Esas pequeñas palabras poderosas

De acuerdo a la Tradición la manera correcta para comenzar la jornada es agradeciendo: modé aní lefaneja melej jai vekaiam sheejezarta bi nishmatí bemjelá, rabá emunateja : agradezco ante Ti, Rey vivo y que es, que amablemente me devolviste mi espíritu, grande es Tu fidelidad.

El valor del agradecimiento es impresionante.
Murallas pueden ser atravesadas con la simple palabra “gracias”.
Lazos poderosos se establecen y sostienen a través del agradecimiento.

Sí, algo tan breve y sencillo resulta ser tan absolutamente poderoso.
Aunque pudiera parecer falso, los hechos demuestran lo contrario, que cuando agradecemos estamos demostrando poder y haciendo que el otro sea consciente de su poder.

A la par de esta eficaz llave se encuentran las otras palabras “mágicas”, tales como por favor, permiso, buenos días, pase usted muy bien, tenga una bella jornada, muy amable, usted merece, lo siento, si me disculpa, perdón.
Sí, esas pequeñas claves que pueden resultar aburridas, de cortesía, meros lemas de personas educadas, cuentan con una fortaleza tremenda. Son algo más que frases preconcebidas para llenar el ojo o agradar a las ancianas damas. En verdad calan bien profundo y permiten manifestar poder saludable así como hacer que el receptor manifieste también su poder saludable.
En concreto, es algo mucho muy superior a un simple acto de cortesía pasada de moda.

Actuamos con reciprocidad y reconocimiento.
Valoramos los gestos y actos del otro, tomándolo en cuenta y considerándolo como una persona y no como una máquina trabajando por nuestro beneficio egoísta.
Retribuimos, aunque sea con la sencilla palabra, que puede conllevar un enorme valor incluso más poderoso que el monetario.
Le damos cabida al otro en nuestra vida y no lo desechamos después de haber usufructuado su acción.

Por ello, aunque estemos recibiendo aquello por lo que pagamos, sea un objeto o servicio, no dejemos la oportunidad de agradecer, de hacerle notar al otro que lo tomamos en cuenta como persona.

Con el respeto al prójimo estamos respetándonos.
Por tanto, inculcar estas pautas de conducta a los hijos sobrepasa en mucho a estar cumpliendo con normas sociales y es más una enseñanza del manejo del poder. Cómo encontrar recursos a nuestro alcance para desarrollar nuestras tareas, cómo conseguir el concurso de otras personas, cómo fortalecer a los demás y conseguir con ello socios poderosos.

Comenzamos el día agradeciendo, con ello nos empoderamos.
Finalizamos el día también agradeciendo, habiendo evaluado la jornada y con ello planificando un mejor mañana.
Viviendo a pleno el aquí y ahora, para con ello lograr mayor bienestar, plenitud, alegría, shalom.

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