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Rabino Eliezer Shemtov
Uno de los temas mas preocupantes y poco entendidos es el de los matrimonios
"mixtos". Además de la falta de información objetiva al respecto, es un tema
muy complejo emocionalmente.
Por un lado, los padres sienten que cuando un hijo se casa con una persona
que no es judía, está rompiendo la perpetuación de la cadena judía milenaria
y no lo quieren permitir. Por el otro lado, hay una incomodidad de
manifestar abiertamente la oposición al matrimonio mixto, ya que tiene
implicancias racistas. ¿Por qué descartar a una persona como pareja
solamente por el hecho de que no haya nacido de vientre de judía?. Parece
ser una actitud discriminatoria.
Me parece que hay que subdividir el tema en partes:
1) ¿En qué se basa la oposición al matrimonio mixto?
2) ¿Cómo se puede aceptar dicha actitud sin contradecir el instinto natural
que el judío tiene de luchar en contra de la discriminación, especialmente
luego de todo lo que hemos sufrido en carne propia como pueblo a raíz de la
discriminación racial?
3) ¿Qué argumento se le puede dar al amigo o amiga no judío, o a sus padres,
para explicar el motivo por el cual uno no quiere considerar la posibilidad
de matrimonio con el o ella?.
Las Bases
La fuente primaria en la cual se basa la prohibición para el judío para no
casarse con alguien que no lo es, está en la Torá (Deut. 7:3): "No te cases
con ellos (los gentiles, de los cuales hace mención en los versículos
anteriores), no des a tu hija al hijo de él, y no tomes la hija de él para
tu hijo".
El motivo de dicha prohibición sigue en el siguiente versículo: "Porque él
va a desviar a tu hijo de Mi y servirán a dioses ajenos..." (se puede
entender el término "dioses ajenos" también como ideales que no conforman
con los de la Torra, por los cuales uno inclina la cabeza y les rinde
culto).
Nuestros sabios señalan el Talmud (Ievamot 23a) y el comentarista Rashi lo
trae en su comentario sobre el versículo citado, que de la expresión precisa
de dicho versículo ("el (y no ella) va a desviar a tu hijo") se desprenden
dos cosas. En el caso de que tu hija se case con el hijo de ellos, el "hijo
de ellos" (esposo de tu hija) va a terminar alejando a tus hijos (o sea,
nietos) del camino de la torá. En el caso de que tu hijo se case con la
"hija de ellos", ya los nietos que nazcan no están considerados como tus
hijos, sino hijos de ella, o sea ya no son judíos.
Queda claro entonces, que aquí no se trata de una discriminación racial que
nace del rechazo subjetivo y personal que el judío tenga para con el gentil.
Se trata de una orden Divina objetiva que viene acompañada de una
explicación. Si tu hijo se casa con una mujer no judía, los hijos de ella ya
no serán considerados tus hijos. En el caso que tu hija se case con un
hombre no judío, inevitablemente los nietos se desviarán muy lejos del
camino del judaísmo aunque sigan siendo judíos. Teniendo en cuenta que el
deber principal del judío es cumplir con sus obligaciones como tal,
respetando los preceptos de la Torra, es evidente que deviene indispensable
casarse entre judíos, porque, de lo contrario no podrá cumplir debidamente
con sus responsabilidades fundamentales de manifestar la dimensión Divina en
el mundo.
Para entenderlo mejor, hace falta aclarar un punto más. No solo que está
prohibido para el judío casarse con una persona que no lo es, sino que es
imposible que se case. Puede haber convivencia y puede haber cohabitación,
puede haber incluso procreación, pero no existe matrimonio.
Las leyes de la Torra son tan (o más) objetivas como las leyes de la
Naturaleza. Del mismo modo que uno no puede alterar la Gravedad, por
ejemplo, no puede alterar las leyes de la Torra. El estudio de la Torra no
tiene como objetivo inventar las leyes de la vida, sino descubrir la
estructura Divina inherente en la existencia.
¿ Que es el Matrimonio?
Si lo ponemos a analizar, resulta bastante desafinaste tratar de explicar
cuál es la función del matrimonio en general. Si dos personas se quieren,
¿Por qué no vivir juntos?. El día en que no quieran compartir más sus vidas,
cada uno puede irse por su lado!. Aún en el caso que se casen, el día que no
quieren vivir mas en pareja, existe el divorcio que los separa. Así que
¿cuál es la función del matrimonio?.
Generalmente la gente contesta que es nada más que un formalismo, una norma
de la sociedad para "legalizar" la pareja. Pero si lo analizamos un poco,
decir que el matrimonio es una norma social, implica que no tiene un sentido
verdadero. Es arbitrario. Entonces, si a uno no le importa la autoridad y/o
el estigma social, ¿esté bien que viva en pareja y que tengan hijos sin
casarse?.
Si llegamos hasta el fondo del asunto, creo que no queda otra alternativa
que la que entiende a la institución del matrimonio como una idea Divina. El
concepto de casarse tiene su origen en la Torra. Aunque hayan muchas
sociedades que no se basen en la Torra, y aún así tienen asumidos el
concepto del matrimonio, no quita el hecho que en su origen el verdadero
sentido es Divino.
Para dar un ejemplo: ¿De dónde viene la semana de 7 días? ¿Por qué no 8 o 6?
. el ciclo semanal de siete días nace con los 7 días de la Creación. Para el
que acepta la Torra, el ciclo semanal tiene un sentido espiritual profundo.
Para el que no cree en la Torra, la semana de 7 días no tiene sentido
alguno. Del mismo modo es en cuanto al matrimonio. Para el que no cree en la
Torra, el concepto del matrimonio no tiene mucho sentido y razón de ser. Es
simplemente un trámite para registrar formalmente a la pareja para que los
hijos del padre lo puedan heredar. Para el que cree en la Torra, el concepto
de matrimonio asume una importancia y significado mucho más profundos y
sustanciales.
Las fuentes talmúdicas y cabalísticas enseñan que el matrimonio no es
meramente la unión de dos individuos totalmente independientes entre sí,
sino que es una reunión de dos mitades de una unidad. La pareja comparte la
misma alma que al nacer se dividió en dos mitades. Al casarse, vuelven a
reunirse y completarse. Se trata de una unión no sólo a nivel físico,
emocional y/o intelectual, sino de una unión a nivel esencial. Hay almas que
son compatibles y almas que no lo son. Además del caso del matrimonio mixto,
la Torra enumera una cantidad de "uniones matrimoniales" que no son
consideradas válidas, por ejemplo el "casamiento" entre hermanos biológicos
o un hombre con una mujer casada, o sea el incesto y el adulterio. No se
trata simplemente de prohibiciones, sino de hechos. En estos casos no rige
el matrimonio, aunque sea posible cohabitar y procrear.
Así, que, es muy fácil explicarle a una persona no judía que uno no puede
casarse con ella. No se trata de un defecto que tiene. Se trata, nada mas ni
nada menos, de una concepción de matrimonio delineada en la Biblia a la cuan
uno se siente atado. Un caso hipotético: ¿qué pasaría si un chico y una
chica (ambos judíos) deciden casarse y están profundamente enamorados y
media hora antes de casarse se enteran que son hermanos biológicos? ¿Se
casarían?. Obviamente, el hecho que no puedan casarse no implica un
menosprecio o que el amor profesado fue falso. El amor es un factor
importante en una relación de pareja, pero no es el único factor.
Puede suceder que un joven judío encuentre compatibilidad con una persona
que no lo es y quiere formar su familia con esa persona. Dicha
compatibilidad es posible solamente en el caso que ninguno de los dos
manifieste el potencial esencial que los distingue. Mientras al judío no le
importe su judaísmo y al no judío no le importe su fe, marcha todo bien.
¿Qué pasa el día que alguno de los dos se despierta y decide dar importancia
a su identidad mas profunda y esencial?. Aparece, entonces, la
incompatibilidad. O sea, dicha relación puede funcionar mientras que los
integrantes "no existen". En el momento en que cualquiera de los dos
"aparece", la relación no tiene más sentido y desaparece.
Conozco unos cuantos casos de parejas mixtas que estaban muy enamorados
hasta el momento en el cual nacieron sus hijos. Ahí empezaron las
discusiones muy fuertes en cuanto a su educación, por más que hasta el
momento ambos habían resuelto el tema teóricamente. La madre judía quiere
circuncidar al hijo, por ejemplo, mientras que el padre no judío se niega a
que su hijo sea diferente a él, etc. De golpe salta al primer plano la
incompatibilidad, pero ya es bastante tarde --hay un hijo de por medio al
cual cada uno de los padres y los abuelos quiere llevar a su redil...
Claro que se puede traer ejemplos de parejas judías que viven con muchos
conflictos, pero hay que examinar si su vida se lleva realmente de acuerdo a
las normas delineadas en la Torra. Por lo menos la pareja judía tiene
siempre el potencial de lograrlo.
Surge la pregunta: ¿Qué pasa en el caso de un judío no-practicante o ateo?
¿Sigue siendo relevante esa incompatibilidad?. Si uno no practica el
judaísmo ¿por qué darle importancia justamente en el momento de elegir la
pareja?.
Para entender esto, hace falta definir otro concepto básico: ¿Qué es el ser
judío? ¿Qué es lo que distingue al judío de su vecino que no lo es?. Aclaro
que no estoy preguntando ¿Quién es judío? Sino ¿Qué es? Ya que la respuesta
a la pregunta de ¿Quién es? Es obvia: el que nace del vientre de una mujer
judía o se haya convertido de acuerdo a las normas estipuladas en la Torra,
pero no responde a la pregunta de ¿qué es?.
Generalmente me contestan que ser judío significa "sentirse parte del pueblo
judío", pero esa respuesta sirve solamente para trasladar la pregunta ya que
¿Qué es, entonces, el pueblo judío, un pueblo compuesto de individuos que no
tienen otra definición mas allá de pertenencia a un pueblo que no tiene
definición? Es como decir que un árbol es integrante de un bosque. El
razonamiento es al revés. Una vez que sé lo que es un árbol puedo definir lo
que es un bosque: un conjunto de árboles, pero ¡no puedo definir al árbol
diciendo simplemente que es algo que es parte de un bosque!.
También es obvio que no es válido definir al judío por el cumplimiento de
las Mitzvot, porque también allí el razonamiento es a la inversa: se tiene
la obligación de cumplir con las Mitzvot debido a que se es judío, y no se
es judío porque se cumple con las Mitzvot. ¡Téngase presente que un niño
recién nacido es judío aunque no haya cumplido con ninguna Mitzvá y no tenga
fe consciente alguna!.
¿Qué es, entonces un judío?
Luego de estudiar durante dos años el tema y una cantidad sinfín de
conversaciones con judíos de todo nivel de práctica religiosa y orientación
filosófica, creo que la definición más contundente es que lo que distingue
al judío es la Neshamá (alma) que posee. El alma del judío es diferente al
alma del no judío. Tienen potenciales, características y necesidades
diferentes. Cada judío tiene la misma esencia que cualquier otro la cual
hereda de su madre. Es el común denominador que relaciona al judío ruso con
el sirio, yemenita, canadiense o marroquí a pesar que no hablen el mismo
idioma y tengan idiosincrasias diferentes. La única diferencia entre un
judío y otro es simplemente el grado de manifestación de esa esencia que
logra expresar. En algunos, dicha esencia se manifiesta en cada momento, en
otros se la ve una vez al año y en otros, puede llegar a expresarse una sola
vez en la vida.
Esto no va en contra de la aspiración de un ser "universal", ya que para
poder realmente ser un ser "universal" hace falta cumplir debidamente con la
función específica que uno tiene dentro de la realidad universal. Ser un ser
"universal" no implica negar el rol particular que uno tiene, sino
insertarse en la sociedad con una identidad y objetivo bien definidos.
¿Cuál es la característica especial de la Neshamá?
Rabi Schneur Zalman de Liadí, fundador del Movimiento Jabad, lo define de la
siguiente manera: " Un judío no quiere ni puede apartarse de D-os". Puede
ser que el judío no esté consciente que por medio de una acción u otra esté
afectando su relación con D-os, pero al estar consciente de las
consecuencias de sus acciones, no quisiera perjudicar dicha relación. Cada
judío tiene una "línea roja" por la cual no está dispuesto a pasar aunque
tenga que pagar por ello con su vida.
Muchos judíos lo son muy a pesar suyo. Pasan su vida negando su condición de
judío, pero en algún momento inesperado, cuando sus defensas están bajas, y
están distraídos, salta. Muchos judíos invierten tiempo, energía y recursos
en negar su condición de tal. Esta conducta es una prueba más de su
condición de judío inalterable, ya que si así no lo fuera, ¿por qué les
importa tanto negarlo?.
Así que el problema no empieza cuando un chico se casa con una chica no
judía. El problema radica en que ha sido privado de una educación y
formación judías a tal punto que ya ni se da cuenta de lo que es y de la
incompatibilidad básica y esencial que existe entre él y su novia no judía.
Para muchos, la oposición al matrimonio mixto parece ser una actitud
elitista, incluso racista. ¿Por qué negarle a un hijo casarse con una chica
sólo por el hecho que no sea judía? ¿Qué diferencias prácticas hay entre su
comportamiento y el de ella?.
Quizás estaría de acuerdo con quienes opinan así si no fuera por el hecho
que atribuyo esa actitud irracional por parte de los padres a la Neshamá que
poseen, a pesar de todo. La Neshamá no los deja aceptar con brazos cruzados
el pasar esa "línea roja" que corta la cadena en forma tajante aunque ellos
mismos no sepan explicar por qué les molesta tanto.
¿Qué pasa con la Conversión?
Una de las "soluciones" que la gente propone para solucionar el dilema del
matrimonio mixto es "convertir" al cónyuge no judío en judío.
¿Es una solución válida?
Encontramos que el judaísmo reconoce la posibilidad de convertirse en judío.
El proceso de "Guiur" (Conversión) es muy simple. Consiste en tres pasos: 1)
Circuncisión (en el caso de un hombre); 2) Sumersión en una Mikve (baño
ritual); 3) Aceptar el cumplimiento de la Tora en su totalidad. Dichos pasos
tienen que realizarse ante un tribunal rabínico válido. (Un tribunal
rabínico válido quiere decir tres rabinos que aceptan la Torra como la
palabra Divina y cumplen con sus preceptos en su vida personal.)
El judaísmo no es proselitista, ya que entiende que no hace falta ser judío
para merecer la gracia de D-os y el Mundo Venidero. Para un gentil, hace
falta cumplir con el código de leyes conocido como las "Siete Leyes de los
Hijos de Noé" para merecer el lugar máximo en el Mundo Venidero. En el caso
que un no judío desea - con sinceridad - convertirse en judío y asumir una
vida de acuerdo a las normas delineadas en la Torra, lo aceptamos con los
brazos abiertos.
Es evidente. Que en el caso que uno quiere convertirse al judaísmo para
poder casarse con un/a judío/a, es poco probable que su "conversión" sea
sincera.
Me viene al recuerdo una anécdota de un chico judío que decidió casarse con
una chica no judía. Los padres del chico insistieron que la chica vaya a
estudiar algo de judaísmo antes de aceptarla como nuera. La chica se fue a
una institución religiosa para estudiar los fundamentos del judaísmo. Por
mas que el motivo inicial para ir a estudiar fue simplemente para aplacar a
los suegros, en el transcurso de sus estudios descubrió un mundo nuevo que
la atrajo de verdad y se dedicó a los estudios con un interés genuino.
Pasaron los meses y el chico la llamó para saber cuando se iban a casar.
"¿Cómo?, preguntó la chica. "¿Piensas que me interesa casarme con un chico
que estaba dispuesto a casarse con una chica no judía?.
Hay quienes argumentan que si no aceptamos dichas "conversiones" o parejas
"mixtas", terminaremos alejando a los jóvenes judíos quienes contraen
"matrimonio" con parejas no judías o convertidas "cosméticamente". En
cambio, si los aceptamos, estamos "ganando almas" para el pueblo judío.
En primer lugar, el judaísmo no es un negocio y menos cuando esté basado en
mentiras y engaños. El judaísmo se basa en tratar de cumplir al máximo de
nuestra capacidad con las exigencias de la Torra. No hay que estar mas
preocupados por el futuro del pueblo judío de lo que D-os mismo lo está.
D-os también conoce dicho argumento y sus "beneficios" para el futuro de
dichos individuos y para el pueblo judío. No obstante, dice claramente la
Tora (Deut.7: 7), que no tiene preferencia por el pueblo judío debido a su
superioridad en cantidad ni en poder, sino por su cualidad de la humildad y
por el pacto que ha hecho con nuestro patriarca Abraham. El pueblo judío ha
sobrevivido a todos sus opresores no gracias a su viveza, dinero o poder
político, sino gracias a su sinceridad, autenticidad y auto sacrificio para
preservar dicha pureza y autenticidad.
Además: por más que quisiéramos y por más que nos parezca conveniente
aceptar dichas "conversiones", no está en nuestras manos negar o cambiar los
hechos. No está en nuestras manos hacer ese "favor", de la misma manera que
no está en nuestras manos hacer el favor a unos padres quienes querían un
hijo y les nació una hija. Podemos hacerle a la niña cambios cosméticos,
pero no deja de ser otra cosa que una mutilación engañosa y cruel.
Es interesante notar la expresión que el Talmud (Ievamot 48b) utiliza al
hablar de "conversos" (auténticos): "Guer shenitgaier kekatan shenolad dami".
Quiere decir: Un converso que se convirtió está considerado como un bebé
recién nacido.
Cuando el Talmud habla de un esclavo que se liberó, no dice un "liberado"
que se liberó, sino un esclavo que se liberó. ¿Por qué, entonces, al hablar
de un converso no se dice un gentil que se convirtió, sino un converso que
se convirtió? También, ¿por qué se compara al converso con un niño recién
nacido?.
Nuestros sabios lo explican de la siguiente manera:
Un converso auténtico es una persona que, aunque haya nacido del vientre de
una no judía, nació con una Neshamá, un alma judía. Es esa Neshamá la que le
empuja a "convertirse". O sea, en cierta manera, podemos decir que nació
(destinado o con una predisposición a convertirse en) "converso". Por ese
motivo es que se le compara con un "bebé recién nacido". Un bebé recién
nacido, hace nueve meses que existe. La diferencia entre el momento antes de
nacer y después de nacer es que antes de nacer no es un ser independiente.
Del mismo modo, un "converso" antes de pasar por el proceso de conversión se
considera como un judío en estado embriónico y no tiene las
responsabilidades de un judío. Una vez que se convierte, se transforma en un
judío pleno. Pero, como señalamos antes, para que dicha transformación
ocurra, hace falta pasar por el proceso de conversión auténtico y no por los
procesos "cosméticos" que abundan y se hacen pasar por opciones mas
"abiertas".
Hay quienes preguntan: ¿Por qué hace falta que el converso sea mas
practicante que la mayoría de los judíos, quienes no lo practican plenamente
y no se consideran "religiosos" y aún así no pierden su condición de
judíos?. En otras palabras: si el judío no-practicante está considerado
judío, ¿por qué no se considera como judío a una persona que se haya
"convertido" por medio de una "conversión" que no concuerda con la Halajá?
La respuesta es muy sencilla. Un judío de nacimiento es judío a pesar de
todo lo que piense, hable o haga. La misma Torra que determina este hecho,
dice también que uno que quiere convertirse en judío debe - antes que nada -
aceptar cumplir con la Torra en su totalidad para que sea aceptado como tal.
Si uno dice que está dispuesto a aceptar 612 de los 613 preceptos, pero que
hay uno solo que no le gusta, se le dice "¿Quién te obliga a convertirte en
judío? ¡"Es preferible que no te conviertas" y que sigas cumpliendo con tu
misión en la vida como no judío, a que te conviertas en judío y caigas en
infracción!.
En realidad, es un criterio muy entendible. Si uno nació en el Uruguay, por
ejemplo, la ley uruguaya lo considera como uruguayo, haga lo que haga. En
cambio, si uno quiere adquirir la ciudadanía uruguaya, pero dice que no está
dispuesto a reconocer como válida alguna cláusula de la constitución
uruguaya ¿lo aceptarán?. Claro que no. Si no le gusta la constitución
uruguaya, pues que busque su ciudadanía en otro país con cuya constitución
esté de acuerdo... Uno que no quiere reconocer a la constitución uruguaya en
su totalidad puede ser aceptado como residente extranjero pero no como
ciudadano legal. El ciudadano naturalizado debe aceptar la constitución del
país como autoridad máxima para que se le otorgue la ciudadanía. ¿Acaso
quieren sugerir que sea mas fácil convertirse en judío que asumir una
ciudadanía? ¿Acaso las leyes Divinas son mas negociables que las leyes
humanas?.
El Verdadero Problema
El matrimonio mixto es un síntoma de un problema mucho más importante: la
falta de educación judía adecuada.
¿Qué tipo de educación judía estamos dando a nuestros hijos? ¿Les estamos
dando realmente las experiencias y herramientas para que puedan entender y
valorar por qué y para qué son judíos?
También: ¿Qué pasa con nuestra propia educación judía? ¿Cuánto tiempo
dedicamos nosotros, los padres, a nuestro propio desarrollo espiritual
personal? ¿Cuál es la autoridad máxima en nuestra propia vida personal?. Si
yo hago solamente lo que me gusta o me conviene y no reconozco la obligación
de acatar a una autoridad superior ¿cómo puedo pretender que mi hijo no haga
lo mismo? Claro que me va a decir: "¡Papá! ¡Tu haces lo que quieres, déjame
hacer lo que yo quiero!" . Si el padre no reconoce ninguna autoridad moral,
¿por qué pretende que el hijo le haga caso? ¿Sólo por el hecho que lo
engendró?
La prioridad máxima hoy en día debe ser la educación judía. No podemos
conformarnos con el mínimo que reciben en las escuelas y liceos. Debemos
exigir el máximo. ¿Acaso mandaríamos a nuestros hijos a un liceo en el cual
al salir no sepan calcular el área de un círculo? ¿O que no sepan quién fue
Napoleón? ¿ Por qué nos conformamos con un sistema educativo del cual salen
sin saber leer ni entender ni una página de la Biblia o del Talmud en su
texto original o sin saber quiénes fueron y qué dijeron Rabi Akiva, Abaye,
Rava, Rashi, Rambam y Rabi Iehuda Halevi?
Me acuerdo de una anécdota que escuché del Prof. Manuel Tenenbaum sobre la
educación del Rabino Adin Even-Israel (Steinzaltz). Su padre fue un
socialista ardiente y cuando el pequeño Adin cumplió cinco años lo enroló en
un Jéder. Los amigos del padre no lo podían creer. "¿Cómo vas a mandar a tu
hijo a un Jeder? ¡Va a salir retrógrado!. ¡Va a salir extremista y
oscurantista!" dijeron. Contestó el padre del pequeño Adin: " entre mis
ancestros hubo de todo. Hubo filósofos, escritores, médicos, sastres,
carniceros y zapateros. Una cosa nunca hubo en mi familia: ignorantes. Yo a
mi hijo le tengo que dar los elementos para que, haga lo que haga en su
vida, no lo haga por ignorancia..."
*El autor del artículo agradece profundamente al Dr.
Jacobo Hazan por su ayuda en pulir la semántica y articulación de este
trabajo.
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