Jesús y nuestra sagrada relación con el Padre

Cualquier lector promedio de la Biblia, sea judío o gentil, puede decir con cierta facilidad qué pidió el Creador, Padre Celestial, el Eterno, Dios de la humanidad al comienzo de la misma.

Por supuesto la frase más evidente, aunque no del todo correcta, será algo así como: “no comas de ‘la manzana’ que tienes prohibida, porque si comes de ella morirás inmediatamente”.
No es del todo correcta porque ciertamente:

  • NO ERA una manzana, sino el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal;
  • ni el que comiera del fruto prohibido moriría al instante, sino que se convertiría en mortal;
  • y no fue el primer pedido, o más bien orden, que Dios dio a la especie humana, ya que la primera fue:

"Tomó, pues, el Eterno Elokim al humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase."
(Bereshit / Génesis 2:15)

Sí, trabajar y cuidar la tierra, con todo lo que había en ella, puesto que la había dado para que el Hombre pudiera disfrutar a plenitud y con bendición de la misma.
El Padre ordenó esto al Hombre con “palabras dulces”, según es explicado en la Tradición, no al estilo del rigor de los reyes, ni con advertencias o severidad. Más bien, con la ternura del padre que encamina con firmeza pero dulzura a su amado hijo.
¿Cómo podría ser de otra manera, si recién había nacido la especie humana?
Éramos nuevos en el mundo, con la conciencia recién despierta, sin conocimientos, sin experiencias memorizadas, sin códigos ancestrales, como bebes que han abierto hace un ratito los ojos a este mundo.
Por ello el Padre nos ordenó esto, sin emplear la palabra dominante del Amo, sino la voz tierna del Padre.
Aunque fuera pronunciada con ternura esta frase no deja de ser un mandamiento de Dios, una orden que el Hombre debía de asumir con integridad.

Si el hombre cumplía como el Padre declaraba, por lo cual trabajaba y cuidaba la tierra, entonces:

"el Eterno Elokim mandó al humano diciendo: ‘Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás."
(Bereshit / Génesis 2:16, 17)

El “premio”, la consecuencia directa y lógica del cumplimiento del mandamiento de trabajar y cuidar de la tierra, sería que el Hombre estaría facultado para comer de todo lo que estuviera en el jardín, con la excepción del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Preguntemos entonces: ¿qué pidió el Padre del Hombre?

La respuesta es una y única: ¡Qué cumpla con Sus mandamientos!

En este caso en concreto, trabajar y cuidar de la tierra lo que le daría como consecuencia la bendición en forma de abundancia de todo.
Esa plenitud del bien estaría limitado por otro mandamiento de parte de Dios, del árbol que tenía prohibido no debería comer.
Era un camino simple, sencillo, sagrado, completo, espiritual.

Te cuento que nada ha cambiado desde entonces en la forma que tenemos para encontrarnos con el Padre.
¡Nada!
Siguen siendo los mandamientos el camino para hallarLo en nuestra vida.

Te podrás llevar una sorpresa si te digo que incluso tampoco los mandamientos han cambiado desde aquella primera formulación hasta el día de hoy, ya que para el 99,98% de la humanidad (que son los gentiles) sigue siendo el mismo código espiritual el que dirige la relación de los hombres con Dios.

Según enseñan los Sabios, en este punto, en la orden de cuidar de nuestro mundo y trabajarlo, así como en el cuidar de no traspasar Su palabra es que se encuentra el origen de los Siete Mandamiento Universales, esos que siguen siendo el camino sagrado para todo gentil.
Te lo explico muy brevemente (en otros posts de este sitio encontrarás más información al respecto).

Si bien el Eterno explicitó a Adam solamente seis de los siete mandamientos, ya que no le declaró como orden el de no comer parte de animal con vida, porque el hombre era vegetariano y no había sentido de tal mandamiento. Cuando en la época posterior al Diluvio el hombre comenzó a comer carne, el Eterno reveló y ordenó este séptimo mandamiento que corresponde a las naciones.
Entiéndase que no fue explicitado a Adam, pero estaba contenido en el código dado a él; un código que no está escrito en la Torá (judía y escrita), puesto que no todo está declarado en ella. Hay cosas que el Eterno dictó a Moshé/Moisés para que escribiera, otras que dijo para que sean transmitidas como sabiduría oral.
Los Siete Mandamientos no forman parte de la ordenanza judía, sino de la gentil. Por lo cual no están codificados explícitamente en la Torá (judía). Los sabios judíos han preservado el recuerdo de este código, pero no son los creadores del mismo ni los responsables de su cumplimiento. Es cada uno de los gentiles del mundo quien debe conocer SU propio pacto sagrado y eterno con Dios, que se manifiesta por medio del conocimiento y cumplimiento de lo Siete Mandamientos Universales.
Convido a estudiar el texto que se abre haciendo clic aquí, luego compartirlo, hacer que alcance cada rincón del mundo para que sea restablecida la Luz en el mundo.

Como podemos corroborar, lo que el Padre dijo que quería del Hombre no era fe, ni sangre de sacrificios, no seguir líderes religiosos, ni ritual alguno, ni doctrinas religiosas, ni venerar personas o seres, tampoco peregrinaciones a lugar determinados, ni bailes, ni conocer algún idioma, ni difundir enseñanzas sectarias, ni convencer a nadie de nada, ni irse a la soledad para meditar, ni clamar a los cielos, ni predicar “su palabra”, en fin, nada de todo eso que hoy día encontramos en las religiones.

¿Qué fue explícitamente y sin dudas lo que Él pidió del Hombre?

Lo vimos: que el hombre cumpla con los mandamientos que Él le ha dado para que cumpla.

Si Dios hubiera querido la fe del Hombre, ¿no te parece que el mandamiento sería: “ten fe en mí”, en lugar de algo tan prosaico (vulgar) como “trabaja y cuida de la tierra”?
¿No crees que si el Padre pretendía que el Hombre viviera con alguna religión, eso hubiera Él declarado desde el comienzo?
Él perfectamente está capacitado para decirle al Hombre: “mira, como mi criatura me debes todo, así que te debes pasar el día diciendoalelusha hermano”, y luego me repites lo que el rebe Najman dijo, más tarde te encierras a meditar y cantar oraciones que no entiendes adorando a mi hijo Jesús, para finalizar el día adoctrinando a otros con videos del rabino Jacobo o del doctor Michael o del cabalista Yehudah. No te olvides de congregarte con tus hermanos y estudiar libros mágicos que te darán súper poderes, porque eso es lo que a mí me agrada, quiero que haya mucha magia en tu vida, que hagas milagros, que vivas de la caridad (de hombres o celestial) y no te olvides de mantener con dinero y elogios a todos esos que dicen hablar en mi nombre y forman sus sectas. Eso es lo que quiero y te ordeno, porque soy tu Dios. Si te quedan dudas, pregunta a cualquier clérigo religioso, ellos tienen la palabra autorizada. Y si no, pues meditas y en un rayo te iluminaré con mis ideas geniales, que para algo soy Dios el que te digo cosas solo a ti. Ah, me olvidaba, acuérdate de bautizarte en agua y espíritu santo, de usar muchos amuletos y te repito, no te olvides de dar dinero a los que te venden cosas religiosas, te predican cosas que ellos llaman espirituales y espera sentado a que haga milagros para ti.”

Sin embargo, en la realidad nada dijo de rituales, ni de misticismo extraño, ni de clérigos predicando sus doctrinas y exigiendo sus diezmos y contribuciones, ni tampoco habló nada el Padre de rezar tales salmos, o implorar a cuales seres celestiales.
Por el contrario, Él fue muy claro cuando dijo que el Hombre disfrutara de todo aquello que había en la tierra para su deleite, pero se cuidara de lo que no le beneficiaba.
En otras palabras, que son las que acostumbro a repetir humildemente: “goza de lo permitido y apártate de lo prohibido”.
Si el Hombre viviera de esa manera, cumpliendo en verdad con los mandamientos y alejándose de lo que daña, entonces estaría en el Paraíso, consciente de su identidad espiritual que lo une constantemente al Eterno.
Sería alumbrado a cada instante por la sagrada Luz del Padre, estaría en paz, gozando de la bendición que llueve en abundancia sobre él.
Serías alumbrado por la Luz de la Presencia y gozarías de la bendición constante que llueve sobre ti.
Mira lo que dijo Dios a través de su profeta:

"¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia,
amar misericordia y
caminar humildemente con tu Elokim."
(Mijá / Miqueas 6:8)

Porque, precisamente eso es lo que declaró el Eterno que el hombre hiciera: bondad, justicia y fidelidad.

Exactamente el mismo núcleo, idéntica esencia a la de de aquel primer mandato suavemente pronunciado por el Padre a Adam.
Él no habla en secretos, ni esconde lo que es necesario que el Hombre conozca para su vida aquí y en la eternidad.
No juega Dios a las escondidas con lo que es fundamental para que todo hombre conozca.
Según dice el Padre a través del profeta:

"Desde el principio no he hablado en secreto; desde que las cosas sucedieron, allí he estado Yo"
(Ieshaiá / Isaías 48:16)

Para que la bondad sea buena,
para que la justicia sea justa,
para que la fidelidad sea fiel,
es necesario que el Hombre cumpla con Sus mandamientos.
Porque de otro modo se puede desviar y llamar bueno a lo que es malo,
justo a lo que está corrompido
y fiel a lo que se aparta de Dios.
Sí, lo vemos a diario, en todos esos “religiosos” que actúan con malicia, desprecian la corrección y sirven al EGO en sus múltiples formas (Jesús, dioses, santos, tzadikim, rebes, maestros ascendidos, espíritus ancestrales, etc.).

A los judíos se lo dijo claramente en la Torá de la siguiente manera:

"Guarda Sus leyes y Sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues los días sobre la tierra que el Eterno tu Elokim te da para siempre.’"
(Devarim / Deuteronomio 4:40)

Sí, para conocer al Padre, para unificarnos con Él, para sentir Su Presencia, para recibir Su salvación, para estar en gozo, para convertir al mundo en un Paraíso, el camino está en el cumplimiento de los mandamientos que nos corresponde cumplir.
No lo dice este modesto maestro, ni algún rabino, ni un grupo de “fariseos”, ni un profeta falso que clama en las aguas del Jordán, ni un líder sectario.
Para quien considera que la Torá tiene origen divino, esto es lo que Dios ha dicho y desea.
Cumple con los mandamientos que te corresponde, y entonces estarás en paz.
Lo dice Dios, presta atención que es Dios el que habla:

"Si andáis según Mis estatutos y guardáis Mis mandamientos, poniéndolos por obra… habitaréis seguros en vuestra tierra. Daré paz en la tierra; dormiréis, y no habrá quien os espante."
(Vaikrá / Levítico 26:3-6)

Tal es el camino para encontrar al Padre, la verdad, la vida, la salvación eterna, la respuesta a las dudas más terribles, la libertad y el gozo.
Recuerda, lo dice Dios, nadie más, Él es quien te lo enseña y te muestra el camino por el cual debes ir.

"Así ha dicho el Eterno, tu Redentor, el Santo de Israel: ‘Yo soy el Eterno tu Elokim que te enseña provechosamente, y que te conduce por el camino en que has de andar.
¡Oh, si hubieras estado atento a mis mandamientos! Tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las ondas del mar.
Tu descendencia sería como la arena, y los que salen de tus entrañas como sus granos. Su nombre nunca sería eliminado ni borrado de mi presencia."
(Ieshaiá / Isaías 48:17-19)

Si eres gentil, tienes tus Siete Mandamientos, no otros, no otra cosa. Ni religión, ni judaísmo y mucho menos doctrinas religiosas de la idolatría. Tampoco bailecitos jasídicos, ni aprender hebreo, ni vestirte como te parece que se viste un judío, ni convertirte en judío, ni repetir sin sentido lo que algún “rabino” expresa en internet. Nada de eso es tu camino espiritual, porque nada de eso corresponde a tu neshamá ni es lo que Dios te pide y quiere de ti.
Recuerda, no es mi opinión, no es lo que me parece, es lo que explícitamente Dios ha dicho. Dios, no otro.

Si eres judío, tienes en el conjunto de los 613 mandamientos aquellos que está en ti cumplir. Al igual que el gentil, no precisas de vestidos europeos o asiáticos añejos, ni aprender de memoria citas célebres de líderes de sectas, ni peregrinar a tumbas, ni asfixiarte con rituales oscuros y sin sentido real, mucho menos precisas abandonar tu propia senda para sumarte a los pasos de los que vagan en la oscuridad. Tienes todo lo que precisas al alcance de tu mano, cerca de ti.

Entonces, un buen día, en el impero romano en decadencia a un grupo de astutos timadores a cargo del sostén del gobierno, se les ocurrió dictar estas ideas (libro de Juan, capítulo 14): “5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. 12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”.

Sabemos que Jesús no existió, pero hagamos de cuenta que sí.
¿No son estas palabras una clara rebelión en contra de lo que Dios declaró es el camino sagrado para toda persona?
¿No es esta una manifestación absoluta de idolatría, en forma de egolatría?
¿No es esto un poema a la blasfemia, insultar y maldecir a Dios?
¿No es este párrafo una terrible desviación que llevan al hombre hacia el abismo en lugar de hacia Dios?
¿Cómo alguien que pretende ser fiel a Dios, dice amarLe, quiere servirLe, anhela la “salvación” puede tomar estas palabras como brújula para su vida?
¿Acaso no es este Jesús una espantosa arena movediza que se nos interpone en el camino que Dios abre para nosotros hacia Él?

Está claro que adorar a Jesús, tomarlo como modelo de vida, sembrar sus doctrinas, seguir a sus difusores, presentarlo como una opción espiritual válida, no son más que engaños, atentados letales contra la vida, la verdad y la unidad con el Padre.

Ciertamente el Padre dijo:

"si tu corazón se aparta y no obedeces; si te dejas arrastrar a inclinarte ante dioses ajenos y les rindes culto, yo os declaro hoy que de cierto pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra "
(Devarim / Deuteronomio 30:17-18)

Dios quiere obediencia a Sus mandamientos, no fe en ridículas doctrinas imperiales que someten al hombre al ilusorio poder del EGO.
Es Dios quien declara que si ponemos a Jesús como socio de Dios, como Su hijo, como guía, nos estamos yendo a la muerte segura, al “infierno”.
Jesús es un dios ajeno, no el que mandó a Adam que trabajara y cuidara la tierra, no el que mandó a Noaj/Noé y sus descendientes el pacto noájico, no el que dicto el Decálogo ante todo Israel en Sinai; sí, Jesús es un dios ajeno. Nunca fue mesías, nunca profeta, nunca rabino, nunca emisario de mensajes de paz o verdad, ni un “rebelde” con sentido positivo.

Y dijo Dios:

"No tendrás dioses ajenos delante de Mí."
(Shemot / Éxodo 20:3)

Si pones a Jesús en medio del Padre y tú, estás perdiendo tu vida, aquí y en la eternidad.
Tal como si pones a cualquier otra falsa divinidad, emisario celestial, supuesto santo, “tzadik”, rabino, iluminado o lo que fuera.

Tienes la posibilidad de encontrar al Padre a cada instante, haciendo lo que Él manda de ti.
Eso es lo que Él dijo, no lo que te quieren convencer que creas.

"Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas"
(Devarim / Deuteronomio 30:14)

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uno

Estimado Moré,
le veo muy centrado en su “Ley”, pero yo solo le lanzo una pregunta: si es eso en realidad lo que Dios dijo y ordenó a los judíos, por qué ha sido uno de los pueblos más perseguidos y masacrados a lo largo de la historia, ¿está usted seguro de que es esa la palabra de Dios?

weitzmann2

sin mencionar el hecho que el pueblo judío se ha negado a ser asimilado… el pueblo judío ha sido masacrado y perseguido por permanecer fiel a Dios… por mantener su compromiso con Dios… ser judio implica el mantener viva la Torah a todo precio… y lo ha hecho bien… pues aún está en el mundo tan vivo y palpitante como siempre… y ¿Qué ha sido de los enemigos de Israel? ¿Cuál fue su final?

uno

Señor Moré,
no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dice, pero creo que las dice de una forma bienintencionada y desinteresada, con lo que le deseo una larga y próspera vida

uno

Señor Yehuda,
en pocas personas llega a despertar la conciencia, y hasta que eso ocurre, todo a lo que pueden aferrarse es la fe (la palabra de uno u otro profeta, acontecimientos que supuestamente una multitud vio, etc…).
No le interrumpo más,
Un saludo

uno

Siento importunarle nuevamente, prometo que será la última vez.
Por definición fe es creer en lo que no se ve, y eso nos pasa con el Creador: aunque no lo veamos confiamos en Él, aunque no tengamos prueba de su existencia; es por ello que a veces dudamos, e incluso, lo negamos. Esto es así hasta que despierta la conciencia, y entonces, la duda, se convierte en certeza.
Un saludo

Rigo

Respetado señor, no veo un criterio suyo claro acerca de Jesús, me gustaría tener su criterio reforzado con las Escrituras

Elokim

Este tema realmente me resulta interesante, pero más aya de la fe, más aya del estudio, me interesa preguntarle directamente al creador sobre todo esto. Si es un creador responsable lo menos que espero es que pueda contestarme

sittim

Bendito sea nuestro Creador. Amen.

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