejemplo.
La persona es gentil, por tanto su espíritu es noájico.
Por esto, su espíritu (Yo Esencial) desea expresarse a través de llevar una vida acorde al noajismo, por cumplir cabalmente los Siete Mandamientos Universales, por desarrollar una vida de bondad y justicia, siendo leal al Eterno tal y como Él quiere que sea el gentil.
Si el gentil vive noajismo, si el noajismo es su manera de comprender al mundo, de contactarse con él, de mejorarlo, etc., entonces está armonizando las facetas correspondientes de su Yo Vivido con su Yo Esencial y haciendo que estas facetas integren su Yo Auténtico. Por ejemplo, al ser bondadoso sin esperar nada a cambio, esa actitud NO ES una careta ni una impostura, es una parte de su Yo Vivido en armonía con su Yo Esencial. Eso es conectarse consigo mismo, lo que permite la conexión con el prójimo, lo que permite la conexión con el cosmos. Cuanto más integrado estés, más percibes la unidad esencial, más la belleza, más la necesidad de construir shalom para que no sea solamente una vivencia interna sino la Era Mesiánica ya manifiesta.
Pero, si el gentil aparenta ser judío, se imbuye de cuestiones judías que nada aportan a su identidad espiritual (y no está encaminado correctamente en un proceso genuino y legal de conversión al judaísmo); o, aún peor, se considera como miembro de religiones, dogmas religiosos, sectarismo doctrinal, etc., entonces su Yo Vivido está en disonancia con su Yo Esencial. Vive en conflicto. Está en exilio espiritual. Su vida es una fantasía. Por supuesto que algunas conductas serán positivas, serán en consonancia con su Yo Esencial, pero al faltarle la consciencia de su verdadera espiritualidad, igualmente será una consonancia disarmónica. Quizás es un poco complejo de comprender, te pido que releas, analices con calma, sé paciente, no pretendas saber todo para ayer. Pregunta sin miedo, cuestiona, no creas en lo que te digo, sino que permite a tu Yo Esencial confirmar la veracidad de estas palabras y cotéjala con la realidad circundante.

Comprende que, el noajismo no es un “algo” de mandatos religiosos, de imposición externa, sino que el noajismo es la espiritualidad que se construye desde el ser hasta el hacer, y su reconocimiento no se puede dar en un campo de guerra con religiones.
Su reconocimiento solo se puede dar cuando uno deja de perderse en el ruidoso mundo y escucha ese llamado espiritual, siente esa verdadera necesidad de DIOS,de llenar la existencia de paz, de plenitud.
El noajismo, para el gentil, es un retorno a lo que es.
Para muchos, después de tanta búsqueda y andar por el seco desierto, es sentir: “encontré mi lugar en el mundo”. Pero para ello, es necesario desbloquear el canal de conexión entre los Yoes.

El Yo Vivido, son todas aquellas posturas, sostenidas en el tiempo (o no), que empleamos para identificarnos, reconocernos, interactuar con otros, mediar entre lo que somos y lo que estamos siendo.
Son las diferentes máscaras que ocultan nuestro rostro, y que por lo general no están en resonancia con nuestro Yo Esencial, sino con los mandatos externos, con las imposiciones sociales, los juegos del EGO.
Se encriptan en nuestro cerebro. Ahí están inscriptos y codificados.
Algunas veces como recuerdos accesibles, otras veces como huellas no conscientes pero que se percibe su accionar en la vida cotidiana, y otras veces como elementos reprimidos y que fagocitan energías y participan (junto a los mecanismos de represión) en la producción de efectos más o menos perjudiciales y que no son fácilmente abordables por la consciencia.
Según dijimos, en las ocasiones que la máscara representa de alguna forma al rosto, entonces ese Yo Vivido pasa a formar parte del Yo Auténtico.

Esas actitudes, esas personalidades, esas respuestas, esos apegos, esos recuerdos, esos patrones de conducta inscriptos, eso reprimido, eso imposible de hacerse consciente, todo aquello que forma el Yo Vivido se suele usar, casi siempre de modo inconsciente, como máscaras que ocultan la verdadera cara.

Por supuesto que el Yo Vivido no debe ser supuesto como algo maligno, aunque sí muchas (muchísimas) veces falto de autenticidad, sin armonía con el Yo Esencial, e incluso antagónico al mismo.
Cuando la mentira, el engaño, la ignorancia, la falta de sinceridad, la incomunicación, la oscuridad van ganando terreno, entonces la conexión se daña, las relaciones tambalean, la infidelidad, la falta de misericordia, la injusticia, el mal se expande. Es el EGO que actúa para mantener a la persona sujetada y en impotencia (real o sentida) (http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/coherentes-en-verdad).
Tampoco el EGO es un “ser” malvado, su naturaleza original es la de sistema de defensa y supervivencia personal. Pero, cuando se trastoca su función y su finalidad, es que comienza el perjuicio, lo que lleva a más y más inconvenientes y desconexiones.

¿Qué hacer entonces?
Es mucho más fácil hacer lo de las religiones, que se inventan algún ser maligno, un dios malvado, posesiones demoníacas, chivos expiatorios, lo que sea para aparentar pureza y salvación y así retener en sus cárceles a sus fieles.
También resulta mucho más sencillo, a simple vista, dejar de lado las cuestiones, no indagar, desplomarse, derrumbarse ante el EGO y dejarlo ser el amo.
Pero si hacemos cualquiera de las dos cosas (que en realidad son solo una), estamos perdiendo nuestra chance de alcanzar nuestro máximo esplendor, gozar de la vida, disfrutar de la bendición constante que llueve sobre nosotros. Estamos perdiendo la senda a nosotros mismos y a Dios.

Entonces, aprendamos cómo funcionamos, en la medida de lo posible.
No actuemos roles que nos imponen.
Dejemos de ser marionetas manipulados por el EGO, propio o ajeno.
Encontremos aquello que representa a nuestro Yo Esencial dentro de nuestro Yo Vivido.
No queramos controlar lo que no podemos controlar.
Dejemos fluir lo que no tiene forma de ser controlado por nosotros.
Aprendamos a decir no, cuando no es la respuesta; pero sí cuando sí es la respuesta.
Aprendamos a decir no sé, cuando no sabes; y sé, cuando sea verdadero y necesario.
Goza, disfruta, aprovecha el aquí y ahora, sin por ello echar a perder el futuro.

Son pequeñas, enormes, opciones para alcanzar niveles espléndidos de paz, plenitud, felicidad.

Ten presente que del recuerdo rememorado y reescrito, se guarda lo reescrito y no lo que le dio origen.
Esto permite, en cierto sentido, modificar el pasado.
Sí, podemos reinterpretar el pasado, sentirlo como si lo hubiéramos modificado.
Claro que es un poder limitado, porque te hemos dicho que hay cuestiones que jamás podrán ser accedidas por tu conciencia, porque están en un código imposible de develar por tu pensamiento adulto. Pero tienes ejercicios para ir aplacando esas huellas marcadas en lo profundo de tu memoria etológica. Tienes el trabajo de ir corriendo los velos, quitando las cáscaras, desechando máscaras, para que tu Luz interna, tu neshamá alumbre más y más, te permita conectarte mejor y con mayor autenticidad.

Adentrarnos a descubrir quienes somos, es todo un viaje en el que no podemos pasar por alto nuestro transitar por éste mundo.

Crecer implico aprender, repetir, imitar, obedecer lo que nos dijeron, creer lo que otros nos decían que éramos, y en el proceso nacieron las “máscaras” que hicieron en apariencia “potente lo impotente”, las que nos hicieron mostrar “no lo que somos” sino lo que nos dijeron, lo que servía para hacernos parecer grandes, siendo niños.

El EGO se ha presentado como nuestro único salvador, como nuestro dios, como nuestro amo, como la única opción posible para sobrevivir y sobresalir, cuando en verdad está limitándonos y alejándonos de lo que en realidad somos.

Pero reconocerlo nos anima a emprender la marcha para conocernos, entonces aprendemos también a ver a quienes nos rodean de modo diferente, entendemos que muchas de sus desacertadas conductas son producto de otros EGOs y del propio, y que esas personas aún no se conocen en realidad.

Hasta aquí por hoy estas breves reflexiones sobre un tema muy complejo.
Veo que hay cientos de textos que son de utilidad, aprovecha por favor los links que te ido dejando en este artículo.
Veo también que estoy encontrando cientos de buenos textos en este hogar. Creo que tengo escrito material para decenas de libros, creativos, originales, auténticos, propios, compartibles y todos ellos con bases en la Tradición y en la ciencia (hasta donde alcanzo a comprender y unificar en mi corta capacidad).
Ahora me pregunto, con suma humildad y desconcierto: ¿cuando llegará el día que alguien se tome el trabajo serio de organizarlos, ordenarlos, editarlos y publicarlos?
¿Me lo merezco? No lo sé… pero hay tanto, tantísimo que puede ser tan provechoso que me da pena que se pierda en un pequeño sitio en internet. No sé, quizás estoy soñando, ya que es bastante tarde en la noche… o será mi torturador EGO… no lo sé…

Bueno, es hora de encender tus luces internas y celebrar tu Janucá personal.
Hasta luego.

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Netanel

Shalom ubrajá Moré!
Muy lindo texto!
¿Qué significa que la neshamá: “sirve como receptor de la experiencia durante el transcurso de nuestra existencia, y sirve como el canal de almacenaje de los recuerdos de todo lo sucedido”?
¿Cómo es esto? ¿Acaso no es la neshamá un “ente” que no recibe alteraciones? (y el agregado en realidad una alteración!)

intento comprender cómo puede funcionar nuestro cerebro como receptor de la conciencia o del Yo Trascendente pero no puedo comprender. Pero comprendo por lo aprendido acá que ese es un límite del quehacer del método científico o racional, que da paso a la sabiduría de los sabios de la cual, hasta nosotros podemos humildemente aprender.

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