Su parte de la tarea

En nuestra parashá, leemos la siguiente orden:

"El Eterno habló a Moshé en el desierto de Sinaí, diciendo: ‘Cuenta los hijos de Leví. Contarás todos los varones de un mes para arriba, según sus casas paternas y sus clanes.’
Moshé los contó conforme a la palabra del Eterno, como le fue mandado.
"
(Bemidbar / Números 3:14-16)

En nuestra Tradición (Bemidbar Rabá 3:9) se señala que el censo de los levitas fue efectuado por Moshé con asistencia del Eterno.
Ocurría que Moshé se paraba a la entrada de cada tienda de los levitas, entonces la Shejiná le informaba el número de levitas varones mayores de un mes para ser contados.
Por esto se alude en el versículo que: "Moshé los contó conforme a la palabra del Eterno", conforme a lo que el Eterno le iba declarando.

Siendo así, es válido que nos preguntemos: ¿Para qué el Eterno pide que Moshé haga el censo? ¿No era más simple y efectivo que el Todopoderoso informara: ‘En total, son tantos y tantos los levitas’; en lugar de estar pidiendo a Moshé que vaya por las moradas de los levitas y los cuente?

La respuesta a estas interrogantes es, en cierta manera, la respuesta a la presencia de las personas en Este Mundo.

Debemos entender que el Todopoderoso no precisa de nada, por tanto, ninguna de nuestras acciones Le afectan.
Por lo tanto, nada de lo que hagamos es PARA Él; sino PARA nosotros (egoístamente, o solidariamente).
Cada acto positivo o negativo, cada cumplimiento de mandamiento o cada pecado, es algo que nos afecta a nosotros, pero no a Dios.
Entonces, cuando Él nos ordena tal o cual conducta, por medio de Sus mandamientos, no está buscando Su beneficio, sino el nuestro.
Por ejemplo, en nuestra parashá, si Él mandó a que Moshé fuera por las tiendas de los levitas y anotará el número que Él le dictara, seguramente que era para que Moshé, o los levitas o todo el Pueblo obtuvieran algún provecho material y/o espiritual de ese acto.
Y en nuestra vida cotidiana, cuando Él nos reclama alguna acción, que hasta desde una perspectiva moderna pudiera parecer ridícula, tal como atarnos con los Tefilín, lo cierto es que la ventaja la obtenemos nosotros, aunque quizás no nos estemos dando cuenta de ello.

Por otra parte, el Eterno podría con su Misericordia infinita proveer a las personas de todo lo que éstas precisan, sin que nadie tuviera siquiera que mover un dedo, ni esforzarse en ningún aspecto.
Él bien podría hacer de Este Mundo un renovado paraíso, pleno de placeres y comodidades sin fin.
Sin embargo, sabemos que no es así.
Debemos agregar, sabemos que GRACIAS A DIOS, no es así…
Dios quiere que la persona haga su parte, que los beneficios no caigan como regalos celestiales, sino que sean resultado de un justo y apropiado esfuerzo.
Este esfuerzo personal dota al resultado de un sabor delicioso: el sabor de la realización personal, bajo la Luz de las órdenes del Eterno.
Esto significa que ninguna dádiva, ni siquiera una celestial, es tan placentera como la cosecha de los frutos del propio esfuerzo1.

La persona es puesta en Este Mundo con una determinada misión por realizar, y que solamente ella lo puede hacer.
Ni papá, ni mamá, ni maestro, ni sacerdote, ni psicólogo, ni esposa, ni hijo, ni nadie puede realizar SU misión, solamente usted puede.
Esa es su máxima responsabilidad personal, y es el sentido último de su existencia.
Para alcanzar esa meta deberá esforzarse, siempre dentro de sus posibilidades, y siempre con la ayuda del Eterno.
Y en medio, lo más probable es que encuentre más o menos dificultades, que vendrán a ser impedimentos para que la meta aparezca más lejana.
Pero, debe saber que no sirve como excusa decir que no tiene las fuerzas para alcanzar su meta.
Es SU responsabilidad procurar llegar a la meta, por tanto de usted depende si hace o no su mejor y su mayor intento por alcanzarla.
Si luego de dar el máximo de sí mismo, aún la meta está lejana, ciertamente Dios con Su Misericordia hará que usted la alcance… pero solamente si ha hecho todo lo posible de su parte…

La persona debe estar dispuesta a dar todo de sí para cumplir su parte en la Creación, y puede confiar que el Eterno hará su parte para que pueda aproximarse a su meta.

Como está expresado en Pirkei Avot (2:16): "No está en ti completar la tarea, pero no eres libre para desistir de ella".
Y recordemos que: "Uno es llevado por el camino que desea transitar" (TB Shabbat 104a).

Nosotros actualmente, como Moshé en aquella oportunidad, no debemos desistir de ninguna mitzvá, incluso si su cumplimiento aparece como por fuera de nuestras actuales posibilidades.

Pues, cuanto más labremos y cultivemos en nuestro campo de vida, seguramente más habrá para cosechar en el momento de la recolección de los frutos.

¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco


Notas:

1- Esto explica el motivo por el cual creer que la persona obtiene su salvación personal mediante la fe carente de obras, es una vacía pretensión mitológica en directa contradicción con lo anunciado por el Eterno. Él quiere que la persona goce de los frutos de su trabajo personal, de sus acciones, pues Él sabe que nunca el sabor de las limosnas es tan agradable como el del propio trabajo.
En resumen: no es por fe que se alcanza la salvación, sino a través del cabal cumplimiento de los mandamientos que Dios nos ha dictado.

 

Relatos, anécdotas y enseñanzas

El rabino de Módena explicaba así la oración.
Un tonto ve a una persona en un bote remar, y cree que la orilla es la que se acerca al remero.
Pero un entendido sabe que es el remero quien debe hacer el esfuerzo de remar en dirección a la orilla, para alcanzarla.

Con las plegarias es similar.
El tonto o ingenuo supone que Dios hará la voluntad del que reza, tal como si la orilla se moviera para abrazar al remero.
Pero el sabio sabe que es él con su oración el que debe acatar la divina Voluntad, para que de ese modo su plegaria tenga verdadero sentido.

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se relaciona el relato con el comentario a la parashá que hemos brindado?

  • ¿Cuál es la manera de rezar correcta?

  • La corona
    "La corona de la Torá está dispuesta a un lado, esperando, y lista para cada judío… cualquier judío que la desee, puede venir y tomarla"
    (Sifri Bemidbar 119)

    • ¿Qué puede hacer la persona para coronarse con esta corona?

    • ¿Cómo crece la persona que está en el camino de coronarse con la Torá?

  • La recompensa
    "De acuerdo al esfuerzo es la recompensa"
    (Pirkei Avot 5:27)

    • ¿Valora el Eterno que haya alcanzado la meta, o que se haya esforzado por alcanzarla?

    • ¿Por qué la Torá no nos habla de tener fe, ni de creer ciegamente, sino que insistentemente nos enseña a trabajar y a dedicarnos a cumplir con los mandamientos del Eterno?

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virgilio A.A.HERNANDEZ

AGRADESCO, este comentario ,sobre cumplir nuestra parte,. solo que quiciera saber, si comprendi correctamente el concepto , NO PUEDO SER SALVO SOLAMENENTE POR FE, SI NO QUE MI FE DEVE IR ACOMPAÑADA DE OBRAS , DE UNA PERSONA QUE HA SIDO SALVADA. EN OTRA FORMA MI FE Y MIS OBRAS DEPENDE DE MI ACEPTACION, COMPROMISO, Y DE MI CRER EN MI SALVADOR.?

Jonathan Ortiz

Hola Virgilio,

Ud no necesita ser salvo de nada ni de nadie. Usted nació salvo, tiene porción en el mundo venidero, es amado por Dios, y no necesita EN MODO ALGUNO ningun tipo de salvador, mucho menos el sujeto del madero.

Lo espero es http://www.fulvida.com para que aprenda junto a todos aquellos gentiles que obedecemos al Único Dios.

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