Shalom.
Gracias por participar.
"El espíritu del Señor Elokim está sobre
mí, porque me ha ungido el Eterno. Me ha enviado para anunciar buenas
nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de corazón, para
proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la
cárcel, para proclamar el año de la buena voluntad del Eterno y el día de
la venganza de nuestro Elokim, para consolar a todos los que están de
duelo, para proveer a favor de los que están de duelo por Tzión [Sion]..."
(Ieshaiá / Isaías 61:1-3)
(Note que es "espíritu" en minúsculas, ya
que no hay motivo ni razón para que sea en mayúsculas).
En Israel se ungían a dos personas:
-
Al sumo sacerdote (cuando asumía su cargo,
ejemplo Shemot / Éxodo 29:29); y
-
Al rey de los judíos (cuando el Sanedrín y
el profeta procedían a coronarlo y su título estaba en disputa o duda,
ejemplo 1 Shemuel / I Samuel 9:16, o 1 Melajim / I Reyes 1:39).
Como ya hemos enseñado en numerosas ocasiones,
ungir es echar aceite especial sobre la testa del elegido, y que el óleo
descienda por el rostro, barbas y hasta las ropas.
Es un acto simbólico que para nada otorga condiciones supernaturales al
ungido, o lo dota de "espíritus" especiales, pues, ¿qué de trascendencia o
santidad pueden emanar de unas gotas de óleo?
La santidad proviene de Dios.
Y la trascendencia personal surge como resultado de actuar acorde a los
mandamientos y a la Torá.
Es el Eterno el que, luego del ritual pleno de simbolismo y sentido, tal
vez, brinda al ungido cualidades y características que lo distinguirán como
notable (vea 1 Shemuel / I Samuel 16:13, y 1 Melajim / I
Reyes 3:12), y que le servirán para cumplir la importante tarea para
la cual fue impuesto.
Y en ocasiones, es el ungido el que merced a su propio esfuerzo y dedicación
alcanza niveles altísimos de gestión edificante (incluso inigualado por
algún espiritualizado por Dios), tal como está consignado: "Jizkiá
[Ezequías] puso su esperanza en el Eterno Elokim de Israel. Ni antes ni
después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Yehudá [Judá],
porque fue fiel al Eterno y no se apartó de Él, sino que guardó los
mandamientos que el Eterno había mandado a Moshé [Moisés]. El Eterno estaba
con él, y tuvo éxito en todas las cosas que emprendió..." (2 Melajim /
II Reyes 18:5-7).
Ahora bien, ¿de quién habla el profeta Ieshaiá
en el versículo que a usted aqueja?
Ieshaiá/Isaías está hablando de sí mismo, él es el sujeto de ese pasaje
profético.
Y, ¿de qué está hablando?
Veámoslo brevemente.
El espíritu del Señor Elokim está sobre mí: es algo evidente que si es
un profeta en el ejercicio de su función como tal, es el deseo de acatar al
Eterno lo que le impulsa a actuar como lo hace. Así pues, "el espíritu de
Elokim sobre él", significa que está haciendo estrictamente lo que Dios le
ha ordenado.
...porque me ha ungido el Eterno: es
una forma del lenguaje, y no una afirmación histórica. Como explicamos más
arriba, los reyes de Israel eran ungidos para su cargo de conducción; por lo
cual, cuando una persona está encargada de una misión importante y de
repercusión para los judíos (tal como la de su rey), puede ser llamado como
"ungido", sin serlo en los hechos. Tenemos un ejemplo en "Así ha dicho el
Eterno, a su ungido, a Ciro..." (Ieshaiá / Isaías 45:1). ¿Acaso sobre la
cabeza del persa cayó el aceite de unción israelita? Por lo que el Tanaj nos
relata, la respuesta es que no (opiniones en TB Meguiá 12a),
pero parte de su obra tuvo singular importancia positiva para la nación de
Israel.
En el caso de este versículo, el profeta se compara a un rey, pues lo que
declara que es su misión (que trascribimos arriba: anunciar, proclamar,
consolar), es de fenomenal relevancia para el pueblo judío. ¿Acaso para
el (individuo y el pueblo) que ha sufrido las pérdidas más tremendas, y la
lágrima desesperada es su compañera diaria, hay algo más valioso que la
esperanza en la Misericordia divina? Es esta luz de esperanza lo único que
le alienta para continuar con vida...
Ieshaiá es el que trae la "buena nueva" (Ieshaiá /
Isaías 52:7), la de un futuro mejor, de paz, confianza y
tranquilidad; la de un rey judío ungido para servir a su pueblo desde su
trono real en la Ierushalaim/Jerusalén reconstruida, según las enseñanzas de
la Torá, y cumpliendo fielmente los mandamientos de la Torá y los rabínicos.
En resumen, ¿era Ieshaiá un ungido con óleo?
La respuesta es: no.
¿Puede Ieshaiá ser llamado mashiaj -ungido-?
La respuesta es: depende. Puede serlo en el momento que está actuando para
beneficiar al pueblo judío en una obra de magnitud histórica; pero no en
otro momento.
Por último, supongo que queda absolutamente
claro que algo así como la "unción del Espíritu Santo" es una total
tergiversación del texto sagrado del Tanaj (el mal llamado Antiguo
Testamento), y de la relación pura que la persona debe mantener con
Dios.
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |