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Claves: Creencia, creer, fe, convicción, seguridad, emuná, bitajón, Dios, Hashem, camino, religión, espiritualidad, trascendencia, mandamiento, diálogo, hijo, padre, espíritu, santo

Pregunta: A quien corresponda;

Mi nombre es Carolina (omitido). Yo soy Judia por parte de madre y sinceramente jamas tuve mucho acercamiento con la religion.

El tema es que sinceramente yo no creo en D's aunque siento que muy en el fondo si.

Me encantaria saber si por medio del mail podria alguien intentar acercarme mas conocimientos sobre el mismo y ver si pueden ayudarme a creer.

Siento la necesidad de creer.

Desde ya muchisimas gracias...

Carolina N.
País: Argentina

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre y apellidos completos, edad, profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive. Si falta alguno de estos datos, probablemente su email no sea respondido de ningún modo.)

Shalom.
Gracias por participar.

Apreciada señora Carolina.

Permítame que primero le brinde una veloz distinción entre fe y creencia en Dios.

La fe, es la esclavitud del espíritu, y se adquiere por medio de la imposición (generalmente por parte de agentes externos: padres, maestros, clérigos, grupos de referencia, etc.), y el sometimiento a doctrinas férreas e incapaces de tolerar la crítica.
La fe es un monólogo, en la cual habla el dogma, y repite el fervoroso adoctrinado.

Por su parte,
la creencia no puede ser impuesta, ya que es fruto de la natural sed del espíritu por encontrarse con Dios a la que se suma la experiencia positiva, la cercanía con Dios, y el diálogo con Él.

Por tanto, mi apreciada buscadora, no hay atajo para gozar de los recompensas de la creencia en Dios.
Hay un camino que lleva con seguridad al buen puerto de la creencia: el de aproximarse a Él.
¿Cómo se consigue esta aproximación?
Únicamente tratando de cumplir lo mejor que pueda con los mandamientos que Él ha dispuesto para Sus hijos (los judíos tenemos 613, los gentiles 7).
A mayor esfuerzo por cumplir con los preceptos, mayor cercanía con Dios. Pues, Dios no es un cuerpo al cual uno se pueda acercar en distancia material; pero sí es posible allegarnos en distancia espiritual.
¿Cuál es la menor distancia espiritual posible de alcanzar?
Aquella en la cual las conductas son compatibles, afines, armoniosas.
Si Dios nos enseñó reiteradamente en Su Torá que lo que Él espera de nosotros es que nos comportemos tal como los preceptos indican, ¿acaso habrá otra conducta humana que sea más afín, agradable o armoniosa con Dios?

Por tanto, señora Carolina, aunque conscientemente diga que no cree en Dios, le sugiero que haga el esfuerzo de tratar de cumplir Sus preceptos.
No todos de una vez.
No todos.
No porque yo (o el rabino, su madre, el vecino, alguien) se lo digo.
Sino que trate de cumplir con aquellos que en principio estén más cercanos a su persona (por ejemplo: respetar a los padres, ayudar al necesitado, alimentar al pobre, amar al prójimo, estudiar Torá, conducta recatada y pudorosa, agradecer a Dios por lo que recibe a diario, etc.)
Quizás en un principio no le encontrará sentido a esa actividad de religiosos, cumpla igual, pero no se prohíba de analizar lo que está haciendo, de pedir explicaciones, de indagar, incluso de rechazar si considera que es una injusticia.
Quizás le resultará un ejercicio extraño a lo que es su vida cotidiana, pero, que eso no se haga la excusa para cejar en el intento.
Quizás en un par de días no llegará al satori de sentirse indudablemente ante la divina Presencia.
Pero, créame, que de a poco dejará de darle prioridad a la necesidad de creer en Dios, y percibirá una satisfacción en su vida que hasta ahora difícilmente haya sentido.

Cuando así acontezca, habrá llegado a la meta que usted plantea en su misiva.

Apreciada, quedo a sus órdenes para lo que le pueda aclarar y enseñar.

Jag Sameaj.

Si mi modesto trabajo aquí presentado le ha sido de bendición, no olvide que este sitio y su autor se mantienen gracias a Dios, que en parte canaliza Su bondad a través de la colaboración económica de los lectores.
No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso para ser parte de la Obra del Eterno.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

comentario@serjudio.com?subject=Rap2039

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