Pureza de corazón

Hace un tiempo atrás les había hablado del valor fundamental de la gratitud, y por consiguiente, el tremendo escollo que supone la ingratitud para el desarrollo personal y colectivo. (Te sugiero que antes de continuar con este post, te tomes unos instantes para releer aquel otro, comprenderlo, comentarlo, encontrar los puntos de tu atención).

Quiero mencionarlos brevemente hoy otro de las piedras de tropiezo en el camino del crecimiento y la plenitud: el rencor.

La contracara del rencor es la capacidad de perdonar sinceramente y su complemento es el arrepentimiento auténtico.

Debes tener muy en cuenta que uno de los 613 mandamientos para los judíos es “no guardar rencor en el corazón”.
Otro es “no vengarse”.
Ambos mandamientos son reglas de vida provechosos y accesibles para todas las personas, no solamente asumidos como mandamientos para los judíos.
Es decir, cada noájida que así lo desee puede tomarlos para sí, vivir con ellos, porque son conductas éticas, beneficiosas para la persona, para la sociedad, para el entorno.
Aunque no son mandamientos noájicos fácilmente pueden enlazarse con el fundamento de “no asesinar”, también con el de no “no robar”, puesto que el rencor y la venganza suelen llevar a tragedias, a veces incluso con la costo de vidas humanas, pérdidas materiales, entre otros dolores derivados.

Antes de avanzar, delimitemos qué entendemos por guardar rencor, y qué por venganza.
Ejemplo de rencor:

  • Juan le pide a Pedro un utensilio.
  • Pedro se lo niega.
  • Al otro día Pedro es quien pide a Juan un utensilio.
  • Juan se lo da pero agrega un comentario del estilo: “Para que veas que yo no soy como tú, yo sí presto”, o algo parecido.

Ejemplo de venganza:

  • Juan le pide a Pedro un utensilio.
  • Pedro se lo niega.
  • Al otro día Pedro es quien pide a Juan un utensilio.
  • Juan NO se lo da y quizás agrega un comentario del estilo: “Tú no me diste, ¿cómo tienes el coraje de venir a pedírmelo ahora?”, o algo parecido.

Con lo que fuimos aprendiendo del EGO, rápidamente podemos reconocerlo detrás de estas oscuras actuaciones.
Te lo explicaré bien brevemente, pues no es el punto central de nuestro post actual.
Pedro hizo sentir impotente a Juan, le negó algo que él solicitaba. Le puso un límite que probablemente no esperaba. Lo frustró en su deseo. Le hizo ver que no tenía el poder sobre Pedro ni sobre la propiedad de Pedro. En resumen, Juan estaba enfrentando una situación de impotencia real y magnificada por su EGO.
No sabemos la historia previa, pero podemos suponer que Pedro no estaba negando el servicio de manera maliciosa, sino por sus propios intereses válidos.
Entonces, Juan, el que experimentó impotencia a causa de Pedro, cuando al otro día se siente en situación de poder, lo quiere ejercer, pero no desde la postura de construir Shalom (ser realmente espiritual), sino desde el EGO.
Su corazón se nubla con el deseo de tomarse la represalia, de hacer sentir mal al otro, de darle una cucharada de amarga impotencia. Guarda rencor, porque es el EGO el que susurra desde sus entrañas y domina su corazón.
Es su EGO el que lo lleva a la acción negativa, a la venganza.
Si no fuera EGO el que estuviera manipulando, las respuestas hubieran sido otras, pacíficas, armoniosas, conciliadoras, de verdadero ejercicio de poder, con autoridad y no con autoritarismo que es propio del EGO.

Así pues, romper el yugo del EGO, al no guardar rencor y al no vengarse, es sin dudas un excelente consejo de vida, que alcanzaría una importancia esencial en sí mismo, más allá de ser prescrito por el Eterno como mandamiento para los judíos.

La persona que atesora los malos sentimientos, que los acumula como si fueran monedas de oro, que no los libera correctamente, se afecta a sí misma en primer lugar. Se llena de malestar, de pensamientos nefastos, de dificultades para relacionarse con el prójimo, de fatigosas tareas que no conducen a ningún beneficio.

La manera de erradicar el rencor del ser, es por medio del sincero perdón; es decir, de equilibrar las cosas, de liberar las cadenas, de fomentar el bien, de buscar el imperio de la justicia.
Y no existe perdón sin auténtico arrepentimiento, sin reconocimiento del error, sin la decisión de luchar en contra de los hábitos perjudiciales, sin la determinación de restituir el orden que se ha quebrado con las acciones negativas.

Despoja al EGO de sus trucos, quítale sus juguetes de distracción, no te dejes convencer por las excusas que fácilmente inventa el pensamiento esclavizado al EGO.
Cuando justifiques una mala acción, date cuenta de que es mala, de que es producto del EGO, que en definitiva lleva a la destrucción, al dolor.
No solo de otro, sino de ti mismo.
Acuérdate que el EGO se presenta como un salvador, como un dios bondadoso, como un dios dispuesto a morir por tus pecados, pero en verdad es un tirano perverso, un ídolo sin poder pero con gran astucia para confundir, sembrar caos, mentir, perturbar, dañar porque se le da permiso de hacerlo.

Si guardas rencor, si tu vida se ha petrificado por hechos reales o ilusorios del pasado, si no ves la luz pues tienes oculta tu visión por los humos del mal sentimiento, si no encuentras la clave para la felicidad por rumiar el estiércol agrio de la venganza; ¿no crees que estás desperdiciando los irremplazables instantes de tu valiosa vida?
Estás en tu celdita mental, tus barrotes los has puesto tú mismo, y tú eres quien puedes romperlos y salir.
Si es que te animas.
Pero… no lo harás… es más cómodo seguir en la cárcel, justificarte, intelectualizar, armar teorías, echar culpas, manipular, hacerte el tonto, ser religioso, confiar en diositos redentores, todo es más fácil, hasta odiar, con tal de no hacerte cargo de tu vida.

Si el rencor es lo que te posee, tú no eres el amo de tu vida, sino que permites ser manipulado como marioneta en un tonto juego sin sentido, que siempre termina en soledad, desamparo, dolor, muerte.
Sí amigo, así es.
El rencor, la venganza, el juego de tramar historias perversas, siempre termina mal.
Porque es el EGO el que comanda.

Tenlo presente, y mientras aprendes a agradecer, aprende a perdonar sinceramente.
Es un consejo de amigo, de maestro.

(Elaborado a partir de un viejo texto de mi autoría en: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/sin-rencor)

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mat-gab

Que buen post more me hizo reflexionar mucho sobre situaciones en mi vida bendito sea el Eterno quien le da sabiduría y lo bendice para que usted sea de bendición

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