Abandonarte para ayudarte

Parashá Mishpatim 5782

En uno de los muchísimos mandamientos que nos trae está parashá encontramos uno quedice: Si ves el burro de tu enemigo tirado debajo de su carga, ¿te abstendrías de ayudarlo? Seguramente ayudarás junto con él.

Suena bien, ¿no?
La Torá nos pide que actuemos con grandeza, incluso con nuestro adversario, o especialmente con él.
Y también nos solicita que tengamos consideración hacia un animal que sufre de manera injusta.

Ciertamente pareciera ser un camino muy adecuado para que haya shalom, entendimiento, paz, bienestar.

Sin embargo, hay un problema con la frase que tradujimos y compartimos, porque, allí donde pusimos “ayudarlo”, en hebreo dice “AZOV”, y resulta que azov generalmente se asocia con ‘abandono’.
Entonces, ¿por qué se traduce, y se entiende, como ayudar?
Pero además, la Torá no solamente dice AZOV, sino que dice AZOV TAZOV IMÓ.
Es decir, repite el verbo, tan extraño y fuera de lugar.

Sin dudas, algo habrá acá para aprender y alguna razón para que los sabios entiendan que se trata de auxiliar y no de abandonar.
Veamos con una anécdota.

En una mañana invernal, un bebé judío recibió su nombre hebreo, durante la ceremonia del brit milá. Fue nombrado en honor a un importante rabino de la ciudad, que había fallecido pocos meses antes. Varias personas famosas de la comunidad estaban presentes, gente muy renombrada y de alcurnia compartían ese importante evento familiar y personal. Terminado el ágape uno de los presentes se ofreció a llevar a uno de los más ancianos y sabios hombres del lugar. Montaron en el auto, pero en un momento éste se atascó a causa de la nieve. El conductor pidió disculpas al venerable anciano mientras giraba a su acompañante para pedirle que bajara del auto para empujar, así tratarían de desatascar la máquina.
¿Cuál no sería su sorpresa, al ver por el espejo retrovisor, que el anciano estaba ahí, hombro con hombro con el otro hombre, forcejeando con el auto para que lograra avanzar?
De inmediato se bajó el chofer para pedirle al maestro que volviera a entrar al auto, que estaba muy frío, que él era un hombre anciano, y especialmente que no era digno de su figura estar empujando un auto en medio de una calle agobiada por la nieve.
El anciano, con sus manos aún en el baúl del auto, repetía una y otra vez: AZOV TAZOV IMÓ.
Tal como si de este mandamiento de la Torá se estuviera tratando.

¿Cuál es entonces la enseñanza?
Que lo que hay que abandonar son las excusas, el egoísmo, todo aquello que no nos permite empatizar con el otro.
Que el otro sea nuestro adversario, que el otro por ahí no nos quiera, que la situación sea complicada, que tengamos algo más importante que hacer, que lo que está agobiado es un burro, que no es de nuestra categoría estar haciendo esto, etc. etc.
El EGO encuentra la forma de elaborar excusas, de ser muy inventivo para salirse con la suya.

Pero, ¿qué nos pide la Torá?
Que abandonemos eso, que seamos drásticos en abandonar los hábitos negativos para poder estar en buena sintonía con el otro y su sufrimiento.
Entonces allí podremos ayudarlo realmente y nos ayudaremos a nosotros mucho más.

Shabat Shalom



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Delallel

Hola hola Moré. Una pregunta, cuando se trata de alguien q nos quiere hacer daño (directa o indirectamente), cuál es la diferencia con poner la otra mejilla? Entiendo que, según el texto, puede ser sólo una excusa más a abandonar, pero sólo quiero entender la diferencia.

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