Parashat Vaietze 5768

Shabbat: Kislev 7, 5768; 17/11/07

Un comentario de la Parashá Vaietze (Bereshit 28:10 – 32:3)
*Cuatro escalones*
¡Bienvenido!Continuamos nuestra labor de profundizar en el conocimiento de nuestra Torá, para de esa forma poder aplicar a nuestra vida cotidiana sus maravillosas enseñanzas.
En el espíritu de «sof maase vemajshava tejila – primero lo teórico para luego llevarlo a la práctica».
Son especialmente motivadores estas parashot del Sefer Bereshit/Génesis, en las cuales hallamos fugaces vislumbres de la vida de nuestros patriarcas, con sus aciertos y errores, que nos sirven como un buen faro en lo que respecta a nuestra formación.

Compartimos esta semana la narración de las peripecias de Iaacov, desde su salida del hogar paterno hasta sus aventuras en la lejana tierra aramea, en la casa de su tío Labán.
Es la parashá en la cual nuestro tercer patriarca crece en todos los planos de vida, en ese continuo que va de lo terrenal a lo espiritual.
Si bien con altibajos, con contratiempos, con retrocesos, pero con el ánimo firme, con la meta clara, con la voluntad de vencer, con la disposición para convertir los obstáculos en trampolines para alcanzar mayor altura.

Te menciono alguno de sus hechos destacados en la parashá, en los cuales se revela la actitud positiva de nuestro patriarca:

  • Construye su propio hogar, junto a sus cuatros mujeres (recordemos que en aquella época y lugar era lícita la poligamia).
  • Se consolida como un líder, como un ejemplo, como un revolucionario de la Luz.
  • Instruye a sus hijos y familia dentro de los principios espirituales que fundamentan el mundo.
  • Con su esfuerzo, honestidad, tenacidad e inteligencia obtiene riquezas y poder material.
  • Soportó el destierro, las humillaciones, las burlas, las estafas,
    los engaños, las peleas injustas, y sin embargo todas estas vicisitudes
    negativas lo impulsaron a crecer en lugar de amargarse o de convertirse
    en un villano.
  • Con sus palabras y actos predica la existencia y bondad del Eterno entre aquellos que Lo desconocían (que eran el 99% de la humanidad).

Este desarrollo tanto de los asuntos materiales como de los espirituales queda simbolizado en uno de sus sueños, que es probablemente uno de los más famosos de la historia humana:

«…he aquí una escalera puesta en la tierra, cuya parte superior alcanzaba el cielo.
He aquí que los enviados (ángeles) de Elokim subían y descendían por ella.

Entonces, el Eterno estaba parado a la cabecera de él y dijo…«
(Bereshit / Génesis 28:12-13)

Como te decía, la unión de lo terrenal con lo espiritual.
Sin arbitrarias exclusiones, sin negar ninguno de los dos mundos.
Por el contrario, con la capacidad como para conseguir el desarrollo justo, necesario, armonioso y benéfico en ambos.
Porque la escalera estaba afirmada en lo terrenal, pero al mismo tiempo su cabecera se fundamentaba en lo celestial.
En esta escalera terreno-espiritual se producía un intercambio de «energías», ángeles que subían y bajaban.
En una dinámica productiva, generadora de vitalidad, provocativa.
Una escalera que era observada por el Creador.

Te cuento que se han brindado varias interpretaciones el mismo. Me gustaría comentarte una de ellas, que esbozó Maimónides en su Moré HaNebujim (Guía de los Perplejos, 2:10), a partir de un dato que revela el Midrash Tanjuma.
Dice el príncipe de los sabios que se puede entrever en este sueño los cuatro peldaños que debe ascender la persona para comunicarse plenamente con el Padre Celestial.
(Algo similar queda apuntado en el conocimiento cabalístico, cuando el Rashbi (R. Shimon bar Iojai) indica las cuatro restricciones que se debe atravesar para sumergirse en un mar de espiritualidad, que es denominado Adam HaKadmon).

Como sabes, estamos formados por cinco planos: físico, emocional, social, intelectual y espiritual.
La persona que desea vivir de manera afinada, integral, necesariamente debe nutrir armoniosamente cada uno de estos planos. Pues, si existe algún desequilibrio en alguno de los mismos, la persona está en desarmonía, en cierta medida padece alguna enfermedad (recuerda que las enfermedades no son solamente afecciones corporales).
Si deja de lado alguno de los planos, por considerarlo fútil, carente de importancia, vacío, o por el contrario se centra excesivamente en dotar a uno de los planos, tristemente se está conduciendo de manera perjudicial, lo que le resultará en dolores, desavenencias, conflictos, y probablemente mayores disturbios.

La persona que realmente pretende vivir con espiritualidad, no se aparta de las necesidades y satisfacciones de su cuerpo.
Tampoco rechaza el placer lícito, sino que se deleita con lo permitido, en la medida adecuada.
No se aisla del contacto social, sino que es un elemento activo y provechoso para el desarrollo de una sociedad de Shalom.
No se aferra a supercherías, no se fanatiza, ni se niega a la reflexión y la crítica saludable, sino que estudia, indaga, pregunta, crea.
Cuando se logra nutrir estos planos y se los vive de la manera correcta, el plano de la espiritualidad está disponible para alumbrar con poder cada uno de los rincones de alma y de la existencia personal y colectiva.
Se encuentra la Presencia del Eterno a cada instante, se Lo reconoce en todo lugar.
Se confía en Él, se logra percibir con cada una de las fibras del cuerpo la comunicación íntima y personal con el Padre Celestial.
Cada acto, cada momento, es el indicado para desarrollar a plenitud ese enlace con el Eterno.
Por ejemplo, en el mero acto de comer una manzana, ¿cómo puedes tender esta escalera que une lo terrenal con lo espiritual?
Pues, al darte cuenta que no solamente quitas el apetito, ni que es un motivo de regocijo corporal, ni deleite emocional, ni adecuación social, ni de acto fomentado intelectualmente para mejorar la salud.
Sino que bendices el alimento antes de ingerirlo, y después. Pues te conectas con la maravilla de la Creación, con la majestad evidente (aunque oculta) en toda la naturaleza. Reconoces la Mano del Eterno en tu capacidad para comer, en la perfección de tu organismo, en la estupenda orquesta cósmica que permite ese sencillo gesto de comer una manzana.
Está también el dirigir el placer que se siente hacia «Arriba», no que se quede prendido a la experiencia de satisfacción y se acabe en sí misma. Que no se quede exclusivamente como un provecho egotista, sino que se devuelva esa sensación agradable al Creador. ¿De qué manera? A través de la «Kavaná», la intención, la direccionalidad, el sentido de nuestra vida. Que todo lo que hagamos, que toda sensación placentera, sea para provocar una conciencia superior, un estado de trascendencia, de comunión con la eternidad. Que todo lo que recibamos sea para gratificar al Eterno, de la manera que Él demanda de cada uno.
En palabras de la Torá (con una pequeña edición para que sea entendible):

«… servir al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo»
(Devarim / Deuteronomio 28:47)

¿Comprendes como convertir lo más terrenal en algo absolutamente espiritual?
¿Lo comprendes realmente?
¿Tienes claro que no se precisan de templos, sacrificios, sangre, ceremoniales, palabras altisonantes, gestos deslumbrantes… sino solamente tu conciencia de estar ante la Presencia constante del Eterno?

Con esta enseñanza en mente, te pido ahora que leas un pasaje del Mishlei/Proverbios; quizás tú ya lo conocías, quizás hasta lo estudiaste, pero ahora trata de entenderlo desde la perspectiva que te acabo de explicar:

«Hijo mío, no te olvides de mi Torá [instrucción], y guarde tu corazón mis mandamientos; porque abundancia de días y años de vida y bienestar te aumentarán.
No se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello. Escríbelas en las tablas de tu corazón, y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Elokim y de los hombres.
Confía en el Eterno con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia.
ReconóceLo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión: Teme al Eterno y apártate del mal, porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos.
Honra al Eterno con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos. Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo.
No deseches, hijo mío, la disciplina del Eterno, ni te resientas por su reprensión; porque el Eterno disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere.»
(Mishlei / Proverbios 3:1-12)

Tienes a cada momento ante ti una escalera de cuatro peldaños, que conecta tu existencia con el Padre Celestial.
Da esos cuatro pasos para fundirte en un abrazo de plenitud.
Cada minuto vívelo con esa Kavaná, esa intención positiva, ese gozo perpetuo que quebranta toda oscuridad.

¡Te deseo a ti y a los tuyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

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Otros comentarios de la parashá, resumen del texto, juegos y más información haciendo clic aquí.

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orah

bellisimo! asi es mucha gente cree q; para ser espiritual ,debe abstenerse de placeres ,o dejar lo terrenal a un lado. judios sabemos q’ no es asi ,por el contrario..se necesita un gezunte chulent»en shabes y otras delicattesen p/ elevarse,en shabat no se hace diet right?el gozo mismo es parte de la mitzva.,bekarata leshabat oneg,llamaras al shabes delicias ;mientras q’ lo q’uno come todos los dias,si hace braja por ello,esta subiendo ‘ al alimento a otra dimension,en shabat lo q’ se come va p/ otro lugar mucho mas elevado(en plano espiritual ,claro) so ,para lograr esa plenitud se necesita indagar… Read more »

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