La agricultura y el Judaísmo

La agricultura y el Judaísmo

 

 

“La actividad agrícola es para todas las naciones sólo una actividad económica,

Un simple sostén financiero,

Pero para el pueblo al que todos sus asuntos son sagrados, su tierra, su lengua…

  También la agricultura esta embebida de santidad”

Rab Kuk (Maamrei Hareeiá pag.179)

 

El pueblo de Israel es el pueblo “…que todos sus asuntos son sagrados”, toda su finalidad como pueblo es exponer y revelar la santidad en el mundo. Una santidad que abarca todos los campos y ámbitos de la vida.

En las naciones del mundo podemos encontrar santidad sólo en individuos, en personas, en forma particular, los Jasidei umot haolam. Pero santidad a nivel general, como pueblo o nación no encontraremos, esto es algo que solo aparece y se hace patente en Am Israel.

Y cómo nos cuenta el Rab Kuk, incluso la agricultura en sagrada. Vamos a profundizar un poco este tema…

El pueblo agrícola:

Hallamos en nuestras fuentes, tanto en la Torá oral como escrita que el pueblo Israel es de raíz un pueblo agrícola. Un pueblo donde se puede manifestar toda su completitud únicamente basado en una economía agrícola. Así fue en un principio, y así volverá a ser con ayuda de Dios en los días de la venida del Mashiaj.

Cuando nosotros leemos en la Torá acerca de la vida de nuestros patriarcas, la gran cantidad de preceptos que atañen a la Tierra de Israel, no podemos dejar de notar este lazo tan fuerte que une la actividad agrícola y nuestro pueblo.

La mitzvá de residir en Eretz Israel es una Mitzvá que equivale a todo el resto de los preceptos juntos (ver Sifrí 80), y también estamos ordenados “…no abandonarla en manos de las demás naciones o la desolación y abandono…” (Rambán Mitzvá 4, hosafot).

El Jatam Sofer (Rav Moshé Sofer, 1762-1839) escribe que la base de la mitzvá de vivir en Israel radica en el trabajo de la tierra. Y a pesar que el resto de actividades económicas son parte de la mitzvá, la principal es la actividad agropecuaria. (1)

También si recapacitamos acerca de centralidad que poseen los preceptos relacionados al trabajo de la tierra en la Torá, podemos observar que se habla de un pueblo de Israel basado en la agricultura y ganadería. Un pueblo dividido en 12 tribus, cada cual con su parcela para trabajar, que se hereda de padre a hijo, se labraba y cosechaba,  el pueblo se deleitaba del fruto de sus manos.

Las Halajot que se rigen en Eretz Israel y sus frutos, tales como las leyes de orlá y Kilaim (Injertos), Trumot y maaserot , Shemitá y Iobel (años de jubileo y descanso de la tierra), traer los bikurim, etc. Son Halajot que atañen a toda la nación en todas sus partes, las 12 tribus, que recaen sobre cada persona, las dádivas a los pobres, a los kohanim (sacerdotes) a la tribu de Leví. Había parte de la cosecha que se debía ofrendar y subirla a Ierushalaim para comer. Se debían dejar las puntas de los campos para los menesterosos, así como las gavillas olvidadas o caídas.

Las fiestas judías giran alrededor del trabajo de la tierra y las mitzvot que salen de ellas: Jag Hapesaj: mitzvat haomer, Jag Hakatzir que es Jag habikurim, y Jag haasif (la fiesta de la cosecha), etc.

 

El Maaratz Jaiut (Rav Tzví Hirsh Jaiut, 1805-1855) se extiende bastante explicando cómo Am Israel es de base un pueblo agrícola:

“…y así entenderá quien profundice que nuestros patriarcas fueron desde entonces pastores de ganado, y los actos de los padres son herencia para los hijos, y nunca escuchamos que hallan trabajado con ventas, comercios, solo ganado, labrar la tierra…

…Y la torá solo viene a fortalecer las costumbres de nuestros patriarcas y alejarnos del comercio, nos prohíbe la usura en los préstamos, nos restringe los precios de venta (leyes de honaá)…

…Vemos también como en los días del primer y segundo Bet Hamikdash el centro de la economía de Am Israel radicaba en el trabajo de la tierra, y a pesar de ser un gran pueblo y numeroso como lpo cita el Talmud (Pesajim 64b),  no solo que alcanzaba para abastecerse a ellos mismos sino que también proveían a distintas ciudades y pueblos ‘Y Iehudá y la Tierra de Israel comerciaban contigo dándote por tus mercancías trigo de Minit y harina, miel, aceite y bálsamo…’ (Iejezkel/Ezekiel 27:17)” (2)

Encontramos en Meguilat Ruth:

“y esa noche Boaz zarandeaba la cebada en el franero” (Ruth 3:2)

Boaz era un anciano respetado, juez de la ciudad, dirigente de Israel, poseía una gran riqueza con muchos trabajadores  a su disposición. ¿Para qué Boaz fue al granero a hacer este trabajo él mismo? Para cumplir la mitzvá de Ishub haharetz, el vivir en Eretz Israel. La agricultura en Israel es una mitzvá en sí misma.

Y así también lo legisla el Jatam Sofer:

“… quién dice no me pondré tefilín porque yo estudio Torá no quiero interrumpir, es como decir no trabajaré la tierra porque es interrupir el estudio (bitul Torá)…” (Jidushei M.Suká 36a).

 

Lamentablemente en nuestros días la situación no es tal, el trabajo agropecuario no se sitúa en el centro de la economía de Israel, sino que la bolsa, el shuk, empresas tecnológicas y fábricas toman su lugar. Y también podemos hacer notar el desinterés y el rechazo a estos tipos de trabajo. El trabajo que nos identifico como pueblo, en nuestros días se lo ve de manera desdeñada. Como un retroceso, un descenso, volver al pasado.

Para poder contestar a esto hay que esclarecer qué se considera progreso para poder establecer una escala de ascenso y perfeccionamiento.

Los avances científicos y tecnológicos no necesariamente van direccionados a la auto-superación del ser humano. Quizás la humanidad piense que se avanza, y se adelanta pero la verdad es que muchas veces estos ‘avances tecnológicos’ hunden a la persona. La perjudican en muchos aspectos. Lo declinan y lo hacen decaer. Le provocan más y más dependencia de productos externos, materialismo,  el apetito y adhesión a innecesarios aparatos, adquisición de diferentes bártulos y cachivaches con aires de futurismo y progreso, que lo que realmente provocan es un descenso en la calidad de la persona tanto en lo espiritual como en la salud corporal y mental. No vamos a entrar en detalles de todos estos males, sino hacer notar el punto.

En este escenario vemos con el “golem se levantó sobre su creador”. El mundo se hunde en el materialismo lentamente, se entierra en ‘avanzes’ que lo subyugan más y más hasta no saber cómo manejar tales situaciones. Se llega a estados tales en lo que la persona no se imagina poder vivir sin tales fuentes de dependencia. Incluso gente intelectual, capacitada e inteligente notan la situación son consientes del problema, pero siguen en el hundimiento no saben como librarse.

Para poder llenar este vacío en la vida la persona busca medios no normales ni coherentes, y como consecuencia de esto da legitimación y ‘legaliza’ este accionar, este camino tan torcido y umbrío.

Vemos como la cultura va ‘avanzando’ tal como avanzaron Roma y Babel al final de sus días.

¿Quién dará salvación al mundo? ¿Quién enseñará a la humanidad como reglamente conducirse dentro de tanta oscuridad? Esta es el propósito de Am Israel.

A través de Torá, el regreso del pueblo a su Tierra, su lengua, su cultura (sin contaminaciones occidentales e incluso orientales). Ésta gran luminaria alumbrará al mundo.

“Pues he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra, y una densa oscuridad a los pueblos, pero sobre ti se levantará el Eterno y será vista Su gloria sobre ti, e iran las naciones hacia tu luz…” (Ieshaiá/Isaías 60:2)

Cabe preguntar, si nuestra identidad como pueblo está tan entrelazada con el trabajo de la tierra y sus frutos ¿por qué hoy en día no lo vemos en la realidad?

Explica allí el Maaratz Jaiut que fuimos expulsados, desterrados a tierras extrañas para nosotros, tuvimos que tomar un nuevo camino, algo no conocido hasta entonces, nos vimos obligados a sustentar a nuestras familias, hicimos lo que pudimos. Tuvimos que tomar las riendas y pilotear el problema, tomamos otros rumbos. Pero hoy en día, volvimos luego de casi 2000 años a nuestra Tierra. Si bien nos ocupamos alguna vez del comercio, ese era el trabajo y la ocupación de Galut. Hoy en día que vemos como la Guehulá-redención Divina va viniendo paso a paso debemos volver a nuestras raíces.

Cuando Nebujanedtzar/Nabucodonosor desterró al pueblo de Israel, ordenó a Nabuzaradán dejar a los más pobres de la tierra para que fuesen viñadores y labradores. (Ver Irmiá/Jeremías  52:16)

En la Guemará se explica que los “viñadores” eran recolectores de duraznos que estaban desde Ein-Guedi hasta Ramata, y los “labradores” eran cazadores del Jilazón (nombre de un molusco) que estaban desde los caminos de Tzur hasta Jaifá. (Ver Shabat 26a).

Explica el Rab Kuk (Ein-Haiá, Shabat tomo 1, cap2 inciso 75, pag.102) que la ocupación de los pobres en la Tierra justamente en estos trabajos atestigua y demuestra el comienzo del Galut, el exilio ya estaba dando el primer paso. Este era un negocio sin futuro, sin la Providencia Divina, que de echo ya no era agricultura sino la venta de los productos, no el usufructo de los frutos plantados con sus manos, no la explotación de la tierra  “…y esto (el comercio) es el sustento de los judíos del exilio que no tienen una base en la tierra, y todo esto para despertarlos y hacerles ver donde ellos estaban parados, a donde se dirigían…”. Allí el Rab Kuk sigue explicando como cuando devendrá la Gehula (redención) volveremos a ser agrícolas, tal como dice el Profeta:

“pero vosotros, oh montañas de Israel, haced brotar vuestros pimpollos y dar vuestro fruto a Mi pueblo de Israel, porque están cercanos, … y me volveré hacia vosotras y serán labradas y sembradas” (Iejezkel/Ezequiel  36:8)

“Y vivirá allí juntas Iehudá y todas sus ciudades, los labradores y los que salen con rebaños” (Irmiá/Jeremias 31:23)

En el exilio nos vimos obligados a convertirnos en artesanos y hombres de negocios, oficios no naturales para nosotros, no nos encontrábamos en una situación ‘normal’ a nivel nacional. Teníamos un ‘achaque’ como pueblo, no podíamos saciar las necesidades de nuestra salud espiritual como pueblo.

Este escenario solo fue temporal, ya pasó y está terminando a Dios gracias, pero ya nos ha prometido que no será este nuestro futuro.

Nos ha prometido el Eterno en boca de sus profetas que Am Israel volverá a su independencia, emancipación, estaremos bajo nuestra propia soberanía.  En nuestra Tierra, nuestra herencia. Nuestros campos serán cultivados y sembrados.

“He aquí que vendrán días, dice el Eterno, en que el que ara seguirá al que siembra y el que cosecha al que ara, y las montañas destilarán mosto y todas las colinas se derretirán (en leche). Y haré volver del cautiverio a Mi pueblo, y reconstruirán las ciudades asoladas, y las habitarán. Y plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertos y comerán sus frutos” (Amós 9:13-14)

“Y en aquel día será el retoño del Eterno magnífico y glorioso, y el fruto de la Tierra excelente y hermoso…” (Ieshaiá/Isaías 4:2)

En esos días volverán a regir todas las leyes de la Torá en lo que respecta a los preceptos que dependen de la residencia de Eretz Israel, la vida será en torno a la Torá y los preceptos.

“Y también las primicias (bikurim) de todos los primeros frutos, y toda la ofrenda alzada de cualquier cosa que fuere, de los cohanim (sacerdotes) será, también darán al cohén (sacerdote) lo primero de sus harinas para que en tu su casa repose la bendición” (Iejezkel/Ezequiel 44:30)

Enseña el Rab Kuk:

“Eretz Israel no es un ente externo, una posesión externa de una Nación o un medio para permitir su existencia material o espiritual…

…Eretz Israel es una unidad independiente, ligada por lazos de Vida a la Nación, por cualidades internas y entrañables a su existencia misma…

…Las cualidades de la tierra y la nación se adecuan conjuntamente…

…Así como el Pueblo tiene la capacidad de elevación espiritual en lo profundo de su Vida, así, la Tierra, Tierra de Dios, alumbra al pueblo que en ella vive…

…La eternidad de Israel se basa en la naturaleza divina de la tierra, que le fue entregada por Dios que lo eligió como Su Pueblo…

…Israel no puede desarrollar su creatividad independiente, intelectual y vivencialmente sino en esa tierra…” (Ver también la poesía que escribió en Orot Hatejiá 5, pag 58)

“El león de Iehudá despierta de su letargo y regresa a su Tierra”

Este paisaje tan pintoresco y resplandeciente aún en nuestros días está lejos, pero sobre nosotros está la obligación de estudiar y comprender hacia donde nos dirigimos. Cual es nuestro norte.

Notas:

(1) Ver Jidushie Jatam Sofer, Masejet Suká 36a. y ver también al interesado “Sijot Harav Tzví Iehuda” Eretz Israel, pag.89 y 94. Donde explica en forma bien elucidad el tema.

(2) Ver Atereth Tzví, parte 1, pag 356, primer maamar, donde se extiende ampliamente y trae variadas citas del Tanaj y el Talmud y las explica como prueba de sus palabras.

 

Recomiendo en lo personal al interesado leer el libro “Nosé Halumotav” del Rab Tzví Tao, de donde también extraje varias citas. Donde habla sobre el valor de la agricultura y el judaísmo.

 

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Yehuda Ribco

tora vaavoda!
tbn tora im derej eretz!
a construir!

Shaul Ben Abraham

Que buen texto, me gustan estos temas

Yehuda Ribco

muy cierto.
pero por ahora no puede netanel seguir participando a causa de actividades personales que le impiden su exposición pública. es un gran tipo y D mediante llegara muy lejos

Shaul Ben Abraham

si varios de sus escritos que he leido son interesantes, bueno ya llegará el tiempo en el que vuela a participar

Yehuda Ribco

D. y el quieran!

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