Vaigash: hombre poderoso

Como hemos señalado en varias ocasiones, las herramientas instintivas y básicas del EGO son: llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad.
Son las formas que tiene el individuo indefenso, recién nacido, para llamar la atención y obtener la satisfacción de sus necesidades primarias.
Son las que mantiene el individuo en estado de impotencia (real o imaginario) para tratar de conseguir atención y satisfacción, sea real o imaginaria.

En la parashá de la semana, Vaigash, nos encontramos con el siguiente pasaje: "Iosef [José] ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su presencia, y gritó: -¡Que salgan todos de mi presencia! Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. Entonces se puso a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios. Y fue oído también en la casa del faraón." (Bereshit / Génesis 45:2).

“No podía contenerse”: hubo impotencia, un “no poder”, por lo tanto, automáticamente se disparó el EGO.
Entonces, gritó.
Y lloró a gritos.
Tan fuerte, con tanta impotencia contenida, que su rugido se escuchó fuera y fue comentado largamente.
El hombre más poderoso de Egipto, de su época, aquel que era el salvador del pueblo, ese que parecía un dignatario celestial “Tzafnat Paneaj”, demostraba su humanidad, su debilidad, su impotencia y su EGO reaccionando.

Sin embargo, era un hombre que había trabajado su ser, no un esclavo del EGO, no alguien que se mantenía encerrado en su celdita mental.
Por lo cual, luego de la comprensible ruptura emocional y reacciones del EGO, vuelve a retomar el control.

Así: "Iosef dijo a sus hermanos: -Yo soy Iosef. ¿Vive aún mi padre? Sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban aterrados delante de él.
Entonces Iosef dijo a sus hermanos: -Acercaos a mí, por favor. Ellos se acercaron, y él les dijo: -Yo soy Iosef vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Elokim delante de vosotros."
(Bereshit / Génesis 45:3-5).

“Yo soy Iosef”: y no las máscaras del Yo Vivido, no un maniquí del EGO, no alguien que actúa por pasiones o fantasías. Soy Iosef, aprendí a poner mi Yo Auténtico por delante, a que sea mi neshamá (espíritu) la que controle mi vida, a través de acciones de bondad y justicia, analizando racionalmente las situaciones, y alumbrando con la Luz del Eterno y no con la del deseo.
Soy Iosef, sé por lo que he pasado, lo que me han hecho. Tengo memoria, pero no rencor, ni deseo de venganza. No me mueve el EGO, porque de hacerlo ahora ustedes serían torturados y morirían. Pero no pasará nada de eso, porque tengo realmente el poder, ese limitado que el ser humano tiene, y no me creo más de lo que soy, pero tampoco menos.
Soy Iosef, y no un personaje que actúa según las fantasías del EGO, ni procura alcanzar falso poder con manipulación, autoritarismo, agresiones o cuestiones similares.
No precisaba hablar fantasiosamente, ni engañar, ni hacer sentir temor o demostrar que el era el poderoso. Ni precisaba hacer discursos teológicos –falsos- de que “todo es para bien”, o por el estilo. Sencillamente tenía que andar por el camino del AMOR, que es el antagónico al del EGO.

De esa forma, comunicando auténticamente, estableciendo un vínculo de poder con sus hermanos, es que pudo superar el trance terrible y permitir a sus hermanos salir del “pozo” en el cual se encontraban.

¿Cuál crees que podrían ser las lecciones prácticas para tu vida cotidiana?

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