La tercera columna

El pueblo judío ha debido padecer, soportar y enfrentar dos estrategias de enemigos externos que buscaban su aniquilación.

Una era la del ataque físico, queriendo así acabar con la estirpe de los patriarcas.
El ejemplo clásico es el programa de exterminio ideado por el perverso Amán, el cual se encuentra narrado en la Meguilat Ester (en el TANAJ).
Por haber vencido en aquella ocasión es que celebramos el 14 (y 15) de Adar la festividad de Purim.

La otra no agredía directamente el cuerpo ni pretendía la desaparición de la simiente judía del mundo, solamente acabar con la esencia judía, por tanto se atacaba la espiritualidad.
El ejemplo habitual de esto es lo realizado por el conquistador seléucida (greco-sirio) cuando impuso la cultura helenista en Judea en tanto negaba hasta el extremo toda manifestación del estilo de vida judío.
Costo pero finalmente los derrotamos, permitiendo que retornara la libertad espiritual para los judíos, lo cual quedó plasmado en los libros apócrifos de los macabeos y festejamos en Januca.

Pero, existe una tercera maniobra que pretende llevar a la desaparición de los judíos y/o judaísmo, pero ésta proviene desde dentro, o al menos su base está en elementos judíos.
La parashá de la semana, Koraj, trae un modelo claro, que luego fue replicado en numerosas oportunidades y lo sigue siendo.
No relataré la historia, porque ya la conté varias veces, por ejemplo haciendo clic aquí podrás leer una de ellas.
Koraj se rodeó de algunos patanes, así como de otros socios con aspiraciones innobles pero con supuestas buenas intenciones.
Alborotaron a algunas secciones del pueblo, ya de por sí dubitativo, temeroso, desconfiado, descontento, peleador, terco, quejoso, dependiente.
Provocaron un levantamiento que pretendía derrocar el orden que había impuesto el Eterno para el campamento de Israel en el desierto.
Quizás tuvieran alguna razón, tal vez sus reclamos pudieran haber sido contemplados de otra manera, pero el hecho es que sus modos y estilo claramente no tendían al diálogo sino a la confrontación.
Es decir, no estaban para hacer política en el buen sentido de la palabra, sino politiquería y con ello recaudar los beneficios egoístas que ansiaban.
Por tanto, estaban para reemplazar a Aarón en las cuestiones templarias y sociales, así como eventualmente a Moshé en la conducción política y espiritual de la nación.
Serían el enemigo interno que socavaría las bases para cambiar la identidad judía, llevándola a ser un reflejo de sus creencias y no de la Voluntad del Eterno.
Tal como en la historia posterior se alzaron sectas que más tarde se hicieron por completo ajenas y sumamente poderosas materialmente, que reclamaron la identidad de Israel para ellos. Cosa que siguen haciendo, por ejemplo con esos idólatras que se hacen llamar “judíos mesiánicos”, que no son judíos ni tampoco mesiánicos. Pero que se llenan con símbolos y rituales que pudieran ser judíos legítimos, pero no es más que una trampa disfrazada para usurpar la identidad sagrada de Israel y entonces eliminar a los judíos y al judaísmo.
O como hacen un grupo de revoltosos, miembros del imperialismo árabe-musulmán, que con tácticas sucias y pérfidas usurpan la tierra de santidad, la de Israel y levantan sus voces haciéndose pasar por víctimas con derechos a esa tierra que no les pertenece ni corresponde ni un centímetro cúbico de ella. Éstos siguen teniendo como meta lanzar a los judíos de Israel al mar, y acabar con el resto de los judíos del mundo. Pueden ser vistos como enemigos externos, al estilo del maldito Hitler, como el repudiado Amán, pero sin embargo a diferencia de ellos algo de estos imperialistas de la medialuna guarda un vínculo con elementos judíos. Como sea, también tratan de reemplazarnos, tal como los otros que se hacen pasar por el Israel Espiritual, éstos se hacen pasar como el Israel Territorial.

La buena noticia es que tampoco estos malvados lograrán sus cometidos.
Iom haAtzmaut es la primera de las fiestas que manifiestan nuestro éxito sobre ellos.
Así como Iom Ierushalaim lo intensifica.
Estamos a la espera de la fiesta que indique el fin de estas opresiones, aquella que sea la clara evidencia ineludible de que efectivamente estamos en la Era Mesiánica.
Pronto y en nuestros días.

Ahora, ¿qué estás haciendo tú para colaborar con la victoria de Dios a través de los hijos de Israel?

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Delallel

Compartir! primero eso ya que como usted me ha enseñado que es saludable.
Un afectuoso cariño y que sea pronto en nuestros días.
Ya entiendo que queda mucho por hacer.

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