Abraham el buen hombre de acción divina

Lot, el pariente de Abraham fue tomado como prisionero de guerra.
El patriarca de los judíos, un ejemplo para todos, ni lento ni perezoso, armó un pequeño ejército entre la gente de su confianza y salió inmediatamente al rescate.

Sabía que su vida estaba especialmente en peligro, pues Amrafel (también llamado Nimrod), el rey que lideraba el bando agresor tenía cuentas pendientes con él, estaba en su mira. Igualmente, Abraham no se detuvo en su cometido salvador, tenía una sagrada misión y no la pospondría ni daría excusas de ninguna especie. No se detendría para sacrificar animales al Eterno, ni se escudaría en malabarismos filosóficos, ni argüiría que como “hombre de Dios” no estaba destinado a empuñar armas para salir a la guerra defensiva. Por el contrario, precisamente por ser leal al Eterno y amar Sus caminos, es que emprendió rápidamente su tarea de rescatar al secuestrado, devolver la libertad al oprimido. ESA era la única tarea sagrada en ese momento, ESA y no otra.
Tal vez podría haber recurrido a palabrería mágica, esperando que cayera un milagro inesperado que hiciera el trabajo, o que un escudo protector metafísico alcanzara a los agresores y devolviera con bien a los secuestrados. Quizás pensaba en esas cosas, yo no lo sé, lo que si sé es que actuó como debía hacerse con la mirada puesta en restablecer el bien, aun a riesgo de su vida e integridad.

La guerra fue desigual  feroz, sin embargo el poder estuvo del lado de Abraham quien obtuvo una sobresaliente victoria militar y también política, pues fue reconocido como líder y dignatario para los habitantes de Canaan, que es la que conocemos desde hace milenios como tierra de Israel.
Por supuesto rescató a su pariente, así como a los otros que habían sido apresados, recogió pertenencias como botín de guerra, pero no para él, sino para quienes le ayudaron en su corta pero efectiva campaña. Abraham no pretendía ganancias, ni que de alguna manera la obtención de ventajas materiales le dejara en estado de sumisión o dependencia respecto a personas de baja moralidad.
Él quería restablecer el bien y que el nombre del Eterno sea alabado a través de su conducta digna y ejemplar.

¿Cuáles son las enseñanzas para tu vida cotidiana que obtienes (y puedes compartir con nosotros) de este sencillo pero profundo y eterno relato?

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Shaul Ben Abraham

Hay una lección bien practica en todo esto: hay que tener el cuerpo fuerte, ejercitandolo. Abraham avinu, estaba bien lejos de la imagen que la religiosidad ha hecho de él; el era un guerrero que dominaba el arte del combate.

Shaul Ben Abraham

No, por supuesto que no, eso solo era el reflejo corporal de lo que en su alma estaba

Shaul Ben Abraham

Una actitud similar se encuentrá en Shimón y Leví a la hora de ayudar a la moral de su hermana Diná. Los justos, son s sabios más por ser hombres y mujeres de acción que por el saber que tienen, como nos lo recuerdan los sabio en la Mishná.

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