Por sobre el miedo

Hemos enseñado en muchas oportunidades que el miedo es la fantasiosa espera de una impotencia.
Esa impotencia no tiene una presencia real en el presente, ni consiste en una amenaza concreta.
Solamente es una sensación que nos invade en este momento, robándonos nuestras energías y tiempo, llevándonos a malgastar el aquí y ahora atrapados por la imaginación fuera de foco.
Siendo así, nos debilita y por tanto nos conduce a una real impotencia. No aquella temida y supuesta, sino a la que es actual, que se manifiesta por el desgaste presente, la falta de atención, la confusión, la alteración de sentidos y conductas. Es una debilidad que se pudiera evitar, solamente si dejáramos el miedo de lado.
Por ejemplo, tengo miedo de que la chica que me gusta se burle de mí si me acerco a conversar con ella. Esa creencia ficticia ocupa el centro de mi atención, por lo que estoy en lucha interna para decidir si me aproximo y saludo o si  mejor me quedo donde estoy, perdiendo así la chance de conocerla y entablar amistosa relación. Cuanto más doy vueltas al asunto en mi cabeza, más me desgasto y confundo. Hasta que llegado el momento, actúo con tanta torpeza e inseguridad que me termino realmente avergonzando, pero no por el rechazo de la señorita sino por otra cuestión. El miedo, la fantasía de una impotencia, me llevó a caer en los brazos de una verdadera impotencia.

También remarcamos en más de un estudio anterior que no podemos confundir el miedo con el susto, ni tampoco con la precaución.
El susto es la reacción automática ante una impotencia que se manifestó de improviso, que está realmente aquí y ahora agrediéndonos o amenazando con hacerlo.
Por ejemplo, si se abalanzó encima nuestro un feroz perro. Eso es susto.
Pero, si vemos un perrito faldero al otro lado de la sala, jugueteando encima de su dueño y nos aterrorizamos, estamos ante el miedo.
¿Se comprende la diferencia entre ambos?
En tanto que la precaución, es la conducta racional, basada en conocimiento y/o experiencia que nos permite estar atentos a posibles peligros que realmente se pudieran manifestar, y que de alguna forma tendríamos control para evitar o reducir.
Por ejemplo, si el feroz perro de la otra cuadra, aquel que ya nos quiso morder hace un tiempo, nuevamente está suelto y en actitud agresiva; lo más prudente sería no pasar a su lado.

Desde un punto de vista evolutivo, probablemente el miedo haya resultado útil para cuidarnos de posibles peligros.
Un poco como si fuera el precedente de la precaución que recién mencionamos.
Porque, a falta de conocimiento transmitido y recibido de generaciones, sin la experiencia propia o de otros que nos sirve para armar una estrategia de supervivencia, entonces solamente teníamos los primitivos e instintivos recursos del EGO para sobrellevar las impotencias.
Entonces, andábamos por la vida con miedo, estresados por los incontables peligros que nos podrían estar acechando, pero para los cuales no teníamos recursos para identificarlos previamente.
Estábamos por consiguiente en una habitual preparación para el famoso «fight or flight», es decir “pelear o volar”, como corresponde a las reacciones propias del EGO.
Lo cual nos degasta y carcome, nos estresa profundamente, pero al menos en ese ámbito hostil y desconocido, nos daba algunas oportunidades de salvarnos de los inesperados enemigos y accidentes.

Pero, cuando estamos en conocimiento de los posibles peligros, contamos con instrumentos que nos permiten un cierto dominio, no andamos perdidos en la oscuridad de la indefensión; ¿cómo es que seguimos con miedos?
Porque, muchos de los problemas de salud actuales en parte se basan en el enorme estrés que nos carcome.
Vivimos estresados, enredados en nuestras creencias que nos impiden crecer y disfrutar de la dicha.
En constante espera de malas cosas que nos caigan encimas, impotencias que están sobrevolando nuestra vida para atormentarnos.
Ciertamente hay impotencia, pero la incrementamos muchísimo más con nuestro miedo.

Al respecto, un ejemplo de la parashá:

«Aconteció que el pueblo parecían amargamente quejumbrosos a oídos del Eterno. Lo oyó el Eterno, y se encendió Su furor; y un fuego del Eterno ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento.»
(Bemidbar/Números 11:1)

El pueblo (aquellos extranjeros que se adosaron al pueblo judío a la Salida de Egipto) estaba hundido en el EGO, a pesar de estar saciados, protegidos, conducidos.
No encontraban paz, incluso teniendo ante sus ojos a diario la evidencia de Dios y de Su Poder ayudándoles.
Pudiendo disfrutar tranquilamente, aprovechando el aquí y ahora, no lo hacían.
Por el contrario, se atormentaban con pesadillas de fracasos irreales, o se llenaban de imaginaciones que los ahorcaban con lazos de impotencia.

Si en vez de ello hubieran aprendido a quitar el estrés negativo de sus existencias.
Si estuvieran al mando de sus mentes en lugar del EGO.
Si pudieran ejercer su poder, poco o mucho, para beneficiarse y hacerlo con otros, en lugar de volcarse a las conductas del EGO tan nocivas.
Si dieran con bondad, si actuaran con justicia, si agradecieran, si…
Pero no…

El miedo, esa producción del EGO, los atormentaba.
Por tanto, el presente estaba empobrecido, su futuro en llamas de destrucción.

El camino para librarse del EGO es el de la construcción de SHALOM.
Actuar según el dictado de la NESHAMÁ, es decir con AMOR.
¿Cómo?
Con acciones de bondad y justicia.
Tanto en pensamiento, palabra como actos concretos.
Internamente así como fuera.

Dándose cuenta del poder que se tiene, y  usarlo.
Reconociendo la verdadera debilidad, y viendo como crecer por sobre ella.
Dejando ir aquello que no puede ser resuelto.

Siendo precavidos, pero no temerosos.
Agradeciendo a Dios y hombres.
Haciendo nuestra parte.
Rezando, pero sin hundirnos en el fango del que espera milagros.
Haciendo los ejercicios respiratorios y corporales necesarios.
Elaborando puentes que unan así como destruyendo lo que daña y ha de ser desterrado.

Siendo la mejor versión de nosotros mismos, que se consigue cuando el Yo Vivido refleja en su mayor medida a nuestro Yo Esencial.

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
3 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments

No quisiera comentar como alguien que no se rinde ante el miedo a ser una nulidad (y falto de poder); pero cuán importante es estar re-estudiando estos artículos para sacar a la consciencia el miedo y no permitir que siga siendo la respuesta automática del inconsciente. No se trata de negarlo, de superarlo, actuar a pesar del miedo, y varios etcéteras dichos por motivadores mediocres (bajo el nuevo oficio de «coach de vida», para no decir vagos) que al populacho le encanta. Se trata de sacarlo al consciente, identificarlo y desenmascararlo para no dejarlo como la respuesta inconsciente. Gracias por… Read more »

Jonathan Ortiz

Los ejercicios de respiración valen oro.
Me uno al comentario de Luis, estos textos son de estudio obligatorio.
Gracias Moré

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x