No es suficiente

Por ahí te levantas un día y cambiaste, al punto que te cuesta darte cuenta de quién eres.
Podría ser… sí, al menos para Hollywood no es raro esos cambios repentinos.
Estar en tu mismo cuerpo pero adulto, o de niño. O intercambiar la conciencia con otra persona, o sea, pasar a vivir en un cuerpo que no eras tú hasta ayer; y muchos otros relatos que vaya uno a saber pudimos haber visto en la pantalla.

O puede ser que cambia el afuera, lo que te obliga a  hacer algún ajuste obligatorio.
Por ejemplo, se dio un golpe de Estado en la noche y te despiertas viviendo bajo una dictadura; o de pronto estalló la guerra, o una invasión militar, o una revolución, etc.
O sufriste un accidente, de cualquier tipo, que te afectó; terremoto, incendio, tornado, cerebro vascular, muerte de un conocido en un choque, etc.
O aconteció algo, más allá de tu dominio, que te impuso una realidad inesperada hasta la noche anterior –o el rato previo-.
O, para no ser tan dramáticos, tu suegra canceló su regreso de sus vacaciones y se queda con ustedes una semana más; o ganaste la lotería, etc.

Pero el cambio beneficioso, con el que tú te has comprometido, no suele venir de forma milagrosa.
No opera Dios de esa manera misteriosa, provocando un repentino arrebatamiento de la conducta para transformarte en una mejor versión de ti mismo.

Sí, probablemente los acontecimientos que te suceden y los que te rodean te puedan ayudar a dar los pasos necesarios… o no; pero no anda Dios con una varita mágica modificando tu conciencia.
Más bien, estás tú y tu esfuerzo, tu compromiso, la voluntad de seguir, el levantarte luego del tropiezo, el animarte cuando parece que nada sale bien, el contemplar lo bueno y lo malo desde un punto de vista espiritual, el perseverar, el ser paciente, el aprender, el desaprender, el conocerte, el comunicarte auténticamente, el ser hábil para darse cuenta cuando es tiempo de cambiar de herramientas o estrategias, ser creativo, ejercitar la resiliencia, fluir con aquello que no podemos controlar, actuar con bondad y justicia, el ser comprensivo pero no justificar la trampa del EGO.

Está en ti hacer tu parte, esperar que el prójimo haga la suya, en tanto Dios la que Le corresponde.
Pero el remo, deberás tomarlo y remar con la fuerza necesaria, en la dirección correcta.
Si esperar a que los vientos y las corrientes te lleven al puerto deseado, por ahí tienes tremenda suerte… pero no hemos de vivir dependiendo de milagros y menos de la suerte.

Si estás haciendo tu parte, no es seguro que las cosas se den como tú quieres o trabajas para lograr.
En ti está hacer lo mejor de tu parte, pero el resultado final no depende solamente de ti.
Tener conciencia de esto es muy liberador al mismo tiempo desespera.
Como sea, es la realidad y mejor vivir abrazado a ella.

El cambio se vislumbra cuando vas cambiando.
No hay otro secreto.
Si quieres perder esos kilos para llegar a un peso saludable, podrás operarte para que te roben las grasas de un día para el otro… ¡un milagro de la ciencia! Pero, si no ejerces un cambio favorable en tu estilo de vida, volverás a la obesidad y a un pozo de fracaso redoblado.
La virtud no está en apurar los procesos ni esperar milagros mágicos, sino en cumplir tu parte, la cual ya describimos unos párrafos más arriba.

Incluso esas revelaciones místicas, que suceden raras veces y de manera en apariencia espontánea, suceden cuando el terreno está preparado para que esa específica semilla brote.
No se da en el vacío y sin un contexto.

Toma en cuenta que Dios no sacó a los hebreos de Egipto de un día para el otro, antes tuvieron que sucederse las plagas, idas y vueltas, negociaciones, en resumen un esforzado entrenamiento para comenzar el camino de la libertad. Y ni siquiera se alcanzó el éxito al pisar fuera de la frontera de la ciudad esclavista, sino que fue necesario cuarenta años de duras experiencias por el desierto para tener algunos instrumentos básicos para asentarse en la Tierra de Promisión. Incluso entonces, y para el Todopoderoso, la tarea no terminó.
¡Qué podemos esperar para nosotros y nuestros planes o deseos de mejoramiento!

Entonces, sé activo en la construcción de SHALOM con acciones (pensamientos, palabras, actos) de bondad y justicia.
En todo tiempo y lugar, con toda persona.
Para dentro y para fuera.
Es parte de tu tarea, así irás puliendo tu Yo Vivido para dejarlo en armonía con el Yo Esencial.
Cuando allá una identidad sincronizada, entonces habrás ejecutado la obra de tu vida; el mejor cambio de todos.

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Jonathan Ortiz

Soy fan de estas enseñanzas. Gracias Moré!

Jonathan Ortiz

Estas enseñanzas son como dar F5 al alma, se renuevan contenidos.

:)

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